Chris Hedges, The Chris Hedges Report, 17 noviembre 2023
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Chris Hedges es un periodista ganador del Premio Pulitzer que fue corresponsal en el extranjero durante quince años para The New York Times, donde ejerció como jefe de la Oficina de Oriente Medio y de la Oficina de los Balcanes del periódico. Entre sus libros figuran: American Fascists: The Christian Right and the War on America, Death of the Liberal Class, War is a Force That Gives Us Meaningy Days of Destruction, Days of Revolt, una colaboración con el dibujante de cómics y periodista Joe Sacco. Anteriormente trabajó en el extranjero para The Dallas Morning News, The Christian Science Monitor y NPR. Fue, hasta 2022, el presentador del programa On Contact, nominado en 2017 a los premios Emmy.
EL CAIRO, Egipto: Los palestinos son ratas humanas de laboratorio para el ejército, los servicios de inteligencia y las industrias armamentísticas y tecnológicas israelíes. Los aviones no tripulados de Israel, la tecnología de vigilancia -incluidos los programas espía, el software de reconocimiento facial y la infraestructura de recopilación biométrica-, junto con las vallas inteligentes, las bombas experimentales y las ametralladoras controladas por inteligencia artificial, se prueban con la población cautiva de Gaza, a menudo con resultados letales. A continuación, estas armas y tecnologías se certifican como «probadas en combate» y se venden en todo el mundo.
Israel es el décimo mayor traficante de armas del planeta y vende su tecnología y armamento a unas 130 naciones, incluidas dictaduras militares de Asia y América Latina. Las ventas de armas israelíes ascendieron a 12.500 millones de dólares el año pasado. Su estrecha relación con estos organismos militares, de seguridad interna, de vigilancia, de recopilación de información y de aplicación de la ley, explica el fulgurante apoyo que los aliados de Israel prestan a su campaña genocida en Gaza. Cuando el presidente colombiano Gustavo Petro se negó a condenar el ataque del 7 de octubre de los grupos de resistencia palestinos como un «ataque terrorista» y dijo que «el terrorismo está matando a niños inocentes en Palestina», Israel detuvo inmediatamente todas las ventas de equipos de defensa y seguridad a Colombia. Esta camarilla global, dedicada a la guerra permanente y a mantener a sus poblaciones vigiladas y controladas, factura cientos de miles de millones de dólares al año. Estas tecnologías están consolidando un totalitarismo corporativo supranacional, un mundo en el que las poblaciones están esclavizadas de formas que los regímenes totalitarios del pasado sólo podían imaginar.
El ataque genocida contra Gaza es otro capítulo de la limpieza étnica de los palestinos que lleva a cabo desde hace un siglo el proyecto colonial de asentamientos con colonos israelíes. Va acompañado, como todos los proyectos coloniales con colonos, del robo de recursos naturales, tierra, agua y el gas natural de los campos marinos de Gaza, a 20 millas náuticas de la costa de Gaza, que podrían contener hasta 1 billón de pies cúbicos (Tcf) de gas natural. En un mundo de recursos menguantes, especialmente el agua en Oriente Próximo, y los trastornos causados por la crisis climática, Gaza es el preludio de un aterrador nuevo orden mundial. A medida que las democracias se marchitan y mueren, a medida que aumenta la desigualdad económica, a medida que crece la pobreza y la desesperación, la clase dominante mundial nos hará cada vez más -una vez que empecemos a inquietarnos e intentemos rebelarnos- lo que les está haciendo a los palestinos.
No hay mucha distancia entre Gaza y los campos y centros de detención creados para los migrantes que huyen a Europa desde África y Oriente Próximo. No está muy lejos el bombardeo de Gaza de las interminables guerras en Oriente Medio y el Sur global. No está muy lejos de las leyes antiterroristas utilizadas para criminalizar la disidencia en Israel a las leyes antiterroristas introducidas en Europa y Estados Unidos.
El 7 de octubre, los palestinos de Gaza escaparon de su jaula de laboratorio. Se lanzaron a una matanza contra sus sádicos amos. Casi 12.000 palestinos han sido asesinados y unos 30.000 han resultado heridos, entre ellos 4.700 niños, desde el 7 de octubre en el huracán de proyectiles, balas, bombas y misiles que está convirtiendo Gaza en un páramo. Casi 3.000 palestinos están desaparecidos o enterrados bajo los escombros. Pronto los palestinos se verán convulsionados por las enfermedades infecciosas y el hambre. Los que sobrevivan, si Israel tiene éxito en su limpieza étnica, se convertirán en refugiados, una vez más, al otro lado de la frontera, en Egipto. Quedan muchos palestinos para el campo de pruebas en Cisjordania. Gaza estará cerrada al comercio.
