Israel aumenta la venta de drones a Marruecos para su guerra colonial en el Sahara Occidental

Pesha Magid y Andrea Prada Bianchi, The Intercept, 1 julio 2023

Traducido del inglés por Sinfo Fernández


Pesha Magid ha informado desde Egipto, Iraq, Turquía y otros países sobre cuestiones relativas a conflictos, política, género y alimentación. Ha trabajado en Mada Masr, un sitio de noticias independiente de El Cairo, y ha publicado artículos en The Guardian, New York Review of Books, Slate, Al-Monitor y Quartz, entre otros. Actualmente reside en Estambul. Contactos: @pmagid

Andrea Prada Bianchi es un periodista afincado en Nueva York. Sus trabajos han aparecido en Foreign Policy, Al Jazeera, Atlas Obscura y varias publicaciones italianas. Contactos: @pradabianchi

Cuando Abdelahi Emhamed vio por primera vez dos drones sobre su cabeza, pensó que era algo normal. Combatiente de 24 años en el Frente Polisario, se había acostumbrado a los drones de vigilancia marroquíes y había aprendido a ignorar los avistamientos ocasionales como algo normal.

Emhamed, un joven de cansada sonrisa, se alistó en el ejército en 2020, cuando el alto el fuego de 29 años entre el Frente Polisario y Marruecos llegó a su fin de forma abrupta. El Frente lleva 50 años luchando por la nación para la población saharaui autóctona del Sáhara Occidental; Marruecos ocupó el Sáhara Occidental en 1975, y Emhamed creció con historias de una tierra perdida mientras vivía en campamentos de refugiados cerca de Tinduf, una ciudad en un inhóspito rincón desértico del suroeste de Argelia. Cuando terminó el alto el fuego, Emhamed aprovechó la oportunidad para alistarse en las fuerzas armadas.

Pasó a formar parte de una pequeña unidad de combatientes ambulantes que dormían al raso entre un puñado de espinosas acacias en medio de una incesante repetición de llanuras planas, marrones y de guijarros negros. Una mañana de noviembre de 2022, vio los drones a lo lejos en el cielo. Era un momento hermoso y tranquilo del día, y su equipo se sentó a preparar té mientras esperaban órdenes. Los saharauis preparan el té vertiéndolo muy caliente dentro y fuera de las tazas en un chorrillo experto hasta que cada vasito se llena con una gruesa capa de espuma. Cuando el tintineo de los vasos se vio interrumpido por el zumbido del dron que regresaba, ya había terminado. Emhamed echó a correr cuando el cohete alcanzó niveles ensordecedores. Estaba a pocos metros cuando la explosión le hizo caer. Cuando se levantó, la pequeña tetera de metal y los vasos habían desaparecido; sólo quedaba un agujero humeante. A su alrededor, los cuerpos estaban esparcidos. Cuatro hombres de su unidad de diez habían muerto.

En diciembre de 2020, un mes después del fin del alto el fuego entre Marruecos y el Polisario, el entonces presidente Donald Trump declaró el apoyo de Estados Unidos a la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. El reconocimiento contravenía la postura de Naciones Unidas, que considera el Sáhara Occidental un «territorio no autónomo», un eufemismo para referirse a una colonia. A cambio del apoyo estadounidense sobre el Sáhara Occidental, Marruecos se unió a los Acuerdos de Abraham, una serie de acuerdos diplomáticos negociados por Trump y su yerno, Jared Kushner, que dieron lugar a que los Emiratos Árabes Unidos, Sudán, Bahréin y Marruecos normalizaran sus relaciones con Israel. Desde entonces, Rabat ha pasado de tener lazos encubiertos con Tel Aviv a convertirse en su aliado abierto, e Israel ha vendido al menos 150 drones a Marruecos.

Un grupo de niños corean consignas independentistas en un desfile militar por el 50 aniversario del Frente Polisario en el campo de refugiados de Awserd, Argelia, el 20 de mayo de 2023. (Foto: Pesha Magid, Andrea Prada Bianchi)

La proliferación de drones en Marruecos convierte en completamente asimétrica una guerra ya de por sí desigual entre Marruecos y el Polisario. El Polisario lucha con morteros, se desplaza en Toyotas reutilizados de color marrón arena y viejos Land Rovers, y confía en las tácticas de guerrilla tradicionales para intentar fundirse con el desierto. Mientras tanto, Marruecos ha comprado aviones no tripulados a Israel, Turquía y China, lo que les permite llevar a cabo ataques en lo más profundo del territorio saharaui. Los drones chinos y, sobre todo, los turcos parecen estar llevando a cabo la mayoría de los ataques, pero los israelíes son más sofisticados en lo que se refiere a tecnología de vigilancia.

