Husein, Rayub o Barghuti: El liderazgo de Fatah como clave del futuro palestino

Daoud Kuttab, Al Monitor, 4 febrero 2024

Traducido del inglés por Sinfo Fernández


Daoud Kuttab es un periodista palestino, activista de los medios de comunicación y columnista de Palestine Pulse. Fue profesor de periodismo en la Universidad de Princeton y actualmente es director general de Community Media Network, una organización sin ánimo de lucro dedicada a promover los medios de comunicación independientes en la región árabe. @daoudkuttab

Aunque Mahmud Abbas ostenta los tres cargos de presidente palestino, presidente de la OLP y jefe de Al Fatah, es este último el que le ha mantenido en el poder. Nadie puede comprender plenamente la política palestina sin un profundo conocimiento del funcionamiento del movimiento Al Fatah. Aunque la OLP firmó los Acuerdos de Oslo y el gobierno palestino nació de la Declaración de Principios de 1993 firmada en la Casa Blanca, ninguno de los dos tiene poder real sin Al Fatah y sus dirigentes clave.

Al Fatah no es un partido político, sino que se considera a sí mismo un movimiento de liberación. Aunque los últimos 30 años, desde la firma de los Acuerdos de Oslo, han despojado al movimiento de su papel de «liberación», gran parte de la toma de decisiones interna tiene lugar en este movimiento y, concretamente, en su Comité Central. Los acontecimientos ocurridos desde el 7 de octubre han dado lugar a una revisión de la estrategia de resistencia que Fatah, bajo Abbas, abandonó tras desechar simbólicamente el atuendo de guerrillero caqui de Arafat por el traje diplomático.

Poner todos los huevos en la cesta política/diplomática ha resultado del todo inútil debido a la falta de interés de la comunidad israelí e internacional en el proceso.

Cuando el presidente estadounidense Joe Biden se reunió con Abbas en julio de 2022, afirmó que no era el momento adecuado para entablar conversaciones de paz. Ahora, debido a la guerra en la Franja de Gaza, el gobierno de Biden quiere poner en marcha las conversaciones para un Estado palestino junto a Israel, pero ha rechazado educadamente a Abbas. El llamamiento de Biden en su artículo de opinión en el Washington Post sobre la necesidad de revitalizar la Autoridad Palestina es bien recibido por la mayoría de los palestinos, pero el 79% de los encuestados que desean la dimisión de Abbas ciertamente no están interesados en ninguno de los favoritos de Estados Unidos ni de los países árabes que son los principales lugartenientes de Abbas. Los estadounidenses quieren eludir el proceso electoral sugiriendo que Abbas nombre a un adjunto (esperan que pueda ser Husein al-Sheikh, secretario general del Comité Ejecutivo de la OLP) y le ceda los poderes a él y a un nuevo gobierno.

Pero el problema que Washington parece haber ignorado es el movimiento Al Fatah. En su día, el movimiento, que comenzó con un ataque armado contra Israel el 1 de enero de 1965, decidió en 1969 enfrentarse a la OLP y desde entonces se ha hecho con el órgano más importante de la política palestina. Desde 1993, y sobre todo desde que Abbas asumió el poder en 2005, la OLP quedó marginada en favor de un gobierno palestino bajo ocupación y un esfuerzo por utilizar las Naciones Unidas y las negociaciones directas con Israel para lograr la liberación. Durante este periodo, Fatah ha funcionado sobre todo como el brazo de seguridad del gobierno palestino.

Influencia sobre los cargos públicos

En Fatah se entiende que lo que importa es la influencia, no las posiciones públicas. Y aunque el Comité Central de Fatah sigue teniendo mucha influencia, Abbas, personalmente como jefe de Fatah, ha monopolizado dicha influencia. Los miembros del Comité Central de Fatah se han beneficiado de su posición, pero no se han atrevido, todavía, a desafiar a Abbas. Los desafíos han ido y venido. El aumento de poder de Mohammed Dahlan dentro del Comité Central causó problemas internos. Haber perdido Gaza a manos de Hamás no ayudó a Dahlan, y Abbas pudo pronto marginarlo, echarlo del Comité Central e incluso utilizar con éxito los tribunales palestinos para mantenerlo alejado. Lo mismo ocurrió cuando estaban a punto de celebrarse las elecciones de 2021, cuando Abbas sintió la presión del sobrino de Arafat, Naser Qidwa, y la cooperación de éste con el líder encarcelado Marwan Barghuti, miembro del Comité Central de Fatah, consiguió expulsar a Qidwa de Fatah bajo la acusación de insubordinación.

