Arun Gupta, Yes! Magazine, 5 marzo 2024
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Arun Gupta es licenciado por el Instituto Culinario Francés y ha escrito para el Washington Post, The Nation, The Daily Beast, The Raw Story, The Guardian y otras publicaciones. Es autor del libro “Bacon as a Weapon of Mass Destruction: A Junk-Food-Loving Chef’s Inquiry into Taste” (The New Press).
Este informe de investigación descubre fuentes cuestionables y una sorprendente falta de pruebas físicas o de testigos presenciales en dos primeros informes que fueron ampliamente citados para reforzar las afirmaciones de que Hamás cometió violencia sexual masiva en su ataque del 7 de octubre de 2023 contra Israel.
Nota del editor: El autor presentó por primera vez una versión de esta historia, centrada en desacreditar una importante investigación del New York Times, a YES! y a otro medio a principios de enero. A la luz de la gravedad del genocidio en Gaza y de la creencia de YES! en la importancia del periodismo basado en hechos y de impacto, aceptamos el reto y nos enorgullece presentar la investigación en profundidad resultante. Advertimos a nuestros lectores que las descripciones de las presuntas violaciones y actos de violencia son gráficas y perturbadoras.
Tras los atentados de Hamás del 7 de octubre, que causaron al menos 1.163 muertos, empezaron a circular rumores de que las mujeres israelíes estaban sufriendo horribles violaciones masivas y violencia sexual. Meses después, un documento de toma de posición de Physicians for Human Rights Israel (PHRI) y una investigación del New York Times convencieron a muchos observadores de que Hamás utilizó la violación como arma de guerra. Pero una investigación de YES! que examina ambos informes, otras investigaciones de los medios de comunicación, cientos de artículos de noticias, entrevistas con fuentes israelíes y pruebas fotográficas y de vídeo revela una conclusión estremecedora: No hay pruebas de que se produjeran violaciones masivas.
The New Yorker, The New York Times, Associated Press y The Nation tratan el documento de PHRI como la prueba de oro de las violaciones y la violencia sexual de Hamás. Pero el documento es escandalosamente pobre. Carece de información original y se basa en informes de los medios de comunicación que, en el mejor de los casos, son dudosos y no están corroborados: ni pruebas forenses, ni testimonios de supervivientes, ni pruebas en vídeo.
Durante una entrevista de dos horas de duración, por momentos acalorada, Hadas Ziv, directora de ética y política de Physicians for Human Rights Israel (PHRI), reconoció numerosos problemas con el documento de posición del que es coautora, «Sexual and Gender-Based Violence As a Weapon of War During the October 7, 2023 Hamas Attacks«.
Ziv admitió problemas de credibilidad con las fuentes y que no revisó todas las pruebas disponibles. No era «consciente» de que numerosas fuentes habían inventado historias atroces sobre el 7 de octubre. Ziv dijo: «Sí, eso es un problema», sobre un soldado al que cita cuya declaración de violación fue cambiada por el gobierno. Citó a voluntarios de Zaka, una organización plagada de escándalos que recogió restos humanos después del 7 de octubre, pero Ziv no se dio cuenta de que Zaka habla abiertamente de inventarse historias. Al hablar de las afirmaciones de que los órganos sexuales de las mujeres fueron mutilados deliberadamente, Ziv admitió: «De acuerdo, si hay explicaciones alternativas no se puede decir eso».
Aunque admitió que «no conocía todas las historias de las que hablas que desacreditan a esos testigos», Ziv también arremetió: «Me siento como si fuera una víctima de violación a la que interrogan». YES! respondió: «No todas las entrevistas son amistosas».
Además, el documento de PHRI está plagado de pequeños y grandes errores. Los nombres están mal escritos, las citas no coinciden con los enlaces y una persona está mal identificada. Ziv ignoraba que el gobierno israelí alega que tiene pruebas forenses de violación, que no ha presentado públicamente. Y lo que es más atroz, Ziv no se dio cuenta de que su periódico contaba una presunta violación en grupo como dos incidentes separados.