«El pueblo saharaui siente que cada día nos parecemos más a los palestinos», declaró Mohamed Sidati, ministro de Asuntos Exteriores de la República Árabe Saharaui Democrática, nombre que los saharauis han dado a su Estado. Se calcula que Marruecos controla el 80% del Sáhara Occidental, incluidas las zonas ricas en fosfatos y otros recursos valiosos. Para controlar ese territorio, Marruecos construyó un muro de arena de 2.700 km, conocido como berma, que serpentea por el Sáhara Occidental y divide el territorio en dos. En el lado de la berma controlado por Marruecos, en lo que los saharauis llaman los «territorios ocupados», los saharauis viven bajo vigilancia y se enfrentan a acoso, detención y tortura si presionan a favor de la independencia, según organizaciones de derechos humanos. En el lado del muro controlado por el Polisario, la comunidad internacional ha ignorado en gran medida a los saharauis, mientras que los Acuerdos de Abraham han permitido a Marruecos intensificar sus ataques con la ayuda de lo último en tecnología de drones, recién llegada de Israel.

Drones Heron

Mientras que la compra de drones israelíes por parte de Marruecos se viene denunciando desde 2014, su uso en el Sáhara Occidental está menos documentado. Un periodista local compartió fotos con The Intercept que habían circulado en las redes sociales y muestran un dron israelí Heron en el aeropuerto de Dajla, una ciudad en el lado controlado por Marruecos del Sáhara Occidental; las fotos fueron fechadas a finales de 2020 y principios de 2021. Los detalles del hangar de las fotos coinciden con imágenes del aeropuerto de Dajla. Además, imágenes de satélites comerciales muestran lo que se parece mucho a un dron Heron fuera del hangar en octubre de 2021.

Israel vendió por primera vez tres drones Heron a Marruecos en un único acuerdo con mediación francesa seis años antes del acercamiento oficial entre ambos Estados. Pero tras los Acuerdos de Abraham, los acuerdos militares se intensificaron. En noviembre de 2021, el entonces ministro de Defensa israelí, Benny Gantz, visitó Rabat para firmar el primer memorando de entendimiento en materia de defensa entre ambos países. Días después, Haaretz informaba de la venta a Marruecos de drones Harop explosivos por valor de 22 millones de dólares. En septiembre de 2022, Marruecos compró otros 150 drones israelíes.

Federico Borsari, investigador especializado en tecnologías no tripuladas del Centro de Análisis de Políticas Europeas, afirmó que Marruecos posee o ha comprado 150 aviones no tripulados de despegue y aterrizaje vertical WanderB y ThunderB producidos por BlueBird Aero Systems, tres Heron TP y municiones de merodeo Harop producidos por Israel Aerospace Industries (retirados del servicio por Francia y transferidos a Marruecos), y cuatro Hermes 900 producidos por Elbit Systems. Borsari utilizó información de dominio público para realizar esta evaluación. Marruecos también posee drones turcos Bayraktar TB2 y drones chinos Wing Loong, ambos utilizados en combate.

Una imagen de satélite del 20 de octubre de 2021 muestra lo que parece ser un dron Heron en el aeropuerto de Dajla, en el Sáhara Occidental controlado por Marruecos. (Foto: Maxar Technologies vía Google Earth)

No está claro si los drones israelíes que aparentemente se están utilizando en el Sáhara Occidental sólo proporcionan vigilancia y reconocimiento de objetivos, o si también atacan directamente objetivos. Sidi Owgal, un alto cargo militar del Polisario que actualmente es el jefe de la seguridad presidencial, dijo a The Intercept que los drones israelíes hacen ambas cosas. Abwa Ali, un comandante del Polisario que dirige regularmente ataques contra bases marroquíes a lo largo de la berma, dijo que había visto personalmente fragmentos de misiles con letras en hebreo. Parte del arsenal israelí de aviones no tripulados de Marruecos podría utilizarse como aviones no tripulados de ataque: El Heron TP y el Hermes 900 pueden utilizarse tanto para vigilancia como para ataques, mientras que el Harop sólo sirve para ataques. «Los Harop son lo que llamamos ‘municiones de merodeo’; son caros y sólo pueden golpear una vez porque se destruyen en el momento del impacto», explica Borsari. «Lo más probable es que se utilicen contra objetivos de alto valor».

