Yusuf Selman Inanc, Middle East Eye, 21 enero 2024
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Yusuf estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Estambul y Política de Oriente Medio en la SOAS (Universidad de Londres). Trabaja como periodista desde hace seis años, escribiendo por lo general sobre la evolución de Oriente Próximo, con especial atención a Siria y Egipto.
Los millones de civiles que necesitan ayuda humanitaria en Siria se preparan este año para recibir cada vez menos aportaciones internacionales después de que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) haya puesto fin a su mandato en el país a partir de 2024.
La semana pasada, el gobierno sirio prorrogó seis meses más su aprobación para que la ayuda humanitaria transfronteriza de las Naciones Unidas se entregue a través de un paso fronterizo con Turquía.
El mecanismo es un intento del gobierno del presidente sirio Bashar al-Asad de aumentar su legitimidad ante la comunidad internacional desde que Rusia, uno de sus principales apoyos, bloqueara en julio la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para utilizar el paso fronterizo de Bab al-Hawa, obligando a los socios internacionales a trabajar con Damasco.
Anteriormente, la ONU había utilizado cuatro pasos fronterizos para proporcionar ayuda a zonas que están fuera del control del gobierno sirio, tras una resolución de la ONU de 2014 sancionada por el Consejo de Seguridad.
Sin embargo, a partir de 2017, Rusia y China han cuestionado gradualmente este mandato, afirmando que toda la ayuda debe enviarse a través de Damasco.
Desde 2020, Rusia y China han abogado por restringir las entregas de ayuda a un solo paso, Bab al-Hawa. Sin embargo, la ayuda financiera asignada a Siria ha disminuido considerablemente en los últimos años debido a la prolongada crisis en el país y a las mayores demandas en otros lugares, lo que ha puesto a prueba la capacidad financiera de las organizaciones de ayuda.
El año pasado, el PMA anunció el fin de su programa alimentario en Siria, que prestaba ayuda a 5,6 millones de personas, incluidos los desplazados en el noroeste del país.
Al mismo tiempo, USAID y el Departamento de Estado están aplicando reducciones significativas, de al menos el 30%, en la ayuda estadounidense a Siria, una medida que se prevé imiten los donantes europeos.
¿Por qué disminuye la cantidad de ayuda?
En 2021, 1.000 camiones de ayuda entraban en el norte de Siria, pero este número se redujo a 445 el año pasado, pero la situación humanitaria no está mejorando.
Por ejemplo, Geir O Pedersen, enviado especial del secretario general de la ONU para Siria, destacó recientemente los retos a los que se enfrenta Siria, «incluida la falta de acceso fiable al agua potable, la escasez crónica de combustible y electricidad, una pandemia de cólera, el colapso total de los servicios sociales básicos, la violencia de género, la desnutrición y los trastornos psicológicos entre los niños”.
La principal razón de la reducción de la ayuda parece ser la reticencia de los donantes. La cantidad de ayuda está casi paralizada no sólo para los residentes en el norte de Siria, sino también para los refugiados sirios en Jordania y el Líbano.
En diciembre del año pasado, el PMA declaró que su presupuesto se estaba reduciendo debido a la fatiga de los donantes, la pandemia, la guerra en Ucrania y, ahora, la guerra de Israel contra Gaza.
También anunció que necesitaba 593 millones de dólares durante seis meses para mantener adecuadamente sus operaciones, pero la cantidad que pudo gastar fue de 2,8 millones de dólares para octubre.
«La ayuda a Siria está disminuyendo porque la atención hacia el país está desvaneciéndose. La violencia ha disminuido, es un conflicto en gran medida estancado, y Siria ya es noticia vieja», declaró Aron Lund, experto en Siria, a Middle East Eye.
Lund también cree que la situación económica mundial, especialmente tras la pandemia, ha aumentado la presión sobre los fondos asignados por las naciones occidentales ricas.
«Ahora somos las víctimas olvidadas de una guerra sangrienta», declaró a MEE Uzman Saib, residente en la provincia de Idlib, en una conversación telefónica.
«No tenemos una casa en condiciones, llevamos años viviendo en una chabola. No tenemos trabajo. Dependemos de una cesta de comida que nos traen [las agencias de ayuda de la ONU]. Ahora dicen que la cesta será cada vez más pequeña. ¿Cómo vamos a alimentarnos?».
Lund sostiene que el problema no es sólo la disminución de las donaciones, sino también las crecientes necesidades de los sirios debido al empeoramiento de las condiciones económicas no sólo en Siria, sino también en los países de su entorno, como Turquía, Jordania y Líbano.
Se cree que la pérdida gradual de fondos está provocando importantes carencias de servicios para los refugiados sirios desplazados internamente, pero lo que es más importante, está intensificando ciertas vulnerabilidades.