Hasta ahora, los dos diputados clave dentro de Fatah -Yibril Rayub, secretario general del Comité Central de Fatah y jefe de la Asociación Palestina de Fútbol, y Mahmud al-Alul, adjunto de Abbas en Fatah- no han desafiado a Abbas. Han optado por la lealtad a cambio de permanecer en el movimiento y cosechar los beneficios de esta cercanía. Rayub, sin embargo, ha declarado que el Fatah después de que Abbas se haya ido será diferente del Fatah bajo Abbas.

Pero ¿cómo conseguirá Fatah apartar a Abbas de forma educada o no? Ni Rayub ni Alul parecen tener la confianza suficiente para ocupar su lugar. Rayub tiene problemas con muchos países árabes, entre ellos Jordania, y Alul ha declarado en más de una ocasión que no está interesado en el máximo cargo de Fatah y, por tanto, en la presidencia de Palestina. Esto ha abierto la puerta para que otro miembro del Comité Central de Fatah -Husein al-Sheij- ascienda en el escalafón. Su relación con Israel como ministro de Asuntos Civiles ha sido clave para su éxito, ya que casi todos los palestinos bajo ocupación necesitan un favor que exige que Israel expida un permiso, una tarjeta VIP o la popular «tarjeta de hombre de negocios» que les permitía -antes del 7 de octubre- conducir su propio coche hacia Israel, un privilegio que no tiene ningún palestino con permiso para trabajar allí.

Husein versus Barghuti

La ambición política de Husein le ha permitido intentar conseguir el escurridizo puesto de adjunto a Abbas. Y ha estado presionando a los estadounidenses y a los Emiratos Árabes Unidos, a pesar de que es impopular en Palestina e incluso dentro de Fatah.

Así pues, la gran pregunta sigue siendo: ¿Permitirá el Comité Central de Fatah que Sheij vea la oferta estadounidense como una nueva fórmula para un puesto de vicepresidente o se opondrá? Mucho depende, por supuesto, de la suerte del prisionero Marwan Barghuti, que podría ser liberado. Alrededor de Barghuti y presionando a su esposa, Fadwa, no sólo están los principales miembros del Comité Central de Fatah, sino también algunos de los líderes destituidos del movimiento, como Dahlan y Qidwa.

Nadie sabe exactamente lo que pasa por la cabeza de Barghuti. Israel lo ha aislado, al igual que a otros prisioneros de alto valor, como Ahmad Sadat, del Frente Popular para la Liberación de Palestina, y Abdullah Barghuti, dirigente de Hamás. Dentro de Fatah, el legado y la sostenibilidad de Abbas, así como el de muchos de su entorno, dependen de Barghuti y de lo que planee hacer si es liberado y cuando lo sea. Como se ha sabido de él, anteriormente ha rehuido los cargos públicos que se le han ofrecido y ha rechazado convertirse en primer ministro o asumir cualquier cargo ministerial o incluso de seguridad. La cuestión de la presidencia o la vicepresidencia podría ser otro tema. A diferencia de Sheij, que necesita a Abbas para que le nombre vicepresidente de la forma en que Washington quiere evitar las elecciones, si es liberado, lo más probable es que Barghuti busque la legitimación a través de las elecciones y no mediante un nombramiento basado en un esquema árabe-estadounidense.

Mientras tanto, sin embargo, es poco probable que los miembros del Comité Central de Fatah desafíen a Abbas por miedo a ser condenados al ostracismo como lo fueron Dahlan y Qidwa. La presencia de Barghuti fuera de la cárcel cambiaría las reglas del juego para ellos y para el movimiento y los cuadros de Fatah.

Foto de portada: Un hombre palestino camina junto al muro de separación de Israel pintado con una imagen del líder de Fatah encarcelado Marwan Barghuti, en la ciudad cisjordana de al-Azariya, en las afueras de Jerusalén, 8 de noviembre de 2021 (HAZEM BADER/AFP vía Getty Images).

Voces del Mundo

Deja un comentario