Israel, que no es signatario del Tratado sobre el Comercio de Armas, lleva mucho tiempo suministrando armamento a algunos de los regímenes más atroces del planeta, como el gobierno del apartheid de Sudáfrica y Myanmar. India es el mayor comprador de drones militares de Israel. Israel proporcionó vehículos aéreos no tripulados, misiles y morteros a Azerbaiyán para su invasión y ocupación de Nagorno-Karabaj, que desplazó a 100.000 personas, más del 80% de los armenios étnicos del enclave. Israel vendió napalm y armas al ejército salvadoreño, así como al régimen asesino del general José Efraín Ríos Montt en Guatemala, cuando yo cubría las guerras de la década de 1980 en Centroamérica. Los subfusiles Uzi de fabricación israelí eran las armas preferidas de los escuadrones de la muerte centroamericanos. Israel también vendió armas a los serbios de Bosnia, a pesar de las sanciones internacionales, cuando cubrí la guerra de Bosnia en la década de 1990, un conflicto que se cobró la vida de 100.000 personas.
«Israel es un actor clave en la batalla de la UE tanto para militarizar sus fronteras como para disuadir a los recién llegados, una política que se aceleró enormemente después de la afluencia masiva de migrantes en 2015, principalmente debido a las guerras en Siria, Iraq y Afganistán», escribe Anthony Loewenstein en «El laboratorio de Palestina: Cómo Israel exporta la tecnología de la ocupación por todo el mundo«. «La UE se ha asociado con las principales empresas de defensa israelíes para utilizar sus drones y, por supuesto, los años de experiencia en Palestina son un argumento de venta clave”.
«Las similitudes entre la frontera entre Estados Unidos y México y el muro de Israel a través de los territorios ocupados crecen año tras año», escribe. «Uno informa e inspira al otro, con las empresas tecnológicas siempre buscando nuevas formas de apuntar y capturar a los enemigos percibidos. El uso de herramientas de vigilancia de alta tecnología para controlar la frontera fue respaldado tanto por republicanos como por demócratas. Una empresa durante los años de Trump, Brinc, respaldada por el multimillonario Peter Theil, probó la posibilidad de desplegar drones armados que electrocutarían a los migrantes con una pistola paralizante a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México”.
Los drones Heron TP «Eitan», fabricados por Israel Aerospace Industries -la mayor empresa aeroespacial y de defensa de Israel y el mayor exportador de armas del país-, son utilizados por Frontex, la agencia de fronteras exteriores y costas de la Unión Europea, para vigilar y disuadir a las embarcaciones de migrantes y refugiados en el Mediterráneo. Los drones, que vuelan hasta 40 horas seguidas, pueden modificarse para transportar cuatro cohetes Spike con vainas de fragmentación de miles de cubos de tungsteno de 3 mm que perforan el metal y «provocan el desgarro de los tejidos de la carne», en esencia, destrozan a la víctima. Se utilizan habitualmente contra los palestinos.
«Es casi imposible cruzar el Mediterráneo», dijo a Loewenstein Felix Weiss, de la ONG alemana Sea-Watch. «Frontex se ha convertido en un actor militarizado, su equipamiento procede de zonas de guerra», añadió.
Elbit Systems, la mayor empresa privada de armamento de Israel, suministra a la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) torres de vigilancia de alta tecnología que utiliza a lo largo de la frontera con México. También suministró a la CBP su avión no tripulado Hermes en 2004 para probar la viabilidad del uso de vehículos aéreos no tripulados en la frontera.
Pegasus, una herramienta de pirateo telefónico producida por la agencia de ciberinteligencia israelí NSO Group, fue utilizada por los cárteles de la droga mexicanos para atacar a la periodista Griselda Triana, después de que su marido Javier Valdez Cárdenas, también reportero de investigación, fuera asesinado en 2017. El gobierno mexicano está directamente implicado en la persecución de periodistas y miembros de la sociedad civil con el programa espía Pegasus, según la investigación y el análisis del Citizen Lab de Canadá. Después de que el reportero Yamal Khashoggi fuera asesinado y descuartizado en el consulado saudí en Estambul en octubre de 2018, se descubrió que un cliente de NSO tenía como objetivo el teléfono de su prometida, Hanan Elatr. Pegasus transforma un teléfono móvil en un dispositivo de vigilancia móvil, con micrófonos y cámaras activados sin el conocimiento del usuario.
El agua de mofeta, un líquido de olor pútrido, se probó y perfeccionó contra los palestinos, a menudo con equipos de filmación israelíes que grababan los ataques para mostrar a los posibles clientes la eficacia del producto químico.
