Omar Shaban, Al-Shabaka, 19 mayo 2024
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Omar Shaban es fundador y director de PalThink for Strategic Studies, un grupo de reflexión independiente sin afiliación política con sede en Gaza. Es analista de la economía política de Oriente Medio y escritor y comentarista habitual en los medios de comunicación árabes e internacionales. Omar es fundador de grupos palestinos para Amnistía Internacional, vicepresidente del consejo de Asala, asociación que promueve la microfinanciación para mujeres, y miembro del Institute of Good Governance.
El asalto israelí a Gaza se ha prolongado durante más de siete meses, sin que se vislumbre todavía el final. Sin duda, el genocidio ha tenido un impacto global: desde la movilización de los hutíes en el Mar Rojo, pasando por el aumento de las tensiones entre Israel e Irán, hasta la movilización masiva de estudiantes en Estados Unidos y Europa. Sin embargo, aunque la atención del mundo se centre en Palestina más que en generaciones pasadas, hay un coste desastroso. De hecho, el mero número de víctimas mortales (estimadas ahora en más de 35.000), de desplazados y de hogares destruidos no puede hacer justicia al nivel de devastación que Gaza ha soportado desde octubre de 2023.
Aun así, sigue siendo necesario que los palestinos lideren la conversación sobre lo que viene después del genocidio de Israel. No participar en estos debates es dejar nuestro futuro colectivo en manos de las mismas personas que durante décadas han intentado borrarnos del mapa. En consecuencia, este comentario ofrece un punto de entrada a un diálogo palestino sobre lo que puede venir después de que se alcance un alto el fuego. Lo hace profundizando en el actual discurso no palestino del «día después», identificando después las formas en que el esfuerzo de reconstrucción actual es distinto de los del pasado y, por último, planteando un posible enfoque para empezar a embarcarse en dicho proyecto.
La exclusión palestina en el discurso del «día después»
Desde el comienzo del ataque genocida de Israel contra Gaza, innumerables debates, sesiones informativas y artículos de opinión han presentado diversas propuestas sobre cómo podría ser el día después. La gran mayoría de estos debates han contado, en el mejor de los casos, con una participación palestina simbólica. Lo más habitual es que se hayan celebrado sin incluir a los palestinos.
Por ejemplo, en un artículo de opinión para el Foreign Policy Research Institute, Leon Hadar pide que se reconsidere la creación de un Estado palestino como un objetivo a largo plazo y no como una propuesta política inmediata, sugiriendo en cambio que el despliegue de fuerzas de la OTAN en Gaza o la continuación de la ocupación militar israelí siguen siendo opciones lógicas a corto plazo. En otro caso, un proyecto conjunto del Jewish Institute for National Security of America (JINSA) y The Vandenberg Coalition aboga por la creación del International Trust for Gaza Relief and Reconstruction. En su propuesta, el comité del proyecto, compuesto por ocho miembros, describe el fideicomiso como una «super-ONG» dirigida por Arabia Saudí, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos. Chatham House también publicó un artículo sobre el «día después», escrito por Sanlam Vakil y Neil Quilliam, en el que también se implora a los Estados del Golfo que adopten un papel más proactivo en la planificación posterior al alto el fuego, así como en el apoyo a los esfuerzos palestinos para la creación de un Estado.
Es importante destacar que ninguna de estas propuestas concentró las voces palestinas, ni como autores ni como fuentes expertas. Este análisis excluyente que favorece los puntos de vista no palestinos frente a los conocimientos y la experiencia vivida por los palestinos no es inusual. Más bien forma parte de una larga tendencia a excluir la autonomía y la autodeterminación palestinas en el contexto de la planificación política.
La plétora de análisis del «día después» se produce a medida que se hace cada vez más evidente que el régimen israelí se embarcó en su asalto a Gaza con el único objetivo de erradicar a Hamás, y sin ningún plan para lo que viene después. Los últimos meses, en particular, sugieren que incluso este objetivo está en proceso de cambio para Israel, ya que su ejército sigue llevando a cabo masacres indiscriminadas generalizadas y destrucción en gran parte de Gaza.
Mientras Netanyahu ha descartado la posibilidad de que la Autoridad Palestina (AP) gobierne Gaza una vez que se alcance un alto el fuego, Biden ha abogado por esa misma opción. En un intento de recuperar cierta legitimidad entre los socios mundiales, el presidente de la AP, Mahmud Abbas, ha formado recientemente un nuevo gobierno tecnocrático. Sin embargo, está por ver cómo será recibida la «revitalizada» AP por los responsables políticos israelíes, por no hablar del pueblo palestino, que aún no ha celebrado elecciones desde 2006.
