Exposición a virus del Neandertal en el siglo XXI

Robert Hunziker, CounterPunch.com, 26 enero 2024

Traducido del inglés por Sinfo Fernández


Robert Hunziker (máster en Historia Económica por la Universidad DePaul) es un escritor independiente y periodista medioambiental cuyos artículos se han traducido a varios idiomas y han aparecido en más de 50 periódicos, revistas y sitios de todo el mundo, como Z magazine, European Project on Ocean Acidification, Ecosocialism Canada, Climate Himalaya, Counterpunch, Dissident Voice, Comite Valmy y UK Progressive. Se le ha entrevistado sobre el cambio climático en Pacifica Radio, KPFK, FM90.7, Indymedia On Air y World View Show/UK.

El permafrost ártico se está derritiendo rápidamente en todo el hemisferio norte. Nadie sabe qué extraño patógeno puede llegar a surgir de entre toneladas y toneladas de lodo del permafrost. Y lo que es más significativo, imaginemos la ansiedad pública si los científicos detectan virus más antiguos que la especie humana Homo sapiens, que surgió hace 300.000 años. Pero se han descubierto restos fósiles de neandertales (Homo neanderthalensis) que datan de hace 430.000 años. Entonces, ¿qué pasaría si los virus posteriores a la aparición del Homo sapiens, como los virus neandertales, se extendieran de repente por todo el planeta?

Existen pruebas de que, debido a las relaciones de los neandertales con los Homo sapiens, se produjo cierto «traspaso de código genético para hacer frente a algunos patógenos». Los genes neandertales aparecen en el 2-3% de la composición genética del Homo sapiens. Pero eso no significa que seamos inmunes a los virus ancestrales. Nadie sabe qué se esconde en cada generación de permafrost.

Un reciente titular en The Guardian del pasado 21 de enero destaca la historia: «Arctic Zombie Viruses in Siberia Could Spark Terrifying New Pandemic, Scientists Warn [Virus zombis del Ártico en Siberia podrían desencadenar una nueva pandemia aterradora, advierten los científicos]».

Existe una clara posibilidad de que los virus zombis emerjan de las profundidades en cualquier momento gracias al impacto del calentamiento global en el Ártico, que se está calentando entre 2 y 4 veces más rápido que el planeta en general. La parte estadounidense del permafrost ártico cubre el 85% de Alaska; permanece congelado todo el año y existe desde hace al menos 500.000 años, alcanzando profundidades de 305 metros.

Según la revista Nature, el permafrost ártico almacena casi 1.700 billones de toneladas métricas de carbono congelado. A modo de comparación, según Statista, las emisiones mundiales anuales actuales de dióxido de carbono CO2 son de 37.150 millones de toneladas métricas. Por tanto, el permafrost almacena el equivalente a 46 años de emisiones actuales de CO2.

Es probable que los científicos se queden despiertos por la noche, mirando al techo, preguntándose: ¿Cuántas emisiones de carbono añadirá el permafrost a las emisiones de la agricultura, la industria y el transporte, dando lugar a un sistema climático desquiciado que está aterrorizando a la sociedad?

Por primera vez en cientos de miles de años, en consonancia con el comienzo del siglo XXI, y debido a la fuerza abrumadora de las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero, el permafrost está cayendo/fundiéndose repentinamente a gran velocidad. Como resultado, la sociedad actual se encuentra en una trayectoria de colisión con miles de años de suciedad, gigatoneladas de gases de efecto invernadero como el CO2 y el CH4, y montones de virus y bacterias ancestrales. Se trata de un vasto, oscuro y misterioso mundo antiguo en una cripta helada que se está desarrollando ante nuestros ojos.