El reportaje del New York Times del 28 de diciembre de 2023, “Screams Without Words” [Gritos sin palabras], también ha sido tratado como prueba de que Hamás cometió violencia sexual generalizada.
La piedra angular de ese reportaje son Gal y Nagi Abdush, una pareja asesinada el 7 de octubre. El Times afirma que la policía israelí cree que Gal Abdush fue violada. Pero la única prueba aportada es un «vídeo granulado» del cadáver quemado de Gal, «tumbada de espaldas, con el vestido roto, las piernas abiertas y la vagina expuesta». Gal pasó a ser conocida como «la mujer del vestido negro». La historia explotó en la cara del Times. Los familiares supervivientes negaron que hubiera sido violada.
PHRI hace referencia al vídeo de Gal Abdush como prueba de posibles «abusos sexuales».
El Times mencionó los mensajes que Gal y Nagi, padres de dos niños, enviaron a su familia durante el ataque. Después de que Gal fuera asesinada, Nagi envió «un último mensaje de audio» a su hermano Nissim Abdush a las 7:44 de la mañana: «Cuida de los niños. Te quiero», justo antes de ser asesinado.
Pero el Times no menciona otros mensajes de texto y telefónicos que hacen casi imposible que Gal fuera violada. Envió un mensaje a las 6:51 a.m. sobre intensas explosiones en la frontera, basándose en un comentario de Instagram de Miral Altar, hermana de Gal.
Nueve minutos después, a las 7:00 a.m., Nagi Abdush llamó a su hermano Nissim para decirle que Gal había recibido un disparo y se estaba muriendo.
Mondoweiss relató que Nissim contó su historia a una cadena de televisión israelí. Dijo que Nagi nunca mencionó que Gal hubiera sido violada, ni la policía israelí indicó a la familia superviviente que Gal hubiera sido agredida sexualmente. El Times nunca explica cómo Gal pudo ser capturada, violada, tiroteada mortalmente y quemada hasta la muerte en nueve minutos mientras Nagi enviaba mensajes a su familia y nunca mencionó ningún contacto físico con las fuerzas de Hamás.
Yes! habló con Nissim y Neama Abdush, hermanos de Nagi. Dijeron que Nagi llamó dos veces, primero para decir que Gal había recibido un disparo en el corazón y había muerto, y luego su llamada de despedida pidiéndoles que cuidaran de sus hijos. Neama dijo: «No, no, no», cuando le preguntaron si Nagi había dicho algo de que Gal hubiera sido atacada o violada.
En una llamada de seguimiento, Nissim reiteró que la policía no había dado ningún indicio de que Gal hubiera sido agredida sexualmente, pero se negó a ofrecer más detalles a menos que le pagaran 60.000 «dólares, shekels».
Tali Barakha, otra hermana de Gal, escribió en Instagram: «Nadie puede saber si hubo violación».
La docena dudosa
El documento de PHRI afirmaba que hay «pruebas suficientes para exigir una investigación de crímenes contra la humanidad”. The New York Times aseguró que «los ataques contra las mujeres no fueron hechos aislados, sino parte de un patrón más amplio de violencia de género el 7 de octubre.»
Sin embargo, las fuentes son extraordinariamente escasas. Doce personas dan cuenta de la gran mayoría de las afirmaciones sobre violaciones y violencia sexual en cientos de artículos.
Ocho de estas fuentes aparecen en el documento de PHRI y seis en el informe de The New York Times. Las investigaciones de The Washington Post, The Guardian, The Straits Times, BBC, AP, Reuters, The Wall Street Journal, NBC News, The New Yorker y varios segmentos de la CNN se basan en una combinación de estas 12 fuentes.
Todas menos una de las 12 fuentes están relacionadas con el ejército y la policía israelíes, como el Home Front Command. Cinco de las fuentes son voluntarios de Zaka que contaron historias que huelen a invención. Otras cinco fuentes afirmaron haber visto cadáveres con signos de violación o violencia sexual. Ninguna de estas fuentes estaba capacitada profesionalmente para hacer tales evaluaciones, y casi todas inventaron historias, como se describe a continuación.
