Nick Turse, The Intercept, 2 enero 2025
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Nick Turse es redactor colaborador de The Intercept e informa sobre cuestiones de seguridad nacional y política exterior. Su último libro es “Next Time They’ll Come to Count the Dead: War and Survival in South Sudan” y, con anterioridad, “Tomorrow’s Battlefield: U.S. Proxy Wars and Secret Ops in Africa” y “Kill Anything That Moves: The Real American War in Vietnam”. Ha escrito para el New York Times, Los Angeles Times, San Francisco Chronicle, The Nation y Village Voice, entre otras publicaciones. Ha recibido el premio Ridenhour de periodismo de investigación, el premio James Aronson de periodismo sobre justicia social y una beca Guggenheim. Turse es miembro del Type Media Center.
Según el Pentágono, los dos hombres que perpetraron aparentes atentados terroristas el día de Año Nuevo -matando a 15 personas al arrollar con una camioneta a una multitud de personas que celebraban el Año Nuevo en Nueva Orleans y detonando un cibercamión Tesla frente a un hotel Trump en Las Vegas- tenían antecedentes como militares estadounidenses.
De 1990 a 2010, unas siete personas al año con antecedentes militares estadounidenses cometieron delitos extremistas. Desde 2011, ese número se ha disparado a casi 45 al año, según los datos de un nuevo informe inédito compartido con The Intercept por Michael Jensen, director de investigación del Consorcio Nacional para el Estudio del Terrorismo y las Respuestas al Terrorismo, o START (por sus siglas en inglés), de la Universidad de Maryland.
El servicio militar es también el factor individual que más predice la posibilidad de convertirse en un «agresor de víctimas en masa», muy por encima de los problemas de salud mental, según un estudio separado de los investigadores sobre la violencia extremista sobre víctimas masivas.
Entre 1990 y 2023, 730 personas con antecedentes militares estadounidenses cometieron actos delictivos motivados por sus objetivos políticos, económicos, sociales o religiosos, según los datos del nuevo informe START. Entre 1990 y 2022, las conspiraciones violentas en las que participaron autores relacionados con el ejército estadounidense causaron 314 muertos y 1.978 heridos, muchos de ellos en el atentado de 1995 contra el edificio federal Murrah de Oklahoma City.
En los últimos atentados, el FBI identificó a Shamsud-Din Jabbar, de 42 años, como el hombre que embistió con una camioneta a los celebrantes del Año Nuevo en la calle Bourbon de Nueva Orleans, en la madrugada del miércoles. Al menos 15 personas murieron y 35 más resultaron heridas.
Según el Ejército de Estados Unidos, Jabbar sirvió como especialista en recursos humanos y en tecnologías de la información entre 2007 y 2020. Su servicio incluyó un despliegue en Afganistán de febrero de 2009 a enero de 2010. Sargento segundo al final de su servicio, Jabbar estaba «inspirado» por la organización terrorista Estado Islámico, según un breve discurso del presidente Joe Biden el miércoles por la noche, quien añadió que, en vídeos publicados en las redes sociales poco antes del ataque, Jabbar indicó que tenía «ganas de matar.» El FBI dijo que no creía que fuera el único responsable del ataque y afirmó que la investigación estaba «en curso».
Las autoridades también investigan si el atentado terrorista de Nueva Orleans está relacionado con la explosión del cibercamión en Las Vegas, en la que murió el atacante, Matthew Livelsberger, y siete transeúntes resultaron heridos. El Ejército de Estados Unidos declaró a The Intercept que el sargento mayor Matthew Alan Livelsberger sirvió en el Ejército en servicio activo de enero de 2006 a marzo de 2011, luego sirvió en la Guardia Nacional de marzo de 2011 a julio de 2012, seguido de un período en la Reserva del Ejército de julio de 2012 a diciembre de 2012. Ese mismo mes, se reincorporó al Ejército, sirviendo como Soldado de Operaciones Especiales del Ejército de Estados Unidos.
En el momento de su muerte, Livelsberger estaba destinado en el Mando de Operaciones Especiales del Ejército de Estados Unidos y seguía sirviendo en el ejército, aunque tenía una licencia aprobada.
