El Departamento de Estado de EE. UU. dice que Israel no bloquea la ayuda, pero los videos muestran lo contrario

Prem Thakker, The Intercept, 18 mayo 2024

Traducido del inglés por Sinfo Fernández


Prem Thakker es periodista político de The Intercept. Sus intereses incluyen el clima y el medio ambiente, la corrupción empresarial y política, los derechos civiles y la justicia y el trabajo. Anteriormente trabajó en The New Republic, The American Prospect y la CNN. Creció en Dakota del Norte y ahora vive en Washington, D.C.

El pasado lunes, una turba de colonos israelíes atacó camiones de ayuda que transportaban alimentos a Gaza. Los extremistas saquearon el cargamento, destruyendo y destrozando los suministros que se necesitan desesperadamente cuando se cumple más de medio año del asalto israelí al asediado enclave. La policía y el ejército israelíes se echaron la culpa unos a otros, afirmando que deberían haberlo evitado, pero un alto cargo de seguridad declaró a Haaretz que los alborotadores recibieron «información privilegiada sobre el movimiento de los camiones» por parte de los agentes.

El incidente es emblemático de una pauta que se repite desde hace meses. Los israelíes, ya sean extremistas vigilantes o funcionarios del Estado, bloquean o atacan directamente la ayuda humanitaria; Estados Unidos ofrece una respuesta moderada o favorece aún más a Israel; la violencia continúa e incluso se recrudece. Existen numerosas pruebas de que el gobierno israelí mira hacia otro lado mientras se producen estos ataques y obstrucciones al suministro de ayuda. Nada de esto es secreto: gran parte se ha documentado con cámaras y se ha difundido a través de las redes sociales.

Sin embargo, el Departamento de Estado, en un informe largamente esperado sobre si Israel estaba cumpliendo con el derecho internacional humanitario al utilizar armas estadounidenses, concluyó la semana pasada que Israel no está bloqueando la ayuda. El Departamento de Estado manifestó su «profunda preocupación» por la «acción e inacción» del gobierno israelí, que ha provocado que el suministro de ayuda a Gaza «siga siendo insuficiente», pero concluyó que no había pruebas suficientes para justificar la interrupción de la asistencia al ejército israelí.

Allison McManus, directora gerente del departamento de seguridad nacional y política internacional del Center for American Progress, afirmó que las conclusiones del Departamento de Estado se ven socavadas por «el hecho muy evidente» de los ataques indiscriminados contra trabajadores humanitarios y civiles en Gaza.

«Es algo que todo el mundo puede ver con sus propios ojos. El asesinato de trabajadores humanitarios, el ataque a hospitales, la destrucción total del sistema sanitario, el número masivo de víctimas civiles, muchas de las cuales son mujeres y niños», afirmó McManus. «Eso no ocurre en un contexto en el que el ejército acusador se atenga al derecho internacional».

Activistas de la derecha israelí observan camiones con remolque dañados que transportaban suministros de ayuda humanitaria en el lado israelí del cruce de Tarqumiyah con la Cisjordania ocupada el 13 de mayo de 2024, después de que otros activistas los destrozaran para protestar por el envío de ayuda a la Franja de Gaza (AFP vía Getty Images).

La violencia desenfrenada del lunes fue sólo uno de los múltiples ataques contra el sector de la ayuda en los días posteriores a la publicación de las conclusiones del Departamento de Estado. Ese mismo día, las fuerzas israelíes atacaron un vehículo de las Naciones Unidas claramente identificado en Rafah, matando a un miembro del personal de nacionalidad india. El ataque contra el vehículo hizo temer la posible evacuación de más de 20 médicos y trabajadores sanitarios estadounidenses atrapados en Gaza. La matanza no impidió que el Presidente Joe Biden decidiera el martes enviar otros 1.000 millones de dólares en armas a Israel.

El miércoles, en la Cisjordania ocupada, los colonos atacaron a un camionero palestino porque pensaban que conducía un camión de ayuda que se dirigía a Gaza. Las imágenes muestran a la víctima retorciéndose de dolor mientras agentes de las Fuerzas de Defensa de Israel recorren el lugar. Según Haaretz, la policía israelí no detuvo a ningún sospechoso.

Los colonos desinflaron los neumáticos de dos camiones -que realizaban rutas comerciales en lugar de entregar ayuda- y les prendieron fuego.

