Los palestinos hablan el lenguaje de la violencia que Israel les enseñó

Chris Hedges, The Chris Hedges Report, 8 octubre 2023

Traducido el inglés por Sinfo Fernández


Chris Hedges es un periodista ganador del Premio Pulitzer que fue corresponsal en el extranjero durante quince años para The New York Times, donde ejerció como jefe de la Oficina de Oriente Medio y de la Oficina de los Balcanes del periódico. Entre sus libros figuran: American Fascists: The Christian Right and the War on AmericaDeath of the Liberal Class,  War is a Force That Gives Us Meaning y Days of Destruction, Days of Revolt, una colaboración con el dibujante de cómics y periodista Joe Sacco. Anteriormente trabajó en el extranjero para The Dallas Morning News, The Christian Science Monitor y NPR. Es el presentador del programa On Contact, nominado a los premios Emmy.

Los tiroteos indiscriminados contra israelíes por parte de Hamás y otras organizaciones de resistencia palestinas, el secuestro de civiles, el aluvión de cohetes contra Israel, los ataques con aviones no tripulados contra diversos objetivos, desde tanques hasta nidos automatizados de ametralladoras, son el lenguaje familiar del ocupante israelí. Israel ha hablado este sangriento lenguaje de violencia a los palestinos desde que las milicias sionistas se apoderaron de más del 78% de la Palestina histórica, destruyeron unos 530 pueblos y ciudades palestinos y mataron a unos 15.000 palestinos en más de 70 masacres. Unos 750.000 palestinos fueron objeto de una limpieza étnica entre 1947 y 1949 para crear el Estado de Israel en 1948.

La respuesta de Israel a estas incursiones armadas será un asalto genocida contra Gaza. Israel matará a decenas de palestinos por cada israelí muerto. Cientos de palestinos han muerto ya en los ataques aéreos de Israel desde el lanzamiento de la «Operación Inundación Al-Aqsa» el sábado por la mañana, que dejó 700 israelíes muertos.

El primer ministro Netanyahu advirtió el domingo a los palestinos de Gaza que «se vayan ya», porque Israel va a «convertir en escombros todos los escondites de Hamás».

Pero ¿adónde pueden ir los palestinos de Gaza? Israel y Egipto bloquean las fronteras terrestres. No hay salida ni por aire ni por mar, que están controlados por Israel.

La represalia colectiva contra inocentes es una táctica familiar empleada por los gobernantes coloniales. Nosotros la utilizamos contra los nativos norteamericanos y más tarde en Filipinas y Vietnam. Los alemanes la utilizaron contra los herero y los namaqua en Namibia. Los británicos en Kenia y Malaya. Los nazis la utilizaron en las zonas que ocuparon en la Unión Soviética y en Europa Central y Oriental. Israel sigue el mismo manual. Muerte por muerte. Atrocidad por atrocidad. Pero siempre es el ocupante quien inicia esta danza macabra y cambia montones de cadáveres por montones de cadáveres más grandes.

No se trata de defender los crímenes de guerra de ninguno de los bandos. No es para alegrarse de los ataques. He visto suficiente violencia en los territorios ocupados israelíes, donde cubrí el conflicto durante siete años, como para detestar la violencia. Pero éste es el desenlace familiar de todos los proyectos coloniales. Los regímenes implantados y mantenidos por la violencia engendran violencia. La guerra de liberación de Haití. Los mau mau en Kenia. El Congreso Nacional Africano en Sudáfrica. Estos levantamientos no siempre triunfan, pero siguen patrones familiares. Los palestinos, como todos los pueblos colonizados, tienen derecho a la resistencia armada en virtud del derecho internacional.  

Israel nunca tuvo interés en un acuerdo equitativo con los palestinos. Construyó un Estado de apartheid y ha ido absorbiendo cada vez mayores extensiones de tierra palestina en una campaña de limpieza étnica a cámara lenta. En 2007 convirtió Gaza en la mayor prisión al aire libre del mundo.

¿Qué espera Israel, o la comunidad mundial? ¿Cómo se puede atrapar a 2,3 millones de personas en Gaza, la mitad de ellas desempleadas, en uno de los puntos más densamente poblados del planeta durante 16 años, reducir la vida de sus residentes, la mitad de los cuales son niños, a un nivel de subsistencia, privarles de suministros médicos básicos, alimentos, agua y electricidad, utilizar aviones de ataque, artillería, unidades mecanizadas, misiles, cañones navales y unidades de infantería para masacrar aleatoriamente a civiles desarmados y no esperar una respuesta violenta? Israel está llevando a cabo actualmente oleadas de ataques aéreos sobre Gaza, preparando una invasión terrestre y ha cortado el suministro eléctrico a Gaza, que normalmente sólo funciona de dos a cuatro horas al día.