«Las fuerzas israelíes rocían rutinariamente barrios palestinos enteros con agua de mofeta, lanzándola deliberadamente en casas privadas, negocios, escuelas y funerales en lo que el grupo israelí de derechos humanos B’Tselem llama ‘una medida punitiva colectiva’ contra los pueblos palestinos que participan en protestas contra la violencia colonial de Israel», informaba The Electronic Intifada en 2015. Ese mismo año, el Departamento de Policía Metropolitana de San Luis compró 14 botes de mofeta para utilizarlos contra los manifestantes tras las manifestaciones que estallaron después de que la policía matara al adolescente afroamericano desarmado Michael Brown en Ferguson (Misuri).
Israel creó un sofisticado sistema de reconocimiento facial, Red Wolf, para documentar a cada palestino en los territorios ocupados. La tecnología «se utiliza ampliamente» para «consolidar las prácticas existentes de actuación policial discriminatoria, segregación y restricción de la libertad de movimiento, violando los derechos básicos de los palestinos», explica Amnistía Internacional en su reciente informe titulado «Apartheid automatizado.» El medio de investigación francés Disclose reveló que la policía francesa lleva ocho años utilizando ilegalmente software de reconocimiento facial proporcionado por la empresa tecnológica israelí BriefCam. La tecnología de BriefCam permite a los usuarios «detectar, rastrear, extraer, clasificar [y] catalogar» a personas «que aparecen en las grabaciones de videovigilancia en tiempo real».
Las ametralladoras AI, fabricadas por la empresa israelí SMARTSHOOTER, pueden disparar granadas aturdidoras y balas con punta de esponja, así como gases lacrimógenos. Se perfeccionaron en ensayos contra los palestinos en Cisjordania. SMARTSHOOTER obtuvo recientemente un contrato para suministrar al ejército británico su «sistema automático de puntería y disparo» SMASH, que puede acoplarse a armas pequeñas como fusiles automáticos.
Israel, según Jeff Halper en su libro «War Against the People» (La guerra contra el pueblo), ha realizado trabajos de tecnología punta sobre soldados ciborg. Ha desarrollado un sistema de radar que ve a través de las paredes. Como explica The Electronic Intifada, el complejo militar-industrial de Israel ha construido «un tanque llamado Crueldad, un dron de 20 gramos con forma de mariposa, un ‘barco maravilla’ furtivo llamado Tiburón de la Muerte, una serie de armas con nombres de insectos o fenómenos naturales (avispones biónicos, polvo inteligente, drones libélula y robots rocío inteligente), insectos cibernéticos, un centro de entrenamiento de ‘guerra urbana’ de 600 edificios apodado Chicago y una bomba de un megatón con capacidad de pulso electromagnético».
Harper señala que, durante la ocupación de Iraq, el ejército estadounidense reprodujo las tácticas utilizadas por Israel contra los palestinos. Construyó una barrera de seguridad alrededor de la Zona Verde de Bagdad, impuso cierres en ciudades y pueblos, llevó a cabo asesinatos selectivos, copió las técnicas de tortura israelíes y utilizó puestos de control y controles de carretera para aislar ciudades y pueblos.
Israel entrena y equipa a las fuerzas policiales estadounidenses, enseñándoles tácticas agresivas, respaldadas por armamento y vehículos militares pesados, que se utilizaron en Ferguson y Atlanta durante los enfrentamientos de la policía con los activistas que protestaban contra Cop City (Atlanta).
Harper llama a esto la «palestinización» de los conflictos globales.
«Con tantas empresas israelíes involucradas en el mantenimiento de la infraestructura en torno a la ocupación, estas empresas encontraron formas innovadoras de vender sus servicios al Estado, probar la última tecnología en los palestinos y luego promoverlos en todo el mundo», explica Loewenstein. Y aunque «las industrias de defensa están cada vez más en manos privadas», tras décadas de privatización neoliberal, «siguen actuando como una extensión de la agenda de la política exterior de Israel, apoyando sus objetivos y su ideología a favor de la ocupación”.
La clase dominante mundial contrarrestará las fuerzas desestabilizadoras de la desigualdad, el recorte de las libertades civiles, el colapso de las infraestructuras, el fracaso de los sistemas sanitarios y la creciente escasez provocada por una crisis climática que se acelera, tildando de «animales humanos» a todos los que se resistan. Este nuevo orden mundial comenzó en Gaza. Pero termina aquí, en casa (EE. UU.).
Ilustración de portada: No hay ganancia sin dolor (por Mr. Fish).