Robert Hunziker, CounterPunch.org, 6 septiembre 2024
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Robert Hunziker (máster en Historia Económica por la Universidad DePaul) es un escritor independiente y periodista medioambiental cuyos artículos se han traducido a varios idiomas y han aparecido en más de 50 periódicos, revistas y sitios de todo el mundo, como Z magazine, European Project on Ocean Acidification, Ecosocialism Canada, Climate Himalaya, Counterpunch, Dissident Voice, Comite Valmy y UK Progressive. Se le ha entrevistado sobre el cambio climático en Pacifica Radio, KPFK, FM90.7, Indymedia On Air y World View Show/UK. Email: rlhunziker@gmail.com.
Fue hace sólo 3 años cuando un grupo de distinguidos científicos del clima dirigidos por Erin C. Pettit (Universidad Estatal de Oregón) manifestó que la plataforma de hielo oriental del glaciar Thwaites, en la Antártida, también conocido como Glaciar del Juicio Final, podría colapsar «en tan sólo cinco años». (Fuente: C34A-07 Collapse of Thwaites Eastern Ice Shelf by intersecting fractures, American Geophysical Union, 15 de diciembre de 2021).
Suponiendo que acierten, ¿qué ocurrirá hacia el año 2026? El nivel del mar empezará a subir más que antes, pero nadie sabe con certeza cuánto, aunque millones de personas podrían verse afectadas por las inundaciones. Según el estudio Pettit: «TEIS (Thwaites Eastern Ice Shelf -la plataforma de hielo oriental de Thwaites-) tiene el potencial de aumentar la contribución de ese glaciar a la subida del nivel del mar hasta en un 25%». TEIS apuntala un tercio del glaciar más ancho del mundo, con 120 kilómetros de diámetro. Se trata de algo grande, muy grande. Todo lo cual lleva a preguntarse si desestabilizará aún más todo el Thwaites. La respuesta parece ser «sí, probablemente lo haría».
Sin embargo, hay estudios, de sólo dos años más tarde (2023), que afirman que la pérdida de la plataforma de hielo oriental de Thwaites no afectará tanto a la subida del nivel del mar como sugiere el estudio Pettit. Por ejemplo: Limited Impact of Thwaites Ice Shelf on Future Ice Loss From Antarctica, Geophysical Research Letters, 2023.
Hoy en día, hay un montón de investigación sobre Thwaites que va desde el peor escenario de un panel de cambio climático de la ONU de que el colapso causaría que los niveles globales del mar aumentaran drásticamente en tres pies (0,91 metros) para 2070, 3 metros para 2100, a un estudio reciente realizado por investigadores del Dartmouth College, que cuestiona el modelo del panel de la ONU, afirmando que Thwaites no verá ese tipo de colapso en este siglo. Sin embargo, el informe de Dartmouth «dice que el retroceso sigue siendo nefasto». (Fuente: Study Finds Highest Prediction of Sea-Level Rise Unlikely, Dartmouth.edu, 21 de agosto de 2024)
El glaciar del Juicio Final se encuentra en el extremo norte de la capa de hielo de la Antártida Occidental. Desagua en el mar de Amundsen. Y es grande. Es el glaciar más ancho del mundo, con 120 kilómetros de diámetro. Y es uno de los glaciares de los que más se habla en el mundo. Tiene su propio grupo de estudio: The International Thwaites Glacier Collaboration, formado por científicos británicos y estadounidenses que investigan uno de los glaciares más inestables del mundo. A efectos de perspectiva, hay más de 500 glaciares con nombre en la Antártida y muchos miles más sin nombre. Pero Thwaites destaca como la superestrella glaciológica más notoria y celebrada.
El glaciar Thwaites es como una llaga que no se cura; palpita constantemente, llamando la atención porque es una amenaza real para todas las megalópolis costeras del planeta. Por desgracia, la noticia más reciente es que la temperatura de los océanos se está disparando, subiendo repentinamente como nunca antes desde hace dos años. A su vez, eso es lo que trabaja bajo el agua para provocar el colapso de Thwaites. Por ejemplo, un titular del New York Times del 27 de febrero de 2024 lo dice todo: «Scientists Are Freaking Out About Ocean Temperatures (Los científicos están flipando con las temperaturas del océano)». Y algo más: en el Live Science del 21 de mayo de 2024: Warm Ocean Water is Rushing Beneath Antarctica’s ‘Doomsday Glacier,’ Making Collapse More Likely (El agua caliente del océano se precipita bajo el ‘Glaciar del Juicio Final’ de la Antártida, haciendo más probable que colapse).
