La hipocresía de Occidente ante la evasión de Gaza es vomitiva

Jonathan Cook, Middle East Eye, 8 octubre 2023

Traducido del inglés por Sinfo Fernández


Jonathan Cook es autor de tres libros sobre el conflicto palestino-israelí. Ha ganado el Premio Especial de Periodismo Martha Gellhorn. Su sitio web y blog: http://www.jonathan-cook.net

La actual efusión de simpatías hacia Israel podría hacer desfallecer a cualquiera con un poco de corazón.

No porque no sea terrible que civiles israelíes estén muriendo y sufriendo en tan gran número. Sino porque los civiles palestinos de Gaza se han enfrentado a repetidos ataques de Israel década tras década que han producido mucho más sufrimiento, pero nunca han suscitado ni una fracción de la preocupación que expresan actualmente los políticos o el público occidentales.

La hipocresía de Occidente ante los combatientes palestinos que matan y hieren a cientos de israelíes y retienen como rehenes a docenas más en las comunidades que rodean y se encuentran dentro de la asediada Gaza es realmente cruel.

Es la primera vez que los palestinos, enjaulados en el enclave costero, consiguen infligir a Israel un golpe significativo vagamente comparable al salvajismo al que los palestinos de Gaza se han enfrentado repetidamente desde que fueron encerrados en una jaula hace más de 15 años, cuando Israel comenzó su bloqueo por tierra, mar y aire en 2007.

Los medios de comunicación occidentales califican la fuga y el ataque de los palestinos de Gaza de «sin precedentes» y del mayor fallo de inteligencia de Israel desde que fue sorprendido con la guardia baja durante la Guerra de Yom Kippur, hace exactamente 50 años.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha acusado a Hamás, que nominalmente dirige la prisión al aire libre de Gaza, de iniciar «una guerra cruel y malvada». Pero lo cierto es que los palestinos no han «empezado» nada. Han conseguido, después de tanta lucha, encontrar la manera de herir a su verdugo.

Inevitablemente para los palestinos, como también observó Netanyahu, «el precio será alto», especialmente para los civiles. Israel infligirá a los prisioneros el castigo más severo por su descaro.

Observen la poca simpatía y preocupación que habrá en Occidente por los muchos hombres, mujeres y niños palestinos asesinados una vez más por Israel. Su inmenso sufrimiento quedará oculto y justificado por el término «represalias israelíes».

Las verdaderas lecciones

Todos los análisis actuales centrados en los «errores» de los servicios de inteligencia israelíes distraen la atención de la verdadera lección de estos acontecimientos en rápida evolución.

A nadie le importó realmente cuando los palestinos de Gaza estaban sometidos a un bloqueo impuesto por Israel que les negaba lo esencial para vivir. Las pocas docenas de israelíes retenidos como rehenes por combatientes de Hamás palidecen en comparación con los dos millones de palestinos retenidos como rehenes por Israel en una prisión al aire libre desde hace casi dos décadas.

A nadie le importó realmente cuando se supo que Israel había sometido a los palestinos de Gaza a una «dieta de hambre«: sólo se permitía la entrada de una cantidad limitada de alimentos, calculada para mantener a la población apenas alimentada.

A nadie le importó cuando Israel bombardeaba el enclave costero cada pocos años, matando a cientos de civiles palestinos en cada ocasión. Israel simplemente lo llamaba «cortar el césped«. La destrucción de vastas zonas de Gaza, de lo que los generales israelíes se jactaban de devolver el enclave a la Edad de Piedra, se formalizó como una estrategia militar conocida como la «doctrina Dahiya«.

A nadie le importó que los francotiradores israelíes atacaran a enfermeras, jóvenes y personas en silla de ruedas que salían a protestar contra su encarcelamiento por Israel.

Muchos miles de personas sufrieron amputaciones después de que esos francotiradores recibieran órdenes de disparar indiscriminadamente a los manifestantes en las piernas o los tobillos.

La preocupación occidental por la muerte de civiles israelíes a manos de combatientes palestinos es difícil de digerir. ¿Acaso no han muerto muchos cientos de niños palestinos en los últimos 15 años en las repetidas campañas de bombardeos de Israel sobre Gaza? ¿Acaso sus vidas no cuentan tanto como las vidas israelíes y, si no cuentan, por qué no?

Después de tanta indiferencia durante tanto tiempo, es difícil escuchar el repentino horror de los gobiernos y medios de comunicación occidentales porque los palestinos han encontrado por fin una forma -reflejando la inhumana política de Israel durante décadas- de contraatacar eficazmente.

Este momento arranca la máscara y deja al descubierto el racismo no disimulado que se disfraza de preocupación moral en las capitales occidentales.

Hipocresía destilada

Volodymr Zelenskiy, presidente de Ucrania, destila esa hipocresía. El fin de semana publicó un largo tuit en el que condenaba a los palestinos como «terroristas» y ofrecía a Israel su apoyo incondicional.

Afirmó que «el derecho de Israel a la autodefensa es incuestionable», y añadió: «El mundo debe permanecer unido y solidario para que el terror no intente quebrantar o avasallar la vida en ningún lugar y en ningún momento».

No todas las formas de «terrorismo», al parecer, son iguales a los ojos de Zelenskiy, ni de sus mecenas en las capitales occidentales. Desde luego, no el terrorismo de Estado de Israel, que ha hecho de la vida de los palestinos una miseria durante décadas.

La inversión de la realidad es impresionante. Los palestinos no pueden «subyugar la vida» en Israel. No tienen tal poder, aunque unos pocos consiguieran brevemente salir de su jaula. Es Israel quien ha estado subyugando la vida palestina durante décadas.