Sólo quedan dos personas que afirmaron haber presenciado violaciones. Todo el caso de violación masiva presentado por el gobierno de Israel se basa en dos acusaciones: una fuente conocida como «Testigo S.», o Sapir, presentada por la policía, y un soldado de las fuerzas especiales del ejército israelí, Raz Cohen. El soldado ha cambiado su historia en numerosas ocasiones, lo que la hace sospechosa, mientras que el relato de Sapir es tan fantástico que desafía cualquier creencia, como se explica a continuación.
Incluso si las 12 fuentes se consideraran totalmente creíbles, sus relatos carecen de pruebas fotográficas y forenses y de testimonios de supervivientes. En el mejor de los casos, son afirmaciones sin fundamento.
En cuanto a las pruebas, dos informes han echado un jarro de agua fría sobre ellas. En primer lugar, Ha’aretz informó el 24 de diciembre de que la policía israelí había enviado una orden judicial a «hospitales generales y psiquiátricos» para que «facilitaran información sobre las víctimas de delitos sexuales cometidos por terroristas de Hamás el 7 de octubre». Era una admisión tácita de que la policía carecía de testimonios de supervivientes. La orden judicial también socavó las afirmaciones de que no se estaba identificando a los presuntos supervivientes para protegerlos, ya que los detalles únicos facilitarían su identificación.
En segundo lugar, un informe aún más revelador de Ha’aretz, publicado el 4 de enero de 2024, señalaba que «[l]a policía tiene dificultades para localizar a las víctimas de agresiones sexuales o a los testigos de los actos del atentado de Hamás, y es incapaz de relacionar las pruebas existentes con las víctimas descritas en ellas”. La policía está tan desesperada que ha hecho un llamamiento a través de los medios de comunicación, sin éxito hasta ahora, «para animar a quienes tengan información sobre el asunto a que acudan a declarar”.
Los expertos de Naciones Unidas han aportado algunas pruebas. El 29 de enero, un enviado de la ONU en Israel que investigaba la violencia sexual del 7 de octubre hizo un llamamiento a través de la oficina del presidente israelí para que «las víctimas de presuntas agresiones sexuales [rompieran] su silencio». La respuesta fue el silencio. Más tarde, el 19 de febrero, cuatro expertos de la ONU declararon que «expresaban su alarma por las denuncias creíbles» de que Israel había sometido a cientos de mujeres y niñas palestinas en Gaza a «detención arbitraria», «trato degradante», «múltiples formas de agresión sexual», incluida la violación, y «ataques deliberados y ejecuciones extrajudiciales».
Extrapolación de «pruebas» a partir de rumores
Gran parte de la cobertura del 7 de octubre recuerda a las teorías conspirativas del 11 de septiembre. Los periodistas han intentado extraer la «verdad» de fotos ambiguas y han sacado conclusiones precipitadas sin tener en cuenta otras posibilidades. Un cadáver desnudo no equivale a una agresión sexual. La ropa puede arrancarse al huir, en un ataque de pánico, al esconderse entre la maleza o al vendarse las heridas.
El New York Times relató la muerte de la familia Evens en el kibutz Be’eri, utilizando textos y fotos. Atrapados en un incendio, «se desnudaron hasta quedar en ropa interior». Los soldados encontraron más tarde «varios cuerpos semidesnudos tendidos bajo una hilera de árboles». Los padres y los dos adolescentes «habían muerto por disparos».
Del mismo modo, fragmentos de metal en un cuerpo no equivale a violencia sexual. Un reportaje de Reuters sobre Be’eri, una de las comunidades más castigadas el 7 de octubre, describía cómo las explosiones de granadas en una habitación segura convirtieron los tornillos de un sofá en metralla que perforó la pierna de una niña de 13 años. Si no hubiera vivido, ¿se trataría ahora de un caso de violencia sexual de Hamás?