El permafrost más antiguo investigado por los científicos llega hasta los 50 metros de profundidad y tiene 650.000 años. Fue descubierto y analizado por un equipo de investigadores alemanes, rusos e ingleses, dirigidos por Julian Murton, de la Universidad de Sussex, cerca del pueblo de Batagay, en Siberia oriental. (Fuente: Scientists Find the Oldest Permafrost Yet Discovered in Siberia [Científicos hallan en Siberia el permafrost más antiguo descubierto hasta ahora], Arctic Business Journal, 22 de junio de 2021)

La escasez de investigaciones sobre el permafrost hace que entre en juego un cierto nivel de nerviosismo, conocido como «La brecha de la investigación» o: (1) la falta de comprensión de los posibles microbios dañinos en el permafrost; (2) qué microbios podrían sobrevivir, o no, a los ciclos de congelación-descongelación; (3) si las plantas y los seres humanos serán infectados por los antiguos microbios. Es importante saber que nadie conoce las respuestas a este vasto misterio. La humanidad es literalmente un blanco fácil de cualquier cosa que surja del fango.

¿Podría un agente patógeno de hace miles de años aniquilar o causar daños a la sociedad actual o a una región concreta? Los riesgos para los humanos de los virus antiguos son mucho mayores que los riesgos de los «patógenos conocidos». Es probable que los humanos modernos no tengan inmunidad natural para combatir las infecciones víricas prehistóricas. La sociedad podría verse sorprendida sin preparación alguna.

Por ello, los científicos están trabajando a fin de establecer una red de vigilancia en el Ártico para la detección precoz de antiguos virus zombis. Desgraciadamente, ésta no es más que otra desafortunada consecuencia del excesivo calentamiento global antropogénico. El calentamiento del Ártico entre 2 y 4 veces más rápido que el del planeta está dejando al descubierto un submundo inexplorado de virus ancestrales. Nadie está preparado. El deshielo del permafrost está poco estudiado: es masivo; está ocurriendo ahora; podría ser el mayor desafío de la humanidad, y nadie sabe qué esperar a continuación.

Sin embargo, la red de vigilancia del Ártico que se confía en crear espera detectar los primeros casos de amenazas de enfermedades, con instalaciones para la cuarentena y el tratamiento médico de las personas infectadas. Por ejemplo, ¿qué pasaría si una antigua cepa zombi de polio, muy contagiosa, levantara su fea cabeza? El Centro Nacional de Investigación Científica francés ya ha descubierto 13 virus congelados en el permafrost, entre ellos el Pandoravirus, que tiene 48.000 años. (Fuente: Scientists Have Revived a ‘Zombie’ Virus That Spent 48,500 Years Frozen in Permafrost [Los científicos han revivido un virus «zombi» que pasó 48.500 años congelado en el permafrost], CNN World, 8 de marzo de 2023).

Los síntomas del Pandoravirus son: (1) caída del cabello, (2) piel escamosa, (3) ojos saltones, (4) espasmos, (5) decoloración de la piel. Una persona infectada es fácilmente reconocible como víctima. Pero ¿mata? Quizá sí, quizá no, probablemente no.

Según el reputado virólogo francés Jean-Michel Claverie: «Una infección vírica por un antiguo patógeno desconocido en humanos, animales o plantas podría tener efectos potencialmente ‘desastrosos'». Su investigación se publica en un estudio de 2022 (Fuente: Zombie Viruses Are Waking Up After 50,000 Years as Planet Warms [Los virus zombis están despertando después de 50.000 años como consecuencia del calentamiento del planetya], Bloomberg News, 9 de octubre de 2023).

Con el tiempo, el deshielo del permafrost ártico podría convertirse en el mayor quebradero de cabeza del mundo, no sólo como amenaza de muerte, sino como doble amenaza. La amenaza es mucho más que virus zombis. Se trata también de los contaminantes industriales que se han acumulado en las regiones de permafrost y que no se han tenido en cuenta en los estudios existentes sobre el impacto climático. Según un importante estudio muy reciente: «Identificamos unos 4.500 emplazamientos industriales donde se manipulan o almacenan activamente sustancias potencialmente peligrosas en las regiones del Ártico dominadas por el permafrost. Además, estimamos que entre 13.000 y 20.000 lugares contaminados están relacionados con estos emplazamientos industriales.» (Fuente: Thawing Permafrost Poses Environmental Threat to Thousands of Sites with Legacy Industrial Contamination [El deshielo del permafrost supone una amenaza medioambiental para miles de emplazamientos con contaminación industrial heredada], National Library of Medicine, 28 de marzo de 2023).