Muchos de los combatientes de la resistencia que se infiltraron en Israel sabían sin duda que los matarían. Pero, al igual que los combatientes de la resistencia en otras guerras de liberación, decidieron que, si no podían elegir cómo vivir, elegirían cómo morir.

Yo era amigo íntimo de Alina Margolis-Edelman, que formó parte de la resistencia armada en el levantamiento del gueto de Varsovia en la Segunda Guerra Mundial. Su marido, Marek Edelman, fue el subcomandante del levantamiento y el único líder que sobrevivió a la guerra. Los nazis habían encerrado a 400.000 judíos polacos en el gueto de Varsovia. Los judíos atrapados murieron por miles, de hambre, enfermedades y violencia indiscriminada. Cuando los nazis empezaron a transportar a los judíos restantes a los campos de exterminio, los combatientes de la resistencia se defendieron. Ninguno esperaba sobrevivir.

Tras la guerra, Edelman condenó el sionismo como ideología racista utilizada para justificar el robo de tierras palestinas. Se puso del lado de los palestinos, apoyó su resistencia armada y se reunió frecuentemente con dirigentes palestinos. Atronó contra la apropiación del Holocausto por parte de Israel para justificar su represión del pueblo palestino. Mientras Israel se deleitaba con la mitología del levantamiento del gueto, trataba como a un paria al único líder superviviente del levantamiento, que se negó a abandonar Polonia. Edelman comprendió que la lección del Holocausto y del levantamiento del gueto no era que los judíos fueran moralmente superiores o víctimas eternas. La Historia, decía Edelman, pertenece a todos. Los oprimidos, incluidos los palestinos, tenían derecho a luchar por la igualdad, la dignidad y la libertad.

«Ser judío significa estar siempre con los oprimidos y nunca con los opresores», dijo Edelman.

El levantamiento de Varsovia ha inspirado durante mucho tiempo a los palestinos. Representantes de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) solían depositar una corona de flores en la conmemoración anual del levantamiento en Polonia, en el monumento al Gueto de Varsovia.

Cuanta más violencia exhiba el colonizador para someter al ocupado, más se transforma en un monstruo. El actual gobierno de Israel está poblado por extremistas judíos, sionistas fanáticos y fanáticos religiosos que están desmantelando la democracia israelí y pidiendo la expulsión o el asesinato al por mayor de los palestinos, incluidos los que viven dentro de Israel.

El filósofo israelí Yeshayahu Leibowitz, a quien Isiah Berlin llamó «la conciencia de Israel», advirtió que si Israel no separaba Iglesia y Estado daría lugar a un rabinato corrupto que deformaría el judaísmo hasta convertirlo en un culto fascista.

«El nacionalismo religioso es a la religión lo que el nacionalsocialismo fue al socialismo», dijo Leibowitz, fallecido en 1994.

Comprendió que la veneración ciega de los militares, especialmente después de la guerra de 1967 que capturó el Sinaí egipcio, Gaza, Cisjordania (incluido Jerusalén Este) y los Altos del Golán sirios, era peligrosa y conduciría a la destrucción final de Israel, junto con cualquier esperanza de democracia.

«Nuestra situación se deteriorará hasta convertirse en la de un segundo Vietnam, en una guerra en constante escalada sin perspectiva de resolución final», advirtió.

Previno que «los árabes serían los trabajadores y los judíos los administradores, inspectores, funcionarios y policías, principalmente la policía secreta». Un Estado que gobernara a una población hostil de 1,5 a 2 millones de extranjeros se convertiría necesariamente en un Estado de policía secreta, con todo lo que ello implica para la educación, la libertad de expresión y las instituciones democráticas. La corrupción característica de todo régimen colonial también prevalecería en el Estado de Israel. La administración tendría que reprimir la insurgencia árabe, por un lado, y hacerse con quislings árabes, por otro. También hay buenas razones para temer que las Fuerzas de Defensa de Israel, que hasta ahora han sido un ejército popular, degenerarían al transformarse en un ejército de ocupación, y sus comandantes, convertidos en gobernadores militares, se parecerían a sus colegas de otras naciones.»

Vio que la ocupación prolongada de los palestinos engendraría inevitablemente «campos de concentración».

«Israel», dijo, «no merecería existir, y no merecerá la pena conservarlo».

La siguiente etapa de esta lucha será una campaña masiva de matanzas industriales en Gaza por parte de Israel, que ya ha comenzado. Israel está convencido de que mayores niveles de violencia aplastarán finalmente las aspiraciones palestinas. Israel se equivoca. El terror que Israel inflige es el terror que obtendrá.

Ilustración de portada: “Ojos que no ven, corazón que no siente” (Mr. Fish).

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