Preguntado por el informe de Reuters, Ziv, del PHRI, admitió: «De acuerdo, si hay explicaciones alternativas no se puede decir que» fuera violencia sexual.
Las explicaciones alternativas se aplican a casi todas las denuncias de violencia sexual en los medios de comunicación.
La cabeza en las manos
Dos testigos, la fuente anónima Sapir y Raz Cohen, proporcionan las afirmaciones más dramáticas de violencia sexual en el documento de PHRI, el Times, y otros medios de comunicación. Sapir y Cohen asistieron al festival de música Supernova y afirmaron haber visto violaciones en grupo a una distancia de entre 15 y 20 metros de sus escondites. El Times los sitúa a unos kilómetros de distancia, lo que significa que Sapir y Cohen estaban describiendo agresiones diferentes.
A principios de noviembre, la policía israelí mostró a los periodistas un vídeo de tres minutos con el rostro de Sapir difuminado, pero se negó a aceptar preguntas y desde entonces ha «declinado» hacer pública la entrevista completa. Los informes sobre el clip de tres minutos y extractos más breves en la web eran todo lo que se sabía de la historia de Sapir hasta que The New York Times la entrevistó «varias veces». El Times dice que Sapir es «una contable de 26 años» que «se ha convertido en una de las testigos clave de la policía israelí».
Según el Times, Sapir estaba herida en la espalda y se sentía débil. Se escondió cerca de una carretera cubierta «de hierba seca y se quedó tan quieta como pudo». Afirmó ver a un grupo de «unos 100 hombres» implicados en la horrible violación y asesinato de «al menos cinco mujeres», dijo el Times:
La primera víctima que dijo haber visto era una mujer joven con el pelo de color cobrizo, sangre corriendo por su espalda, con los pantalones bajados hasta las rodillas. Un hombre la tiró del pelo y la obligó a agacharse. Otro la penetró, dijo Sapir, y cada vez que ella se estremecía, él le clavaba un cuchillo en la espalda.
Dijo que luego vio a otra mujer «destrozada en pedazos». Mientras un terrorista la violaba, dijo, otro sacó un cúter y le cortó un pecho.
«Uno sigue violándola, y el otro le tira el pecho a otro, y juegan con él, lo tiran, y cae a la carretera»…
Alrededor de la misma hora, dijo, vio a otras tres mujeres violadas y a terroristas que llevaban las cabezas cortadas de otras tres mujeres.
Compárese esto con lo que se sabe del vídeo de la policía. En un fragmento de 52 segundos del vídeo de la policía, Sapir afirmó que una mujer que estaba de pie fue violada por militantes y pasada de mano en mano. Sapir dijo que un militante «le corta los pechos. La arroja a la carretera. Juegan con ella».
Refiriéndose al vídeo de la policía, la BBC añadió que Sapir afirmó que un militante mató a la mujer y continuó violándola. «Él… le disparó en la cabeza antes de terminar. Ni siquiera se recogió los pantalones; disparó y eyaculó».
Un periodista que vio parte del vídeo dijo que Sapir afirmaba que «algunos terroristas llevaban cabezas en la mano [decapitadas] como trofeos, diciendo que no había nada [que] no hicieran con las cabezas», dando a entender que los combatientes de Hamás mantenían relaciones sexuales con cabezas cortadas.
La historia de Sapir y cómo cambia entre el vídeo de la policía y el informe del Times plantea muchas preguntas. ¿Cómo pudo ver a 100 militantes y numerosas agresiones mientras permanecía tumbada, tapada? ¿Cómo una víctima de violación se convierte en cinco? ¿Por qué una mujer violada y con el pecho cortado en el vídeo de la policía se convierte en dos mujeres en el reportaje del Times?
Ante semejante matanza -cabezas cortadas, partes cercenadas, salpicaduras de sangre y cinco cadáveres mutilados-, ¿dónde están las pruebas forenses y fotográficas? ¿Por qué no hay testigos que puedan verificar ninguno de sus relatos, como el sexo con cabezas cortadas y cadáveres que parecen sacados del Infierno de Dante?