Además, como se describe en un artículo titulado Alaska’s Scary Orange Rivers [Los aterradores ríos naranjas de Alaska], 29 de diciembre de 2023: Los ríos salvajes de Alaska se están volviendo de color naranja a medida que el deshielo del permafrost expone sustancias tóxicas. La investigación sobre el terreno de los ríos encontró: (1) niveles muy bajos de oxígeno disuelto, (2) factores de pH hasta 100 veces más ácidos de lo normal, (3) conductividad eléctrica comparable a las aguas residuales industriales. Cuesta creer que se trate de ¡naturaleza salvaje!

Además, el equipo de científicos del Parque Nacional del Valle de Kobuk, en Alaska, descubrió manchas ennegrecidas y oscuras en el suelo, como de asfalto fresco, en toda la cordillera de Brook, normalmente prístina. El agua que fluía a través de pequeños arroyos de drenaje fuera de los parches ennegrecidos tenía factores de pH tan bajos que era como vinagre.

¿Cuál es entonces la sensibilidad de una sociedad que permite que se envenene su planeta? ¿Y durante cuánto tiempo seguirán siendo viables los ecosistemas que sustentan la vida, envenenados gradualmente? Algo falla terriblemente cuando los parques naturales se vuelven tóxicos, pero a quién le importa realmente es aún más desconcertante.

Consideremos el escenario y las repercusiones, ya que el 25% de la superficie terrestre expuesta del hemisferio norte está cubierta por permafrost que se está derritiendo rápidamente. Está cargado de sustancias industriales tóxicas y de miles de años de virus y bacterias acumulados.

Muy significativamente, el grupo de científicos realizó el «primer muestreo exhaustivo de toda una cuenca hidrográfica» en una misión de seis días en una zona de Alaska conocida como «la última frontera». Esto es lo que observaron: Atravesando el río, encontraron agua turbia sobre rocas anaranjadas donde hace sólo un par de años era clara y estaba llena de peces, ahora no. En algunos puntos el agua corría mitad naranja y mitad verde y en otros, río abajo, el río tenía el color y la opacidad de una sopa de guisantes. Forrest McCarthy, antiguo coordinador del Programa Antártico de EE. UU., dijo: «La mayoría de los cambios climáticos son sutiles. Pero esto es como, ¡bam!». El equipo no pudo encontrar peces ni insectos en algunas zonas de la vasta cordillera: «La biodiversidad se ha estrellado».

Eso ocurría en la naturaleza, donde se supone que los salmones corren por los arroyos mientras los osos espantan mosquitos y jejenes. Pero no es lo que descubrieron los científicos. La ciencia está empezando a comprender lo que ocurre en el Norte. Los científicos salieron horrorizados y consternados. Nadie sabe qué más está ocurriendo en el 25% del hemisferio norte.

Mientras tanto, Estados Unidos, Rusia, China y otros países tienen grandes planes ahora que el hielo marino del Ártico es una sombra de lo que fue. Quieren el petróleo; quieren los minerales; quieren los metales; quieren las rutas comerciales más fáciles; lo quieren todo. Tienen grandes planes, pero parece que nadie tiene grandes planes para resolver el problema de los 20.000 vertederos de contaminación industrial del Ártico. Es una llaga abierta. (Fuente: Moritz Langer, et al, Thawing Permafrost Poses Environmental Threat to Thousands of Sites with Legacy Industrial Contamination [El deshielo del permafrost supone una amenaza medioambiental para miles de emplazamientos con contaminación industrial heredada], Nature Communications, 28 de marzo de 2023)

En el contexto del crecimiento capitalista hasta el infinito, los ecosistemas de todo el Ártico están ahí a disposición. Estados Unidos quiere entrar, al igual que Rusia y China. Codician y practican un capitalismo de gánsteres, unos pocos mandamases lo poseen prácticamente todo. ¿Serán capaces de sortear con éxito los retos que plantean los ecosistemas cargados de tóxicos y los virus zombis, o su recién descubierto tesoro de materias primas tendrá tanta prioridad que los virus zombis y los ecosistemas cargados de tóxicos quedarán fácilmente relegados a un segundo plano? Hasta que sea demasiado tarde. Hasta que llegue el fin.

Ilustración de portada: Cortesía de los Centers for Disease Control and Prevention.

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