Muhannad Ayyash, Middle East Eye, 5 noviembre 2023
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Muhannad Ayyash es autor de “A Hermeneutics of Violence” (UTP, 2019) y analista político en Al-Shabaka, la Red Política Palestina. Nació y creció en la barriada de Silwan, Al-Quds/Jerusalén, antes de emigrar a Canadá, donde ahora es profesor de Sociología en la Universidad Mount Royal.
Las palabras no bastan. Las resoluciones de la ONU no bastan. Las condenas oficiales no bastan. Un pequeño goteo de ayuda no basta. Todo esto no son sino palabras vacías y acciones sin sentido.
Mientras el pueblo palestino se enfrenta a un genocidio, con Israel matándolo indiscriminadamente, desplazándolo y destruyendo sus pueblos y ciudades, los Estados árabes deben actuar de forma significativa. Es hora de que el mundo árabe, incluida la Autoridad Palestina, rompa inequívocamente los lazos diplomáticos y económicos con el Estado israelí.
Todos los Estados, por su propio diseño, sólo responden al interés propio, no a súplicas morales. Aunque siempre me comprometeré a defender una causa basada en la justicia, quiero centrarme aquí en por qué a los Estados árabes les interesa cortar inmediatamente los lazos con Israel.
Por dos razones principales, los regímenes árabes consideran actualmente que su propio interés está ligado al statu quo, en el que Israel sigue adelante con su proyecto colonial de asentamientos y los Estados árabes ignoran la causa palestina.
En primer lugar, temen al poder militar israelí, incluido el hecho de que sea una potencia nuclear. Los Estados árabes no creen que una confrontación con Israel les beneficie, ya que Israel y sus aliados occidentales podrían destruir los ejércitos árabes.
En segundo lugar, estos regímenes no quieren enfrentarse a las potencias occidentales. Todos ellos comprenden que Israel es un puesto avanzado imperial de Occidente y, como han calculado que no pueden oponerse al poder estadounidense, han decidido trabajar dentro de estos confines, lo que también les reporta beneficios económicos.
En realidad, los beneficios económicos derivados de este enfoque se concentran en gran medida en manos de una minoría de élites políticas y económicas. Puede que a las clases medias les llegue algo, pero, en general, la mayoría de los pueblos de la región no se benefician de este sistema y consideran, con razón, que sus élites gobernantes son corruptas. Los levantamientos árabes de 2011 tuvieron mucho que ver con estos hechos.
Espíritu revolucionario
Aunque los regímenes árabes consiguieron derrotar los levantamientos y mantener su poder mediante la violencia de Estado -incluidos el encarcelamiento, la tortura, el asesinato, la censura y la vigilancia total-, el espíritu revolucionario no ha sido derrotado. Resurgirá, inevitablemente, y exigirá la caída de estos regímenes.
Si bien las élites políticas y económicas pueden considerar que se trata de un problema manejable que pueden resolver con «medidas de seguridad», como hicieron en la década de 2010, yo advertiría que no hay que confundir los resultados a corto plazo con la estabilidad a largo plazo y, lo que es más importante, confundir la riqueza con la dignidad, la verdadera libertad y la soberanía.
Los pueblos de toda la región apoyan abrumadoramente a Palestina por varias razones, entre ellas porque ven la lucha palestina como un reflejo de su propia difícil situación y de su deseo de dignidad y libertad. Se sienten alentados al ver que el pueblo palestino, con pocos recursos y sin un Estado formal, hace frente a todo el poderío militar de Estados Unidos e Israel.
Estos pensamientos se vuelven rápidamente contra los regímenes que dicen representarlos. Empiezan a preguntarse por qué los regímenes egipcio y jordano no han actuado para aliviar el sufrimiento de los palestinos de Gaza, o por qué Arabia Saudí no ha utilizado la influencia de su suministro de petróleo para presionar a Estados Unidos a fin de que ponga fin a su apoyo a la guerra de Israel.
Aunque estos regímenes puedan impedir que su pueblo exprese colectivamente estas cuestiones como exigencias populares ante ellos, las preguntas siguen estando en el corazón y la mente de la gente, y se están debatiendo en comunidades de todo el mundo árabe.
Entonces, ¿qué interés pueden tener estos regímenes en cambiar de rumbo ahora? En pocas palabras, la respuesta es la legitimidad.
Los regímenes totalitarios no disfrutan de una conexión orgánica con el pueblo al que gobiernan, sino de una basada en el miedo. Aunque la legitimidad de un régimen gobernante puede mantenerse mediante la fuerza durante largos periodos de tiempo, es una forma de legitimidad muy ineficaz e inestable.
La forma más rápida de que estos regímenes desarrollen una conexión orgánica con su pueblo sería emprender acciones concretas que planten cara a Israel y Estados Unidos. De hecho, la lucha palestina puede ofrecer a estos Estados una legitimidad orgánica con las masas. Sólo entonces podrán llegar a ser verdaderamente libres y soberanos.
Tomar la antorcha
Hay un lugar especial en la historia que espera ser ocupado: que surjan verdaderos líderes que tomen la antorcha de la liberación palestina.
El enfoque actual de los Estados árabes los convertirá en meras notas a pie de página en la historia; en una idea de último momento, porque sus palabras y acciones no son más que una expresión de su incapacidad para oponerse a las exigencias imperiales de Estados Unidos. Para poder introducirse en el texto principal, deben transformar radicalmente su pensamiento y adoptar una postura más audaz contra Israel y el poder imperial estadounidense.
Esto no significa necesariamente una guerra con EE. UU. o Israel. La presión económica y política puede resultar muy eficaz, quizá ahora más que nunca.
Los Estados árabes tienen una importante influencia económica y, aunque este camino sería largo y difícil, no lo emprenderían solos. Bahréin y Bolivia ya han cortado sus lazos oficiales con Israel, mientras que Chile y Colombia han retirado a sus embajadores. Muchos otros países apoyarían este planteamiento de aumentar la presión política y económica sobre EE. UU. e Israel.
Una coalición mundial de naciones puede convertirse en una fuerza poderosa si se enfrenta colectiva, abierta y directamente al poder imperial estadounidense, con el objetivo de expulsarlo de la región. Del mismo modo, se puede presionar a Israel para que abandone su proyecto colonial de asentamientos.
Si se adoptan medidas de este tipo, los Estados árabes pueden pasar de ser una línea en las notas a pie de página de la historia a escribir un libro completamente nuevo. Las condiciones ya están dadas, con personas de todo el mundo -especialmente en el Sur Global, pero también en Norteamérica y Europa- cada vez más hartas del imperialismo euroestadounidense.
¿Están preparados los líderes del mundo árabe para dar un paso al frente y cumplir la promesa de una verdadera descolonización? Los pueblos están preparados. Sólo necesitan que sus dirigentes electos no se interpongan en su camino, sino que ayuden a la lucha de liberación del pueblo palestino. El momento es ahora, y puede empezar con la ruptura de los lazos con Israel por parte de todos los Estados árabes.
Foto de portada: Protesta en Manama (Bahréin) en apoyo de los palestinos el 20 de octubre de 2023 (AFP).