El Times publicó un seguimiento defendiendo el informe del 28 de diciembre después de que fuera criticado por sus escasas fuentes y la falta de pruebas, pero sólo planteó más preguntas sobre la debilidad de la información.
El documento de posición de PHRI también tergiversa la historia de Sapir, citándola como dos incidentes distintos. Primero se menciona en la sección «Víctimas» como «una mujer que detalló la violación y asesinato en grupo de una joven por asaltantes vestidos con uniformes militares». Después, PHRI volvió a citar la historia de Sapir en «Testimonios visuales», ya que se trata de un vídeo. Hadas Ziv admitió el error a YES!, pero ningún otro medio de comunicación ha recogido el error de PHRI.
Historias cambiantes
Raz Cohen, el segundo testigo que afirma haber visto una violación, es un exoficial israelí de «la unidad de élite Maglan«. Ni el informe original del Times ni PHRI mencionan que Cohen sea un exsoldado de las fuerzas especiales ni que su historia haya cambiado en numerosas ocasiones.
Cohen se escondió en el cauce de un arroyo con unos amigos tras huir del festival Supernova. Según el Times, afirmó haber visto una furgoneta blanca detenerse a unos 40 metros y a cinco hombres arrastrar a una mujer por el suelo, «joven, desnuda y gritando». Cohen dijo: «Empezaron a violarla. Vi a los hombres de pie formando un semicírculo a su alrededor. Uno la penetra. Ella grita. Aún recuerdo su voz, gritos sin palabras. Entonces uno de ellos levanta un cuchillo y la masacran».
Inicialmente, la historia de Cohen era diferente. El 7 de octubre, describió a cientos de personas aterrorizadas que huían de los pistoleros de Hamás a través de un campo, mientras algunos caían abatidos por los disparos. Cohen y otras personas se escondieron durante seis horas en el monte mientras los disparos silbaban por encima de ellos y una batalla entre «nuestro ejército y los terroristas» se desencadenaba a su alrededor.
En los tres días siguientes, un conmocionado Cohen describió experiencias similares en vídeos y entrevistas. Dijo que la gente era «masacrada con cuchillos». La Australian Broadcasting Corporation informó en un reportaje del 10 de octubre basado en una entrevista con Cohen que «militantes de Hamás apuñalaron a un grupo de mujeres en las cercanías». Pero no mencionó la violación ni la violencia sexual.
Luego la historia de Cohen cambió. Más tarde, en una aparición del 10 de octubre, Cohen dijo en PBS Newshour: «Los terroristas, gente de Gaza, violaron a niñas. Y después de violarlas, las mataban, las asesinaban con cuchillos, o lo contrario, mataban… y después las violaban, hacían eso». En una entrevista del 24 de octubre con el Washington Free Beacon también afirmó que violaron y asesinaron a una mujer.
Es notable que la historia de Cohen sea sorprendentemente similar a la de Sapir: múltiples violaciones en grupo, asesinatos con cuchillos, agresión sexual a cadáveres. Ningún medio de comunicación importante se ha hecho eco de las similitudes, ni de que el número de víctimas parece pasar de varias a una.
Desde que salieron a la luz los relatos de Sapir y Cohen, ha aparecido un compañero diferente que se escondió con cada uno. El Times entrevistó a ambos, y sus relatos no respaldan los de Sapir o Cohen. Hay otros relatos de violación y violencia sexual, pero las fuentes no pueden ser identificadas o dicen que «oyeron» pero no presenciaron visualmente la violación.
Los informes sobre la masacre de 364 personas en el festival debilitan aún más a Sapir y Cohen. CNN, BBC, The Guardian, The Wall Street Journal, The New York Times, The New Yorker, ABC News y NBC News reconstruyeron el campo de exterminio utilizando fotos, vídeos, redes sociales y entrevistas con docenas de asistentes al festival. Fue una matanza espantosa, pero nadie mencionó torturas, violencia sexual o violaciones.