Al parecer, no todas las formas de «terrorismo» son iguales a los ojos de Zelenskiy ni de sus patrocinadores en las capitales occidentales. Desde luego, no el terrorismo de Estado de Israel que lleva décadas haciendo que la vida de los palestinos sea miserable.

¿Cómo es que Israel tiene un «derecho incuestionable» a «defenderse» de los palestinos cuyo territorio ocupa y controla? ¿Cómo es que Rusia no tiene el mismo derecho a «defenderse» cuando ataca ciudades ucranianas en «represalia» por los ataques ucranianos destinados a liberar su territorio de la ocupación rusa?

Israel, la parte mucho más fuerte y beligerante, está asolando Gaza «en represalia», como dice la BBC, por el último ataque palestino.

Entonces, ¿en qué se basarán Zelenskiy o sus autoridades para condenar a Moscú cuando lance misiles «en represalia» por los ataques de Ucrania en territorio ruso? ¿Cómo, si la resistencia palestina a la ocupación israelí de Gaza es terrorismo, según afirma Zelenskiy, la resistencia ucraniana a la ocupación rusa no es igualmente terrorismo?

Sin un lugar donde esconderse

Al consentir los engaños de Israel, sus aliados le han permitido perpetrar mentiras cada vez más escandalosas. El fin de semana, Netanyahu advirtió a los palestinos de Gaza que «se fueran ya» porque las fuerzas israelíes se preparaban para «actuar con toda la fuerza».

Pero Netanyahu sabe, al igual que sus cómplices occidentales, que la población de Gaza no tiene adónde huir. No hay escondite. Los palestinos llevan encerrados en Gaza desde que Israel la asedió por tierra, mar y aire.

Los únicos palestinos que han podido «salir de Gaza» son las facciones armadas que escaparon de la cárcel impuesta por Israel y que los políticos y medios de comunicación occidentales denuncian como «terroristas».

Los gobiernos occidentales, tan horrorizados por el ataque palestino a Israel, son también los gobiernos que permanecen en silencio mientras Israel corta la electricidad a la prisión que es Gaza, de nuevo en supuesta «represalia».

El castigo colectivo de dos millones de palestinos en Gaza, que dependen de Israel para obtener energía porque Israel rodea y controla todos los aspectos de sus vidas en el enclave, es un crimen de guerra.

Extrañamente, los funcionarios occidentales entienden que es un crimen de guerra cuando Rusia bombardea centrales eléctricas en Ucrania, apagando las luces. Piden a gritos que se lleve al presidente ruso Vladimir Putin ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya. Entonces, ¿por qué les resulta tan difícil entender los paralelismos de lo que Israel está haciendo en Gaza?

Una huida audaz

De lo ocurrido este fin de semana se pueden extraer dos lecciones inmediatas y contrapuestas.

La primera es que el espíritu humano no puede enjaularse indefinidamente. Los palestinos de Gaza no han dejado de idear nuevas formas de liberarse de sus cadenas.

Han construido una red de túneles, la mayoría de los cuales Israel ha localizado y destruido. Han disparado cohetes que son invariablemente derribados por sistemas de interceptación cada vez más sofisticados. Han protestado en masa contra las vallas fuertemente fortificadas, coronadas por torres, con las que Israel los ha rodeado, sólo para ser abatidos por francotiradores.

Ahora han protagonizado una audaz huida. Israel volverá a someter el enclave con bombardeos masivos, pero sólo «en represalia», por supuesto. Las ansias de libertad y dignidad de los palestinos no disminuirán. Surgirá otra forma de resistencia, sin duda aún más brutal.

Y los principales responsables de esa brutalidad serán Israel y Occidente, que tan generosamente lo apoya, porque Israel se niega a dejar de brutalizar a los palestinos a los que obliga a vivir bajo su dominio.

Un niño palestino se refugia con su familia en una escuela afiliada a las Naciones Unidas (UNRWA) debido a los bombardeos israelíes en la ciudad de Gaza el 8 de octubre de 2023 (Reuters)

La segunda lección es que Israel, mimado sin cesar por sus patrocinadores occidentales, sigue sin tener incentivos para interiorizar la verdad fundamental anterior. Puede que la retórica de su actual gobierno de facistas y supremacistas judíos sea especialmente fea, pero existe un amplio consenso entre los israelíes de todas las tendencias políticas en que los palestinos deben seguir siendo oprimidos.

Por eso la llamada oposición no dudará en apoyar el bombardeo militar del enclave de Gaza, asediado desde hace tiempo, matando a más civiles palestinos para «darles una lección», una lección que nadie en Israel puede articular más allá de afirmar que los palestinos deben aceptar su inferioridad y encarcelamiento permanentes.

Los «buenos israelíes» -los líderes de la oposición Yair Lapid y Benny Gantz- ya están en conversaciones con Neyanyahu para unirse a él en un «gobierno de unidad de emergencia».

¿Qué «emergencia»? La emergencia de los palestinos que exigen el derecho a no vivir como prisioneros en su propia patria.

Los israelíes y los occidentales pueden seguir con su gimnasia mental para justificar la opresión de los palestinos y negarles todo derecho a resistir. Pero su hipocresía y sus autoengaños quedan bien al descubierto para que el resto del mundo los vea.

Foto de portada: Familiares en duelo durante el funeral de los gemelos palestinos Ossayd y Mohammad Abu Hmaid, su madre y sus tres hermanas muertas en ataques israelíes en Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza el 8 de octubre de 2023 (Reuters).

Voces del Mundo

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