Un vídeo publicado en Twitter por Alon-Lee Green, codirector de la organización pacifista Standing Together, mostraba a personas bailando subidas a un camión saqueado.

Ante la mirada de las tropas israelíes, varias personas se hacían selfis y fotos mientras trepaban por la pila de bolsas de ayuda desechadas, según muestra el vídeo.

Más de 250 trabajadores humanitarios han sido asesinados por Israel en Gaza desde el ataque de Hamás del 7 de octubre. Human Rights Watch ha identificado al menos ocho casos de ataques de las fuerzas israelíes contra convoyes y locales de ayuda. Algunos de estos incidentes se produjeron a pesar de que los grupos de ayuda facilitaron sus coordenadas al gobierno israelí para que les garantizara protección.

Entre los incidentes abordados en el informe del Departamento de Estado de la semana pasada se encuentra el ataque de Israel contra un convoy de World Central Kitchen en el que murieron siete trabajadores humanitarios el mes pasado. El Departamento de Estado dijo que no podía llegar a «conclusiones definitivas» sobre si se utilizaron armas suministradas por Estados Unidos durante ese ataque.

El Departamento de Estado admitió que tales ataques «crearon un entorno excepcionalmente difícil para la distribución y entrega de ayuda», pero no describió tales esfuerzos como una política israelí sistemática.

Un informe reciente del grupo de investigación Forensic Architecture, con sede en el Reino Unido, ha descubierto al menos 80 ataques israelíes distintos contra la ayuda en Gaza sólo desde enero. «La frecuencia y la naturaleza generalizada de estos ataques sugieren que Israel está atacando sistemáticamente la ayuda», escribió el grupo.

En una declaración a The Intercept, un portavoz de las fuerzas israelíes afirmó que el ejército toma «todas las medidas operativamente viables para mitigar el daño a los civiles, incluidos los convoyes de ayuda y los trabajadores. Y que nunca han atacado ni atacarán deliberadamente a los convoyes y trabajadores humanitarios».

El portavoz continuó: «Las fuerzas israelíes hacen grandes esfuerzos para permitir la entrega segura de ayuda humanitaria, y han estado trabajando estrechamente con varios grupos de ayuda para coordinar y realizar sus esfuerzos vitales para proporcionar alimentos y ayuda humanitaria a la población de Gaza. Dados los continuos intercambios de disparos, permanecer en una zona de combate activa conlleva riesgos inherentes. Se continuarán contrarrestando las amenazas para en mitigar el daño a los civiles».

La evaluación del Departamento de Estado de la semana pasada concluyó que Israel «probablemente» violó las leyes al utilizar armas suministradas por Estados Unidos. La admisión de Biden de que las armas estadounidenses han matado a civiles palestinos pone en tela de juicio un memorando emitido el año pasado según el cual Estados Unidos no autorizaría ninguna transferencia de armas cuando exista el riesgo de «facilitar o contribuir de otro modo a» violaciones de los derechos humanos o del derecho internacional.

Pero vídeo tras vídeo han mostrado a manifestantes israelíes bloqueando e incluso destruyendo la ayuda destinada a Gaza, a veces en presencia de autoridades policiales o militares.

Estas manifestaciones se intensificaron después de que la Corte Internacional de Justicia declarara que es plausible que el gobierno israelí esté cometiendo genocidio y le ordenara que facilitara la distribución de la ayuda y evitara posibles nuevos actos de genocidio. Los manifestantes respondieron intentando bloquear la ayuda durante días y días, sin que las autoridades israelíes hicieran prácticamente nada para evitarlo.

En un vídeo fechado el 9 de febrero en el paso fronterizo de Nitzana con Egipto, manifestantes israelíes impiden la entrada a Gaza de camiones con ayuda. «Amigos míos, hoy hemos cerrado el paso fronterizo», exclama un manifestante mientras los agentes cierran las puertas, lo que provoca los gritos de júbilo de la multitud. «Con el debido respeto, amigos míos, la puerta está cerrada», continúa el manifestante a través de un megáfono, «alguien se va esta noche con hambre a la cama».

Un grupo de manifestantes defendió su acción, declarando al Times of Israel que «los cientos de camiones de ayuda y suministros para la organización terrorista Hamás no entrarán hoy por aquí». El grupo añadió que estaban «orgullosos y conmovidos».