Aunque no está claro si los drones israelíes se utilizan para lanzar misiles, Marruecos ha adquirido drones de otros países que parecen destinarse a ese fin. Por ejemplo, Turquía vendió 13 drones de ataque Bayraktar TB2 a Marruecos en 2021. En los campamentos de refugiados saharauis en Argelia, The Intercept examinó restos de misiles que indican que los TB2 se están utilizando para atacar objetivos en el Sáhara Occidental. Algunos fragmentos llevan la etiqueta «MAM-L», mientras que una pieza tenía escrita la palabra «Roketsan». «MAM-L» es el nombre de una bomba guiada por láser fabricada por el contratista del Ministerio de Defensa turco Roketsan, y la bomba se lanza normalmente desde el TB2 Bayraktar. «Los sensores de los drones israelíes son muy sofisticados», dijo Borsari. «Es posible que Marruecos utilice drones israelíes para el reconocimiento de objetivos seguido de un ataque con otros drones, como los turcos». Añadió que «en general, las prestaciones de los sensores turcos y chinos son actualmente inexistentes o inferiores».

Owgal y Sidati, ministro de Asuntos Exteriores, afirman que asesores israelíes se encuentran sobre el terreno en el lado marroquí de la berma asesorando a las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos sobre el uso de la tecnología de aviones no tripulados. «Están allí… no lejos de la berma», dijo Sidati, aunque se negó a compartir ninguna prueba, diciendo que era secreta. Borsari cree que «no sólo es posible sino muy probable que Israel enviara asesores sobre el terreno a Marruecos para formar a las Fuerzas Armadas Reales en el uso de drones.» Los medios de comunicación marroquíes han afirmado también que Rabat planea fabricar aviones no tripulados «kamikaze» en colaboración con Tel Aviv, y la empresa israelí Elbit Systems anunció recientemente la apertura de las dos fábricas en Marruecos para producir «sistemas de defensa”.

Funcionarios del Ministerio de Defensa y de las Fuerzas de Defensa de Israel se negaron a comentar ninguno de estos alegatos.

Gaici Nah, director de operaciones de la Coordinación Saharaui de Acción contra las Minas, vinculada al Polisario, afirma que entre 80 y 100 civiles han resultado muertos y heridos desde el final del alto el fuego en 2020, pero no precisó cuántos de cada. Nah afirma haber documentado más de 60 ataques de drones utilizando una combinación de declaraciones de testigos, informes de noticias y declaraciones de militares del Polisario. (Ningún funcionario del Polisario quiso hacer comentarios a The Intercept sobre el número de bajas militares). No sólo se ha atacado a ciudadanos saharauis.

En noviembre de 2021, Argelia afirmó que Marruecos había utilizado «armamento sofisticado» para atacar a tres camioneros argelinos que, al parecer, atravesaban el Sáhara Occidental controlado por el Polisario. En 2022, dos ciudadanos mauritanos murieron al parecer por ataques de aviones no tripulados marroquíes. Sidati también denunció que hubo muchas víctimas civiles. «Los marroquíes siguen una política de tierra quemada», afirmó.

La Misión de la ONU para el Referéndum del Sáhara Occidental -o MINURSO, misión de mantenimiento de la paz establecida al inicio del alto el fuego para vigilar el conflicto y llevar a cabo un referéndum de independencia (que nunca se celebró)- declaró en su informe más reciente, de octubre de 2022, que sólo pudo confirmar de forma independiente víctimas en un ataque con drones y observó restos humanos en otros cuatro lugares. Además, documentaron 18 ataques con drones y confirmaron ataques aéreos en ocho casos. Sin embargo, los funcionarios de la ONU dijeron que tienen un acceso limitado al terreno. «Debido a las operaciones militares y a las restricciones en el lado este de la berma, las patrullas no dan cuenta de todos los incidentes», declaró Yusef Jedian, jefe de la Oficina de Enlace de la MINURSO en Tinduf.