Entre 1990 y 2022, 170 individuos con antecedentes militares estadounidenses planearon 144 atentados terroristas individuales con víctimas masivas en Estados Unidos, según una investigación de START que utiliza la base de datos Perfiles de Radicalización Individual en Estados Unidos, o PIRUS (por sus siglas en inglés), que incluye información sobre más de 3.000 sujetos que cometieron delitos extremistas en Estados Unidos. Estas tropas y los veteranos representan aproximadamente una cuarta parte de todos los individuos que tramaron atentados extremistas con víctimas masivas durante este periodo, superando su representación en la población estadounidense.
Jensen y sus colegas descubrieron que, aunque el personal militar y los veteranos no son más propensos a radicalizarse hasta el punto de la violencia que el público en general, cuando los miembros del servicio y los veteranos se radicalizan, «pueden ser más propensos a planear o cometer crímenes con víctimas masivas, teniendo así un impacto desproporcionado en la seguridad pública».
Los investigadores también determinaron que los sujetos «en PIRUS con antecedentes militares estadounidenses tienen 2,41 veces más probabilidades de ser clasificados como autores de delitos con víctimas en masa que los individuos que no sirvieron en las fuerzas armadas». Esto significa que el servicio militar estadounidense es un factor de predicción más fiable de convertirse en agresor de víctimas en masa que los problemas de salud mental, ser un delincuente solitario o tener antecedentes penales previos a la radicalización.
La mayoría de los autores de atentados con víctimas masivas con antecedentes militares estadounidenses en PIRUS (73,5%) estaban relacionados con grupos y movimientos extremistas nacionales de extrema derecha. Aproximadamente el 15% (24 delincuentes) estaban inspirados o vinculados a grupos extremistas islamistas extranjeros, como Al Qaida y sus afiliados (9 sujetos) o el Estado Islámico o ISIS (13 sujetos).
Fuentes policiales confirmaron a los medios de comunicación locales que el cibercamión Tesla armado de Livelsberger se alquiló en Turo, el servicio de vehículos compartidos que también se utilizó en el atentado de Nueva Orleans. Al parecer, Jabbar también utilizó la aplicación Turo para alquilar la camioneta eléctrica Ford utilizada en ese ataque.
Tanto Livelsberger como Jabbar pasaron un tiempo en la base militar antes conocida como Fort Bragg y ahora llamada Fort Liberty, una enorme guarnición del Ejército en Carolina del Norte que alberga múltiples unidades de Operaciones Especiales del Ejército. Sin embargo, no parece que sus destinos en la base coincidieran.
Fort Liberty es, sin embargo, una base del Ejército excepcionalmente problemática. Las investigaciones descubrieron, por ejemplo, que 109 soldados asignados allí murieron en 2020 y 2021. El 96% de esas muertes se produjeron en Estados Unidos. Menos de 20 fueron por causas naturales. El resto de las muertes de los soldados, incluidas muertes macabras o inexplicables, homicidios y docenas de sobredosis de drogas, eran evitables.
Setenta y seis de los 170 autores de atentados con víctimas masivas (44,7%) en PIRUS con antecedentes militares sirvieron en el Ejército. Estos soldados y veteranos representan más de la mitad (52,4 por ciento) de todos los individuos afiliados al Ejército representados en los datos, lo que supone la mayor proporción de agresores con víctimas masivas frente a agresores sin víctimas masivas para cualquier rama del servicio militar. En comparación, el 32% de los individuos representados en los datos que sirvieron en el Cuerpo de Marines eran delincuentes con bajas masivas.
«El Ejército es una vasta organización con todo tipo de personas y todo tipo de formación y experiencias diferentes», dijo Joel A. Dvoskin, psicólogo clínico y forense y experto en violencia, quien advirtió que no se deben sacar conclusiones precipitadas sobre la relación entre los atentados y los historiales de servicio militar de los atacantes. Afirmó que los datos sobre la relación entre el servicio militar y los atentados con víctimas masivas sólo deberían utilizarse con fines beneficiosos, como facilitar la transición de la vida militar a la civil.
Foto de portada: Vehículos de bomberos rodean la zona de aparcacoches del Trump International Hotel de Las Vegas donde el boina verde en servicio activo Matthew Livelsberger detonó un Cybertruck el 1 de enero de 2025 (David Becker/The Washington Post/Getty Images).