Obstáculos a la reconstrucción
Gaza ya se ha enfrentado al devastador proyecto de la reconstrucción en varias ocasiones, y muchos aspectos de las iniciativas anteriores fracasaron por completo. Sin embargo, el contexto actual presenta retos aún mayores que antes. A continuación, se exponen solo algunas de las múltiples consideraciones que deben tenerse en cuenta a la hora de contabilizar lo que costará reconstruir Gaza:
- Tras el asalto israelí de 2014, se calcula que 96.000 viviendas resultaron dañadas o destruidas, y se predijo que la reconstrucción costaría entre 4.000 y 6.000 millones de dólares en el transcurso de 20 años. Por el contrario, entre octubre de 2023 y enero de 2024, Israel ya había destruido o dañado más de 335.000 viviendas, más del 60% de todas las residencias de Gaza. En febrero de 2024, el coste estimado de la reconstrucción rondaba los 20.000 millones de dólares.
- En 2014, unos 600.000 palestinos buscaron refugio en las escuelas de la UNRWA. La mayoría pudo regresar a sus hogares varias semanas después del alto el fuego, mientras que la escolarización se retrasó entre uno y dos meses. Hoy en día, cuando más de la mitad de los palestinos de Gaza no tienen hogares a los que regresar y más de 300 escuelas han sido destruidas, el impacto es mucho más drástico. Es probable que la mayoría de los niños sufran al menos un año de retraso escolar.
- Se necesitaron 18 meses para retirar la mayor parte de los 2 millones de toneladas de escombros de Gaza tras el asalto de 2014. Según Pehr Lodhammar, exjefe del Servicio de las Naciones Unidas de Actividades Relativas a las Minas para Iraq, el genocidio actual ya ha generado más de 37 millones de toneladas de escombros. ¿Cuánto tiempo llevará limpiar este nivel de destrucción? Lodhammar calcula que 14 años utilizando 100 camiones. ¿Quién proporcionará los recursos y equipos necesarios para ello? ¿Adónde irán a parar? ¿Y qué pasará con las armas sin detonar enterradas? Éstas son sólo algunas de las cuestiones que hay que abordar, y deben abordarse con urgencia, ya que los palestinos no pueden regresar a sus tierras en condiciones de seguridad hasta que no se limpien estos restos.
- Más del 70% de los hospitales de Gaza han quedado totalmente destruidos; los 10 que quedan sólo funcionan parcialmente. Reconstruir y reequipar las instalaciones médicas de Gaza es una de las necesidades más urgentes. A esto hay que añadir la reconstrucción de los sistemas de agua, saneamiento, alcantarillado y carreteras básicas, todos ellos fundamentales para garantizar el retorno de la población.
- Por último, está el sector agrícola. Gran parte de las tierras que se utilizaban para la producción de alimentos han sido destruidas o reutilizadas para alojar a los desplazados de otras regiones de Gaza. Tal es el caso de Al-Mawasi y otros pueblos de la gobernación de Jan Yunis. Según un informe de febrero de 2024 de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, casi la mitad de las tierras de cultivo de Gaza han resultado dañadas. En consecuencia, es probable que la inseguridad alimentaria siga siendo un problema muy real en los próximos años.
Un camino hacia el empoderamiento y la esperanza
Para crear un camino viable para el retorno y el resurgimiento de la vida en Gaza, varias de estas necesidades urgentes deben abordarse simultáneamente desde el principio.
Un enfoque de la reconstrucción puede consistir en centrarse en un conjunto de barrios a la vez. Si somos capaces de aportar los recursos necesarios para revitalizar diez barrios, por ejemplo, se podría avanzar mucho en ellos en pocos meses. Este método podría incluir la identificación de dos barrios de cada una de las cinco gobernaciones -una ciudad y un campo de refugiados en cada una- en los que centrarse inicialmente. A cada uno de estos barrios se le podrían asignar entre 10 y 20 camiones y otros equipos necesarios para retirar los escombros y comenzar la reconstrucción.
Además de abordar las áreas más esenciales para la subsistencia en cada uno de estos barrios -como las infraestructuras, la sanidad y la alimentación-, los sectores de la producción y la educación también deben tener prioridad. Reconstruir el sector productivo de Gaza, como la agricultura y la capacidad de exportación, garantizará que Gaza salga del ciclo de dependencia humanitaria lo antes posible. Del mismo modo, la rápida inversión en la reconstrucción de escuelas y universidades es fundamental para la revitalización de la sociedad civil palestina y la preservación del conocimiento y la memoria palestinos.