La policía tampoco ha corroborado las historias de Sapir o Cohen a pesar de poseer «más de 60.000 ‘documentos visuales’, incluidos vídeos de cámaras GoPro que llevaban los atacantes, grabaciones de CCTV e imágenes de drones». YES! revisó todos los vídeos y fotos gráficas que pudo localizar, incluso en un canal de Telegram, sitios web del gobierno israelí y una serie de cinco partes de, francamente, películas snuff. Muestran militantes, brutales matanzas y cientos de cadáveres, pero nada parecido a las escenas descritas por Sapir o Cohen.
Bolsas de cadáveres y robo de dinero
La escasez de pruebas de violaciones masivas se ha atribuido a las afirmaciones del gobierno israelí de que las preocupaciones religiosas y el caos impidieron la recogida de pruebas forenses. Pero otros informes indican que Israel manipuló las pruebas, los forenses y los testimonios de Zaka, todo lo cual crea la apariencia de una campaña de violaciones masivas.
Ha’aretz informó de que los voluntarios de Zaka dejaron de lado a los soldados en la recogida de pruebas después del 7 de octubre.
[Las fuerzas israelíes decidieron renunciar al despliegue de cientos de soldados específicamente entrenados en la identificación y recogida de restos humanos en incidentes con víctimas masivas. En su lugar, el Mando del Frente Interior optó por recurrir a Zaka, una organización privada.
Un informe de Ynet del 12 de noviembre sugiere por qué Zaka tomó la iniciativa. Un especialista en información de la oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu se jactó ante Ynet de que los testimonios de Zaka «tuvieron un tremendo impacto en los reporteros» al retratar a Hamás como «monstruos humanos». Eso reforzó la narrativa de Israel de que «Hamás es igual al Dáesh… reforzando la legitimidad del Estado para actuar con gran fuerza», dijo el funcionario.
Además de servir como propaganda de guerra, las historias de los voluntarios de Zaka parecen inventadas. Este autor describió en una reciente investigación de Intercept cómo los oficiales de Zaka dicen que «estamos usando nuestra imaginación» cuando relatan atrocidades y que «los cuerpos nos están contando las historias que les ocurrieron». Los medios de comunicación occidentales están llenos de afirmaciones de Zaka sobre atrocidades, casi todas ellas inventadas, dudosas o sin fundamento.
Y lo que es aún más chocante, Zaka fue fundada hace décadas por Yehuda Meshi-Zahav, quien supuestamente agredió sexualmente a al menos 20 menores durante décadas antes de ser desenmascarado en 2021. Meshi-Zahav y sus familiares supuestamente utilizaron «organizaciones en la sombra» para desviar millones de dólares de un Zaka casi insolvente a un «fondo para sobornos» a fin de financiar «un lujoso estilo de vida en hoteles de 5 estrellas y una villa multimillonaria.»
Ha’aretz informó de que, durante los esfuerzos de recuperación del 7 de octubre, un Zaka con problemas financieros utilizó «a los muertos como atrezzo» para recaudar fondos. En el proceso, dice Ha’aretz, Zaka destrozó pruebas forenses que podrían probar o refutar las denuncias de violación.
El documento de PHRI incluye el testimonio de dos voluntarios de Zaka. Después de que le contaran algunas historias de Zaka, Hadas Ziv dijo a YES!: «No sabía que no eran de fiar… Pero quizá sólo confío en la gente que cuenta la historia tal cual y no investigo [sobre ella]».
Reuters, CNN, The New York Times, BBC, The Guardian, NBC, Politico, The Wall Street Journal y The Washington Post también citan a voluntarios de Zaka sin mencionar escándalos pasados ni controversias presentes.