Con temperaturas oceánicas récord a ritmos que nadie esperaba, ¿cuánto tardará el glaciar del Juicio Final en derretirse por completo? Según Eric Rignot, investigador científico principal del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, al ser entrevistado por USA Today el 20 de mayo de 2024: «Llevará muchas décadas, no siglos… parte de la respuesta también depende de si nuestro clima sigue calentándose o no, lo cual depende completamente de nosotros y de cómo gestionemos el planeta».
Pero a las metrópolis de baja altitud, como Miami Beach, no les preocupa tanto que el deshielo tarde «muchas décadas, no siglos», sino qué década va a iniciar el gran proceso de deshielo. Según un informe de la ONU, las megaciudades de baja altitud del mundo se encuentran en una encrucijada: Nueva York, El Cairo, Bombay, Yakarta, Shanghai, Copenhague, Londres, Bangkok, Buenos Aires, Lagos y Los Ángeles corren peligro.
Entonces, ¿en qué década empieza con toda su fuerza? Nadie lo sabe, pero Thwaites está entonado. Eso sí se sabe, y por eso Thwaites tiene su propio grupo de estudio. Es concebible que las décadas iniciales del colapso sean desastrosas.
Los riesgos de colapso nunca han sido mayores. He aquí por qué: Los esfuerzos de mitigación del cambio climático en todo el mundo han sido débiles, ya que el CO2 y el calentamiento global en paralelo han establecido nuevos récords, los más altos de todos los tiempos tanto en 2023 como en 2024. Se trata de los récords más altos de la historia de la humanidad. Las personas que realmente entienden las implicaciones están muy preocupadas por las perspectivas de crisis inesperadas relacionadas con el clima a corto plazo, es decir, no en 2050, ni en 2100, ni en ninguna fantasía lejana, sino dentro de las generaciones actuales de la sociedad.
Olvídense de las emisiones netas cero para 2050 («NZE, siglas en inglés»), eso es un juego de azar que crea falsas esperanzas.
«A pesar de las numerosas promesas y esfuerzos de los gobiernos para atajar las causas del calentamiento global, las emisiones de CO2 procedentes de la energía y la industria han aumentado un 60% desde que se firmó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en 1992… Las promesas de los gobiernos hasta la fecha -incluso si se cumplen en su totalidad- están muy por debajo de lo necesario para llevar las emisiones globales de dióxido de carbono relacionadas con la energía a cero neto en 2050 y dar al mundo una oportunidad siquiera de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C» (Fuente: Net Zero by 2050, Agencia Internacional de la Energía, 2024). Este informe también afirma: «Como principal fuente de emisiones globales, el sector energético tiene la clave para responder al reto climático mundial». Pero el informe ofrece soluciones.
En este sentido, es especialmente destacable y preocupante que, según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), la temperatura mundial superó por primera vez en la historia de la humanidad los 1,5 °C (2,7 °F) por encima de la temperatura preindustrial durante un periodo de 12 meses, de julio de 2023 a junio de 2024, cuando alcanzó una media de 1,64 °C. Según el informe de la ONU sobre el clima, las temperaturas sostenidas por encima de los 1,5ºC preindustriales desencadenan importantes puntos de inflexión, como la ruptura de los sistemas de circulación oceánica y otros, pero basta uno solo para que se desate el infierno.
Plan humano de rescate
La gravedad de la situación mundial queda patente cuando un grupo de glaciólogos se siente obligado a organizar un plan para «Salvar el glaciar del Juicio Final», dirigido por John Moore, profesor de investigación del Centro Ártico de la Universidad de Laponia/Finlandia. En los próximos dos años, el grupo se propone probar un prototipo de solución en un fiordo noruego y, en última instancia, instalar una cortina submarina gigante, de hasta 80 kilómetros de diámetro, que aísle glaciares como el Thwaites de las corrientes cálidas antárticas. Los costes de erigir una cortina a través del mar de Amundsen ascenderían a 80.000 millones de dólares para comprobar si la intervención humana funciona realmente en la región más difícil y traicionera del mundo.
«La propuesta prevé una serie de gigantescas cortinas superpuestas de plástico o fibra atadas a cimientos de hormigón. Para mantener a raya la corriente cálida, la cortina se extendería a lo largo de 80 kilómetros a través de la entrada del Mar de Amundsen y se extendería hacia arriba durante gran parte de los 610 metros desde el fondo del mar hasta la superficie.» (Fuente: Fred Pearce, «As ‘Doomsday’ Glacier Melts, Can an Artificial Barrier Save It? –El glaciar del Juicio Final se derrite, ¿puede salvarlo una barrera artificial?-, YaleEnvironment360, 26 de agosto de 2024).