Al informar sobre los campamentos de refugiados saharauis en Argelia, The Intercept habló con un testigo de un ataque contra civiles. Abd Jalil, criador de cabras y camellos, huyó de su casa en noviembre de 2021 porque la guerra con Marruecos hacía demasiado peligroso vivir en el Sáhara Occidental controlado por el Polisario. Cerca de la frontera con Mauritania, vio a su vecino, Salih Mohamed Lamis, de 29 años, otro comerciante de cabras que también había huido de su ciudad cuando la guerra se calentó. Lamis le llevaba unos 6 km de ventaja, conduciendo un Land Rover que transportaba suministros de agua. Cuando se acercaban a la frontera, hacia las 11 de la mañana, oyó una explosión amortiguada. Al principio, no se dio cuenta de que se trataba de un ataque con drones, pero por la noche, otras personas recuperaron el cadáver de Lamis y se lo llevaron a Jalil. La cara de Lamis estaba tan destrozada que parecía carne picada; su cuerpo estaba completamente quemado; y cuando Jalil intentó moverlo, su piel se le pegó a su propia mano. Desde el ataque, Jalil teme volver a oír el sonido de un avión teledirigido. Se pone nervioso cuando está al aire libre, pensando que podrían atacarle en cualquier momento. «No puedes esconderte del cielo», afirma.

En un comentario a la MINURSO, Marruecos negó haber atacado a civiles en el Sáhara Occidental, al tiempo que afirmó que ningún civil debería vivir allí. «No hay ninguna razón que justifique la presencia de civiles o de nacionales argelinos, o de otras nacionalidades, en esta zona», escribió el representante permanente de Marruecos ante las Naciones Unidas a la MINURSO en noviembre de 2021. Este tipo de declaración es poco frecuente, ya que Marruecos no suele reconocer públicamente la guerra. Durante la visita de The Intercept a los campamentos saharauis a finales de mayo, se difundió la noticia de un nuevo ataque con drones contra soldados del Polisario; al parecer, murieron seis.

«Marruecos dice que no hay guerra», dijo un funcionario de la ONU a The Intercept, pidiendo que no se utilizara su nombre debido a lo delicado del asunto. «Pero entonces, ¿por qué tienen drones atacando al otro lado de la berma? Dicen que no tienen una guerra. ¿Así es como están disfrutando de la paz?».

Anfitrión de Camp David

Los contactos entre Marruecos e Israel siempre han sido bastante amistosos en comparación con la relación media entre Israel y el mundo árabe. Las comunidades judías han estado históricamente presentes (y bien aceptadas) en las ciudades marroquíes. El pasado diciembre, el presidente israelí Isaac Herzog escribió una carta al rey Mohammed VI de Marruecos para agradecerle el refugio que el reino dio a los judíos durante el Holocausto. Tras la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los judíos marroquíes emigraron a Israel, pero los lazos siguieron siendo fuertes.

Marruecos acogió algunas de las conversaciones secretas entre Israel y Egipto que desembocarían en los Acuerdos de Camp David en 1978, y el rey Hassan II fue un firme defensor de la distensión entre Tel Aviv y El Cairo. Israel y Marruecos establecieron relaciones diplomáticas de bajo nivel en 1994, cuando Tel Aviv abrió una oficina de enlace en Rabat. La oficina cerró tras la Segunda Intifada en 2000, pero las relaciones informales nunca cesaron. En 2021 se reabrió la oficina de representación israelí en Rabat.

Los Acuerdos de Abraham abrieron el camino a las relaciones oficiales, y parece que Marruecos e Israel sólo estaban esperando una oportunidad para empezar a hacer negocios juntos. Desde 2020, los dos países han puesto en marcha una larga serie de acuerdos económicos y militares que van más allá de la venta de drones. Por primera vez, tropas israelíes de la unidad de élite Golani participaron en León África, un simulacro militar conjunto de 18 países en Marruecos, que finalizó el 18 de junio. En 2021 y 2022, respectivamente, Gantz, el entonces ministro de Defensa de Israel, y el entonces jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel, Aviv Kochavi, visitaron Marruecos y firmaron varios acuerdos militares, incluido un contrato de 500 millones de dólares para la entrega del sistema de defensa antimisiles Barak MX a Rabat. A principios de este año, una de las filtraciones de Discord del Pentágono supuestamente reveló que estaba previsto que el sistema llegara a Marruecos a mediados de 2023. Al parecer, Marruecos también está en negociaciones avanzadas para recibir tanques israelíes Merkava. Rabat y Tel Aviv también están cooperando a nivel de inteligencia. Se ha señalado a Marruecos a amplios niveles (y acusado por otros países) como uno de los usuarios más ávidos del programa espía Pegasus desarrollado por el grupo israelí NSO.