Una avalancha de desinformación
Las fuentes restantes también tienen problemas de credibilidad. Una de ellas es un paramédico anónimo de la Unidad 669, un equipo israelí de élite de búsqueda y rescate. El soldado afirma que encontró a una chica muerta, «una adolescente de 14 o 15 años», en el suelo de una casa en un kibutz. Estaba «boca abajo, con los pantalones bajados y semidesnuda. Tenía las piernas abiertas y restos de esperma en la espalda. Alguien la ejecutó justo después de violarla brutalmente».
Habló por primera vez el 25 de octubre con Republic World, un canal de noticias indio de derechas, de espaldas a la cámara. Ziv enlazó a un clip del documento de PHRI de la misma entrevista que Eylon Levy tuiteó el mismo día. Levy, portavoz de Netanyahu, es un conducto de desinformación.
En la entrevista completa, el paramédico dijo que un compañero «sacó de la basura» a un bebé de un año «apuñalado varias veces por todo el cuerpo». También afirmó que había «frases en árabe escritas en las entradas de las casas [con] la sangre de las personas que vivían en ellas”.
El 7 de octubre murió un bebé, Mila Cohen, de 10 meses, «a la que dispararon mientras estaba en brazos de su madre», que sobrevivió.
Ni que decir tiene que estas historias también parecen ser falsas. Lo que es más significativo, el paramédico es típico de otras fuentes importantes. Sus afirmaciones son descabelladas, no hay otros testigos, ni informes independientes, ni pruebas fotográficas o forenses, ni información sobre los fallecidos.
Debilitando aún más su credibilidad, el paramédico identificó inicialmente tres veces el kibutz Nahal Oz como el lugar del ataque y tradujo su nombre como «Río de la Fuerza». En Nahal Oz murieron al menos 60 soldados y 12 civiles. En una casa murieron cinco miembros de una familia, entre ellos dos hermanas, pero eran adultos, de 18 y 20 años.
Tal vez al darse cuenta de que ninguna de las víctimas de Nahal Oz coincidía con la descripción del paramédico, Eylon Levy cambió la ubicación a Be’eri en un tweet y recortó el clip para eliminar todas las referencias a Nahal Oz.
Cuando habló con The New York Times, AP, The Washington Post y la CNN, el paramédico sólo se refirió a Be’eri como el lugar. El número de víctimas también cambió, algo apenas sin importancia, de una a dos, a media docena, y de nuevo a una o dos.
Cuando se le preguntó cómo hizo su investigación para el documento de PHRI, Ziv dijo: «Comprobé todos los informes que estaban a mi alcance». La entrevista de Republic World al paramédico estaba a su disposición al enlazar con el breve clip que Levy tuiteó en el documento de PHRI.
Tras escuchar una descripción de las falsas historias del paramédico, Ziv dijo: «No, no vi ésta». YES! preguntó: «¿Entonces no miraste todas las pruebas?». Ziv respondió: «No, probablemente no lo hice».
Ziv también dijo: «Sí, eso es un problema» sobre el hecho de que la oficina de Netanyahu alteró la historia del paramédico y de que sea una fuente militar anónima.
Bebés masacrados
Seis de las 12 fuentes inventaron historias de bebés asesinados, incluida Shari Mendes. Mendes, reservista militar voluntaria que trabajó en el Cuerpo de Rabinatos de la morgue militar de Shura, en el centro de Israel, durante dos semanas y ayudó «a los médicos a tomar huellas dactilares y a limpiar los cadáveres de las soldados», según Reuters.
El 20 de octubre, Mendes declaró a The Daily Mail: «Sacaron a un bebé de una mujer embarazada y lo decapitaron, y luego decapitaron a la madre». Personal superior de Shura, el coronel rabino Haim Weisberg y el general de brigada retirado rabino Israel Weiss, también afirmaron haber descubierto a una madre embarazada asesinada con su feto.
Ha’aretz dice: «Este horrible incidente… simplemente no ocurrió».