Así pues, el ingenio humano está llamado a entrar en acción para una de las mayores misiones de todos los tiempos. Igual de importante que el hercúleo esfuerzo humano para poner un gran pulgar humano en el dique antártico es la trascendencia de lo que esto dice sobre lo lejos y lo rápido que ha progresado el calentamiento global. Y, lo que es aún más importante, ¿qué hay que hacer para detenerlo? ¿Y cuántos escenarios catastróficos puede soportar la humanidad?
Thwaites no es sólo una amenaza, sino también un presagio, un aviso de lo que está por venir.
Cada año, 195 naciones se reúnen en su encuentro anual de la ONU sobre el clima para hacer declaraciones sobre lo que ha sucedido y lo que piensan hacer, pero sin resultados tangibles desde 1992, cuando empezaron. En su lugar, el CO2 y las temperaturas globales están estableciendo nuevos máximos históricos cada año. Esto va directamente en contra de los objetivos declarados de las conferencias de la ONU sobre el clima que se están celebrando desde hace más de 30 años.
La próxima reunión de noviembre se celebrará en Bakú (Azerbaiyán), un país petrolero y gasístico, al igual que la del año pasado en Dubai. Y puesto que las emisiones de CO2 del petróleo y el gas son la principal causa del calentamiento global, que, a su vez, es la razón por la que Thwaites amenaza a las megaciudades costeras con inundaciones, ¿por qué son los países productores de petróleo y gas el centro de atención para celebrar reuniones sobre los problemas del calentamiento global?
¿Han secuestrado los productores de petróleo las conferencias de la ONU sobre el clima?
La respuesta es afirmativa. Sí, han secuestrado las COP (Conferencias de las Partes) de la ONU. ¡Por favor! Es evidente. La COP28 se celebró en Dubai. El presidente en funciones de la COP28 fue el Sultan bin Ahmed Al Jaber, presidente de la Dhabi National Oil Company, quien declaró públicamente que «no hay ciencia» detrás de los llamamientos a la eliminación de los combustibles fósiles. Pero, convenientemente, pasa por alto montones y montones de pruebas científicas de larga data de que las emisiones de CO2 están directamente relacionadas con los niveles de temperatura global. Es ciencia establecida, y punto.
A día de hoy, hay muchas declaraciones públicas de la industria de los combustibles fósiles que indican que ha decidido ignorar la cuestión del cambio climático y seguir adelante a toda máquina con el aumento de la producción. Esta es la realidad. Por ejemplo, The Guardian, abril 2024: World Set to Quadruple Oil and Gas Production by 2030 (El mundo cuadruplicará la producción de petróleo y gas de aquí a 2030), Led by New US Projects. Abróchense los cinturones, es hora de despegar, es decir, más y más calor, más y más rápido, mientras Thwiates se tambalea.
Uno sólo puede esperar que (1) la geoingeniería de los glaciares masivos (¿Cuántos más hay, funcionará?) y (2) la geoingeniería para eliminar el CO2 de la atmósfera (¿extremadamente cuestionable en cuanto a la competencia de escala?) puedan evitar el desastre, porque un exceso de emisiones de CO2 está llegando como si no hubiera mañana. Por cierto, la industria de los combustibles fósiles también apuesta por la tecnología para evitar el desastre.
Pero hay tantos interrogantes como propuestas esperanzadoras y tan pocas certezas… Por desgracia, el mundo está plagado de fuertes divisiones sobre: (1) la realidad del cambio climático (2) cómo afrontar la mayor amenaza de la historia de la humanidad (3) y, además, está esto: Titular del Bloomberg News: Right-Wing Populist Backlash Is Threatening Climate Fight (La reacción populista de derechas amenaza la lucha contra el cambio climático), 20 junio 2024: «La revolución verde está en apuros. El ascenso de la derecha nacionalista en gran parte del mundo occidental ha puesto enormes signos de interrogación sobre los compromisos para la transición fuera de los combustibles fósiles para luchar contra el cambio climático. Donald Trump en Estados Unidos y otros políticos populistas han prometido desechar las políticas bajas en carbono y han restado importancia al impacto del calentamiento global».
Mientras tanto, la bomba de relojería del calentamiento global hace tictac más rápido que nunca, trabajando horas extras, sin esperar a algún tipo de resolución universal para la única cuestión, aparte de la nuclear, que amenaza con llevarnos a nuestra propia autodestrucción.
Es de esperar que la cortina protectora de Thwaites esté colocada en algún momento de 2040 ¡hum!
Imagen de portada de Bruce Warrington.