La actitud permisiva del Estado hacia estas manifestaciones contrasta fuertemente con el trato que da a los israelíes que quieren apoyar a la población de Gaza. Las protestas antigubernamentales en Israel, algunas de las cuales han incluido a familiares de víctimas retenidas como rehenes por Hamás, han recibido una respuesta feroz. La organización pacifista Standing Together ha intentado llevar ayuda a Gaza; en uno de esos intentos, en marzo, los activistas fueron detenidos por la policía.

Una semana después, los israelíes que intentaban bloquear la ayuda aparecen en un reportaje de vídeo confraternizando con las autoridades; una de ellos le dice a un periodista: «No me importa que los maten».

Otro manifestante afirma que la policía les dio piruletas y sandías mientras contemplaba cómo impedían que la ayuda cruzara la frontera: «El policía, el comandante jefe, vino y nos dijo: ‘Vale, habéis venido y habéis bloqueado, no queremos pelear con vosotros’. Y nos dijo: ‘Voy a cerrar la puerta. No hace falta que os quedéis bajo el sol’».

Los intentos de bloquear las entregas de ayuda a la vista de las autoridades israelíes han continuado este mes.

Un vídeo de principios de mayo publicado en Twitter por Middle East Eye muestra a manifestantes bailando y coreando en un gran círculo, bloqueando decenas de camiones destinados a Gaza.

Mientras el vídeo muestra a la multitud cantando triunfalmente y ondeando banderas, los agentes no intervienen.

En su informe de la semana pasada, el Departamento de Estado identificaba apenas las manifestaciones que bloqueaban los pasos de ayuda en enero y febrero, al considerar que también creaban un «entorno difícil» para la entrega de ayuda.

En Jerusalén, una turba prendió fuego la pasada semana a la sede de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo.

Juliette Touma, directora de comunicación de la UNRWA, declaró que el ataque no fue espontáneo. Ha habido numerosos intentos de prender fuego a las instalaciones, dijo, precedidos por semanas de acoso por parte de extremistas. Las turbas han acudido a las puertas del recinto para intimidar y amedrentar al personal de la UNRWA, arrojar piedras e incluso amenazarles con armas de fuego, añadió.

El propio teniente de alcalde de Jerusalén, Aryeh King, se ha sumado a los ataques. Cuando UNRWA cerró temporalmente las operaciones en la sede la semana pasada, King dijo que era «un honor ser responsable» de ello.

Además de los numerosos ataques, la prestación de ayuda básica ha sido deficiente. Touma señaló que antes del 7 de octubre, Gaza dependía de 500 camiones de ayuda al día debido a los 16 años de bloqueo israelí. Añadió que, durante las dos primeras semanas tras el asalto, Gaza estuvo bajo un «asedio hermético», sin que llegara ayuda durante varios días. Incluso cuando se reanudaron las entregas de ayuda, el ritmo se ralentizó considerablemente. Según los datos de Coordinación de Actividades Gubernamentales en los Territorios, una rama del ejército israelí, desde el 15 de mayo sólo 127 camiones han entrado en Gaza al día.

Esto se debe en parte a las barreras estructurales que el gobierno ha impuesto a la ayuda. El gobierno israelí ha prohibido a la UNRWA que entregue ayuda en la parte norte de Gaza, una zona que esta semana se enfrenta a nuevos avisos de desplazamiento al ser de nuevo objeto de ataques israelíes.

La entrega de ayuda se ha visto obstaculizada durante mucho tiempo en el paso fronterizo de Rafah con Egipto, en la parte más meridional de Gaza. En un momento dado, en enero, cientos de camiones cargados de ayuda hicieron cola durante semanas a la espera de permiso para entrar en Gaza.

Los senadores demócratas Chris Van Hollen y Jeff Merk Chris Van Hollen y Jeff Merkley culparon de esa situación al engorroso proceso que incluía rechazos arbitrarios de equipos humanitarios vitales. En mayo, Israel tomó el control y cerró el paso fronterizo al tiempo que iniciaba una invasión terrestre en Rafah, donde se refugian 1,4 millones de palestinos desplazados.

Foto de portada: Grupo de manifestantes sentadas frente a los camiones para impedir la llegada de ayuda humanitaria a Gaza cerca del puerto de Ashdod, Israel, el 1 de febrero de 2024 (Mostafa Alkharouf/Anadolu vía Getty Images).

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