PHRI cita a Mendes de un informe del Times of Israel del 9 de noviembre. Mendes dice: «Sí, hemos visto que han violado a mujeres. Niñas, hasta ancianas han sido violados. Violadas a la fuerza, hasta el punto de que les han roto huesos». Mendes también ha alegado: «Hemos visto genitales cortados, cabezas cortadas, bebés, manos, pies, sin motivo». Dice: «Esto no es sólo algo que vimos en Internet, vimos esos cuerpos con nuestros propios ojos».
PHRI cita al capitán Maayan, reservista de las fuerzas israelíes y dentista en Shura, del mismo artículo. The Times of Israel escribió:
Maayan dijo el 31 de octubre que había visto varios cuerpos que tenían signos consistentes con abuso sexual.
«Puedo decir que vi muchos signos de abuso en la [región genital]», dijo Maayan, usando su mano para mostrar eufemísticamente. «Vimos piernas rotas, pelvis rotas, ropa interior ensangrentada» y mujeres que no estaban vestidas por debajo de la cintura, dijo.
The Times of Israel dijo que Mendes no está «legalmente cualificada para determinar una violación». Asimismo, PHRI advirtió que «el personal médico y de urgencias que prestó testimonio» no estaba «capacitado profesionalmente para determinar si se había producido una violación”.
Pero PHRI intenta transitar por todas las vías. Cita denuncias de violación y abusos sexuales afirmados por Shari Mendes, el capitán Maayan, el paramédico, Itzik Itah y Simcha Greiniman, de Zaka, y su última fuente, Rami Shmuel, organizador de un festival de música.
Si estas fuentes no pueden determinar la violación, ¿por qué incluirlas? PHRI también dice que «los relatos que proporcionaron indican la perpetración de violencia sexual». ¿Qué les califica para concluir que las heridas son signos deliberados de violencia sexual y no de armas?
Cuando se le preguntó cómo Mendes podía saber que las pelvis rotas habían sido causadas por violaciones masivas, Ziv dijo: «Ella no lo sabe, no lo sabe. Sólo puede decir que esto es lo que vio. No puede decir que esto es resultado de una violación».
Entonces, ¿por qué Israel parece convertir a civiles sin formación en la cara de las denuncias de violaciones masivas? En una sesión de alto nivel de la ONU celebrada el 4 de diciembre, organizada con la ayuda de la magnate de la tecnología Sheryl Sandberg, Mendes y Greiniman testificaron y se mostraron partes del vídeo de Sapir.
Greiniman, comandante adjunto en Zaka, afirmó que en el festival Supernova había mujeres desnudas atadas a los árboles, que encontró a un niño pequeño con un cuchillo clavado en la cabeza y que descubrió a combatientes extranjeros que se habían dejado el carné de identidad en el bolsillo. ¿Por qué Israel decidió presentar al mundo fuentes con algunas de las historias más extrañas y difíciles de creer?
¿Por qué los médicos, patólogos o soldados que recuperaron restos mortales no han ofrecido testimonio o documentación de violaciones, agresiones sexuales u otras atrocidades? Israel ha producido vídeos de las investigaciones forenses de las víctimas del 7 de octubre. Los medios de comunicación tuvieron acceso a documentar las atrocidades en el Centro Nacional de Medicina Forense el 16 de octubre.
El 14 de octubre, Reuters, Ha’aretz y Politico se unieron a una visita de los medios de comunicación a Shura organizada por funcionarios israelíes. Reuters informó: «Los equipos forenses militares… encontraron múltiples signos de tortura, violación y otras atrocidades». El rabino Israel Weiss, que ayudó a supervisar la identificación de los muertos, dijo: «Muchos cuerpos mostraban signos de tortura, así como de violación”. El capitán Maayan dijo: «El examen forense encontró varios casos de violación», según Politico.
Pero, según Reuters: «El personal militar que supervisaba el proceso de identificación no presentó ninguna prueba forense en forma de fotografías o historiales médicos”.
Poco después, los voluntarios de Zaka, Shari Mendes y el paramédico de la Unidad 669 empezaron a causar sensación en los medios de comunicación. Desde entonces, poco se ha sabido de los expertos forenses.
Imagen de portada de Deema Alawa.