Mientras tanto, la cooperación económica está en auge. Según datos de la ONU analizados por The Intercept, en 2019, antes de Abraham, el comercio entre Israel y Marruecos fue de 70,7 millones de dólares. En 2022, la cifra alcanzó los 178,7 millones de dólares, y Tel Aviv ha declarado que su objetivo son los 500 millones. De 2019 a 2022, las exportaciones de Israel a Marruecos se multiplicaron por diez, pasando de 3,8 a 38,5 millones de dólares. El Sáhara Occidental juega un papel importante en la historia de amor entre los dos países. En 2021 y 2022, dos empresas israelíes, Ratio Petroleum y NewMed Energy, obtuvieron de Marruecos los derechos para investigar y potencialmente explotar dos bloques offshore separados en el Océano Atlántico, justo frente a la costa del Sáhara Occidental. Las noticias locales marroquíes también anunciaron que el grupo israelí Selina abriría pronto un hotel en Dajla. Para Marruecos, las inversiones extranjeras en lo que considera su «provincia del sur» significan un reconocimiento externo de sus reivindicaciones sobre el territorio.

A las empresas israelíes, como a otros actores extranjeros, no parece preocuparlas la legalidad internacional a la hora de invertir en el Sáhara Occidental. Un dictamen jurídico de la ONU de 2002 consideró ilegal la exploración y explotación de recursos minerales en un «territorio no autónomo» como el Sáhara Occidental sin la autorización del pueblo de ese territorio. En tres sentencias posteriores, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha condenado, de diversas formas, el comercio en el Sáhara Occidental sin el consentimiento del pueblo saharaui. A finales de 2022, Western Sahara Resource Watch (WSRW), un grupo de presión que vigila la explotación de recursos en el Sáhara Occidental controlado por Marruecos, preguntó a NewMed Energy sobre la legitimidad del acuerdo. La empresa respondió que «todas nuestras acciones en el pasado y en el presente se hacen de acuerdo con y están sujetas al derecho internacional y al derecho israelí y a las leyes vigentes.» Cuando WSRW preguntó tres veces «las leyes de qué país» son aplicables al Sáhara Occidental, NewMed Energy dejó de responder.

En marzo del año pasado, WSRWinformó del primer envío de roca fosfórica del Sáhara Occidental a Israel. Erik Hagen, miembro de la junta directiva de WSRW, dijo a The Intercept que el cargamento era muy pequeño, y es el único que han observado hacia Israel. OCP, la empresa marroquí que extrae y exporta roca fosfórica en Marruecos y el Sáhara Occidental, no ha respondido a una solicitud de comentarios sobre el episodio.

Los ataques con drones de Marruecos no parecen haber restado energía a la larga guerra del Polisario; en todo caso, están echando más leña al fuego. Emhamed, el superviviente del ataque con drones, tuvo que recibir tratamiento por una herida de metralla, pero ya ha regresado a los campamentos para participar en un desfile militar con motivo del 50 aniversario del Polisario. Sigue atormentado por las personas que perdió en el ataque. Un hombre tranquilo que viste su uniforme militar incluso cuando está en el campo, Emhamed parece siempre agotado. Se queda despierto hasta tarde por la noche y fuma en cadena L&M rojos. Unas horas después de trazar líneas en la arena frente a su casa para mostrar a The Intercept dónde el ataque dispersó los cuerpos de su unidad, dio una calada a un cigarrillo. «Nadie puede entender el frente a menos que lo haya visto con sus ojos», dijo. A pesar de los drones, planea volver a la primera línea, atacando a los marroquíes al otro lado de la berma.

Foto de portada:  Los saharauis asisten al desfile militar por el L Aniversario del Frente Polisario en el campamento de refugiados de Awserd, Argelia, el 20 de mayo de 2023 (Pesha Magid, Andrea Prada Bianchi).

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