Vulnerabilidades crecientes: drogas y terrorismo
Entre estas vulnerabilidades están las drogas y unirse a grupos armados, como las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), el Estado Islámico (Dáesh) o milicias proiraníes y financiadas por Rusia.
«La crisis siria consigue menos atención de los donantes porque el mundo se ha centrado ahora en Ucrania, y últimamente en Gaza. En todas las conversaciones, los donantes dicen lo mismo: ‘Estamos agotados con Siria'», afirmó el responsable de una organización no gubernamental internacional (ONGI), que habló bajo condición de anonimato debido a la asociación de su organización con la ONU.
Sin embargo, el responsable de la ONGI advirtió de consecuencias como la revitalización del Dáesh.
«Actualmente, a la gente en Siria, especialmente en el noroeste, no le importa la ideología o lo que sea. El Dáesh paga 100 dólares al mes, que es más de lo que puede ganar una familia. Así que las familias tienden a enviar a sus hijos menores de edad a la organización”.
«Ahora incluso reparten folletos en los cafés», dijo Saib. «Llevan a los jóvenes al sur, donde aún son fuertes», añadió, refiriéndose posiblemente a Raqqa, antiguo bastión del Dáesh.
«No es sólo el Dáesh, sino también las FDS, o el PYD (Partido de la Unión Democrática), como quiera que se le llame. En el lado del régimen, las milicias respaldadas por Irán y Rusia atraen a los jóvenes. La gente les envía a sus hijos».
Recientemente se ha informado de que el Dáesh ha cobrado fuerza en los últimos meses e incluso ha intentado empezar a recaudar impuestos.
Etana, un grupo que supervisa la actividad militar en Siria, ha afirmado también que «el número de ataques del Dáesh ha seguido una tendencia al alza en los últimos meses, siendo diciembre testigo de un total de 12 ataques armados.»
Lund cree que un lugar como Siria es un punto caliente perfecto para que los grupos armados recluten a muchachos y jóvenes.
«Hay un suministro interminable de jóvenes frustrados y desesperados que no conocen otra cosa que la guerra. La gente no puede encontrar trabajo ni vislumbrar un futuro decente», afirma Lund, y añade que «la policía y los servicios de seguridad son brutales en todos los rincones de Siria, pero también son débiles y disfuncionales, debido a la corrupción omnipresente, la escasez de recursos, las grandes zonas básicamente sin ley y las lagunas en la gobernanza a causa de los regímenes rivales”.»
El peligro no es sólo la revitalización del Dáesh o la intensificación de los conflictos armados, sino que también proviene de las drogas.
«Otra forma de ganar dinero es la droga», afirmó el responsable de la ONG internacional.
Se cree que el gobierno de Asad gana miles de millones de dólares con el tráfico de drogas a países occidentales y del Golfo. El 80% del captagón, una droga anfetamínica altamente adictiva, se produce en Siria, y se calcula que su comercio mueve miles de millones de dólares al año.

Rutas del captagón: Mercados principales o países de tránsito (en rojo); sospechosos mercados principales o países de tránsito (en azul).
«Oímos hablar del asunto de las drogas, pero Hayat Tahrir al-Sham es estricto con este tipo de cosas ilícitas», dijo Saib, en referencia al grupo islamista que controla el centro de Idlib y sus campos de refugiados circundantes.
«Pero la escasez de ayuda no es un problema sólo para las zonas controladas por los rebeldes, sino también para las zonas del régimen que están más expuestas al problema de las drogas», añadió el trabajador de la ONG internacional.
De hecho, la cuestión de las drogas ha deteriorado las relaciones de Jordania con el gobierno sirio. Jordania ha lanzado recientemente varios ataques aéreos contra aldeas sirias, citándolas como centros de producción de drogas.
Aumentan las necesidades, pero disminuye la ayuda
El empeoramiento de la situación económica y la disminución de la ayuda internacional empujan más que nunca a los sirios a las actividades ilícitas.
El gobierno sirio ha eliminado recientemente los subsidios, ha aumentado los impuestos y los precios del petróleo, lo que ha provocado protestas poco frecuentes el verano pasado. Además, los precios de los alimentos se han duplicado en menos de un año.
El 90% de la población siria vive por debajo del umbral de la pobreza.
La ONU calcula que el número de personas necesitadas de ayuda humanitaria habrá superado la cifra de 15 millones en 2023, lo que supone un aumento del 5% respecto al año anterior. Se espera que esta cifra crezca hasta los 16,7 millones en 2024.
«Al final de este camino, lo único que puede encontrarse es desintegración social, reanudación de los conflictos, epidemias y hambre», afirmó Lund.
Foto de portada: Una niña siria desplazada entre paquetes de ayuda del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas antes del cese de la entrega de ayuda, en el campamento de Atme, en las afueras de Idlib, noroeste de Siria, el 6 de diciembre de 2023 (AFP).