A lo largo de este proceso, es vital que los residentes de estas comunidades participen activamente, tanto en la toma de decisiones como en la ejecución. Ello contribuirá a afianzar la propiedad palestina y a salvaguardar las oportunidades de empleo para los más directamente afectados por el genocidio. Estos espacios de participación significativa -ya sea a través del liderazgo estratégico, el empleo o el voluntariado- ayudarán a inculcar el empoderamiento entre los palestinos de Gaza. Al adoptar este enfoque, los palestinos también verán un ejemplo de cómo será el futuro para el resto de Gaza, y esto puede crear cierta esperanza en la comunidad. Es imposible exagerar el valor de la esperanza en estos tiempos, cuando tantos palestinos lo han perdido todo. Mediante una estrategia vecinal gradual, los habitantes de Gaza pueden empezar a vislumbrar un futuro viable para toda Gaza. El riesgo de un plan alternativo, tratando de resucitar las necesidades básicas para toda Gaza a la vez, es que el tiempo necesario para reconstruir algo parecido a una vida normal puede parecer tan inalcanzable que la esperanza colectiva puede desvanecerse fácilmente.
Es crucial que la transmisión de un sentimiento de esperanza ayude también a acelerar el proceso de retorno de quienes han huido de Gaza. Decenas de miles de palestinos se han marchado desde octubre de 2023, muchos de los cuales permanecen en Egipto. Aunque algunos opten por quedarse fuera de Gaza, muchos anhelan regresar a su patria lo antes posible. Para que esto ocurra -y para evitar nuevos éxodos masivos-, las posibilidades de un futuro viable deben empezar a tomar forma.
¿Quién liderará este esfuerzo? Una solución es crear un comité nacional palestino para la reconstrucción. Este comité podría estar compuesto por expertos del sector privado y de la sociedad civil, así como por una representación política diversa. Una de las principales razones que contribuyeron al fracaso del anterior Mecanismo de Reconstrucción de Gaza (GRM, por sus siglas en inglés), desarrollado tras el asalto de 2014, es que carecía de control palestino y priorizaba los intereses de terceros actores estatales, así como de Israel. Un comité directivo palestino independiente es, por tanto, un requisito previo para evitar repetir los errores del pasado.
Sin duda, Gaza seguirá necesitando el apoyo de la comunidad internacional para reconstruirse, independientemente del enfoque que se adopte. Pero, sobre todo, la reconstrucción debe ser un proceso palestino. El apoyo internacional no es lo mismo que el control internacional. Los palestinos tenemos las habilidades y la experiencia necesarias; lo que nos falta en este momento son los fondos, el equipamiento, el acceso y la protección necesarios para embarcarnos en este proceso. La diáspora palestina también debería participar en este esfuerzo, ya que muchos poseen conocimientos técnicos y recursos clave necesarios para movilizarse e invertir en el futuro de Gaza.
Por supuesto, la pregunta sigue siendo: ¿quién financiará la reconstrucción? Merece la pena recordar que muchas de las promesas de contribución al GRM realizadas en la conferencia de El Cairo de 2014 nunca se distribuyeron. De hecho, más de dos años después del brutal asalto israelí, casi la mitad de los fondos prometidos aún no se habían satisfecho. La gran mayoría -casi el 90%- de las promesas incumplidas procedían del Golfo. Como consecuencia, nunca se reconstruyeron infraestructuras vitales. Además, la comunidad internacional es cada vez más pesimista sobre el impacto de sus inversiones, cuando tantos de los proyectos que financian son destruidos repetidamente por los bombardeos israelíes. Esto no exime en modo alguno a terceros Estados de su obligación de apoyar la reconstrucción de Gaza, sino que subraya la necesidad de que este proceso vaya acompañado de un impulso concertado en favor de una solución política que respete el retorno y la autodeterminación palestinos y proteja a los palestinos de la posibilidad de futuros genocidios.
Más allá de la reconstrucción física de Gaza, también deben realizarse nuevos esfuerzos para reconstruir el sistema político palestino. Aunque los habitantes de Gaza no pueden participar en un proceso político en este momento, sigue siendo necesaria una hoja de ruta que aclare las futuras direcciones políticas. Esto debería incluir medidas para poner fin a la división política, empezando por la promesa de elecciones palestinas en un plazo de tiempo definido. Los palestinos de Gaza tienen claro que la fragmentación política entre Al Fatah y Hamás desde 2007 ha sido tremendamente perjudicial para la lucha más amplia por la liberación. La reconciliación política es imprescindible para un futuro duradero para los palestinos, así como para una estabilidad regional más amplia. Aunque la Autoridad Palestina necesita desesperadamente reconstruirse a sí misma, lo que es evidente es que la actual fragmentación política es insostenible y que los habitantes de Gaza y Cisjordania, incluido Jerusalén Este, deben unirse bajo un mismo liderazgo.
Un comentario sobre “Reconstruir Gaza: Consideraciones para un futuro habitable”