En el Día del Holocausto, los palestinos han superado la guerra genocida de Israel y están regresando a casa

David Hearst, Middle East Eye, 29 enero 2025

Traducido del inglés por Sinfo Fernández


David Hearst es cofundador y redactor jefe de Middle East Eye, así como comentarista y conferenciante sobre la región y analista en temas de Arabia Saudí. Fue redactor jefe de asuntos exteriores en The Guardian y corresponsal en Rusia, Europa y Belfast. Con anterioridad, fue corresponsal en temas de educación para The Scotsman.

Muchas calamidades pueden ocurrirle a una cadena de televisión extranjera, en este caso, a los planes de la BBC de presentar el programa Today desde Auschwitz y dedicar un día entero de emisión en varios canales al 80 aniversario de su liberación.

Las líneas podían caerse desde Polonia, lo que, en estos días de Internet y retransmisiones por satélite, supondría una interrupción de segundos. O peor aún, el acontecimiento en sí podría verse eclipsado por algo aún mayor que está teniendo lugar en la escena mundial. Se trata del accidente de tráfico ocurrido el lunes.

Mientras estadistas de todo el mundo se reunían en el antiguo campo de concentración, cientos de miles de palestinos, que habían soportado 15 meses de bombardeos genocidas, hambre y enfermedades a manos de un Estado nacido tras el Holocausto, marcharon durante horas de regreso al norte de Gaza.

Hubo dos ausencias notables en la reunión de Polonia. La primera y más obvia fue la del presidente del país cuyas fuerzas habían liberado el campo de exterminio nazi, el ruso Vladimir Putin. El segundo ausente fue el primer ministro del país que más ha hecho en su larga carrera política para sacar provecho de la culpa europea por el Holocausto, con el objetivo de justificar los repetidos intentos de Israel de limpiar étnicamente Palestina de todos los palestinos.

Había razones prácticas para que Benjamin Netanyahu no se presentara en Auschwitz. La primera era su temor a ser detenido en virtud de la orden de detención emitida por la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra en Gaza. La segunda era su comparecencia ante un tribunal israelí por múltiples cargos de corrupción.

Contraste discordante

En consonancia con el lamentable trato que Israel ha dispensado históricamente a los supervivientes del Holocausto, sus principales canales de televisión no se pusieron en modo «La reina ha muerto», como hizo la BBC. Continuaron con su programación normal durante todo el día.

La hipocresía de esta reacción ante un importante aniversario de la historia judía, y el llamativo contraste que supone con la costumbre de Israel de aprovechar cualquier oportunidad para acusar a sus críticos de «antisemitismo» y «negación del Holocausto», no pasó desapercibida.

Nadie ha olvidado la vergonzosa maniobra de Netanyahu cuando puso estrellas amarillas en la delegación de Israel ante la ONU tras el atentado de Hamás del 7 de octubre de 2023, una maniobra condenada por el presidente del memorial del Holocausto Yad Vashem por deshonrar tanto a las víctimas del genocidio como al Estado de Israel.

Pero la respuesta de la BBC a esta crisis de valores informativos fue verdaderamente de estilo soviético: simplemente se borran las noticias que no encajan en la línea del partido.

Fue evidente que fue una orden desde arriba, porque todos los editores de programas hicieron lo mismo. Después de un día de madura reflexión, BBC News at Ten dedicó 22 minutos a la conmemoración del Holocausto y cuatro minutos a Gaza.

La conmemoración del lunes se enmarcó como un mensaje al mundo de hoy. Un orador tras otro dijeron que las lecciones del Holocausto no deberían morir con los últimos supervivientes, sobre todo porque hay niveles récord de antisemitismo en todo el mundo.

No se puede estar en desacuerdo con esta afirmación. Y, sin embargo, los evidentes paralelismos entre lo que los nazis hicieron a los judíos y lo que los israelíes han estado haciendo a los palestinos de Gaza y la Cisjordania ocupada durante los últimos 15 meses -paralelismos que no son sólo retóricos o polémicos, sino la base de dos acciones legales en los más altos tribunales internacionales- fueron el elefante en la habitación del lunes.

A medida que avanzaba el día, el elefante iba creciendo. En el programa Today, Philippe Sands, experto jurídico en crímenes de guerra, condujo a los oyentes a través de la interesante historia de los intentos de convertir el genocidio en un crimen de guerra.

Sands mencionó la palabra prohibida Gaza, pero intentó argumentar que, se llamaran como se llamaran las acciones de Israel en Palestina y Gaza, no deberían producirse. Una acusación de genocidio presentada por Sudáfrica y otras naciones se encuentra actualmente ante el Tribunal Internacional de Justicia. Tanto el entrevistador como el propio Sands guardaron un curioso silencio sobre un caso que sigue vivo. No pueden predisponer contra a un jurado porque no hay ninguno. Deben guardar silencio por diferentes razones.

Fecha memorable

El debate sobre las acciones de Israel en Gaza es igual de vivo en el propio Israel.

Dos historiadores israelíes del Holocausto, Daniel Blatman y Amos Goldberg, han establecido comparaciones escalofriantes y han concluido: «Aunque lo que está ocurriendo en Gaza no es Auschwitz, es de la misma familia: un crimen de genocidio».

La coincidencia de estos dos grandes acontecimientos internacionales el mismo día -el mayor retorno de palestinos a la tierra de la que habían sido expulsados en la historia del conflicto y el aniversario de la liberación de Auschwitz- se debió exclusivamente al propio Netanyahu.

Su decisión de impedir el regreso de los palestinos el sábado, como estaba previsto, en medio de una disputa sobre qué rehenes israelíes deberían haber sido liberados, retrasó la larga marcha hacia el norte durante dos días, hasta el lunes.

Al hacerlo, Netanyahu y la camarilla de fanáticos religiosos que lo rodean han establecido sin darse cuenta una fecha propia en la historia islámica y árabe.

El lunes 27 de enero no fue un lunes cualquiera al comienzo del año. En el calendario islámico, era el 27º día de Rayab, que hasta esta semana era conmemorado por los musulmanes de todo el mundo por otros dos eventos.

Al-Isra wal-Miraj es la noche en la que el profeta Mahoma fue transportado por ángeles desde La Meca a la mezquita de Al-Aqsa, antes de ascender al cielo y regresar a La Meca. Este viaje, durante el cual el profeta conoció a Moisés, Abraham, Adán y Jesús y recibió instrucciones de Dios, es una parte muy importante de la fe musulmana. Vincula a los musulmanes con Al-Aqsa, y hay un versículo en el Corán al respecto.

Se trata de un artículo de fe, pero también ocurrió un hecho de la historia árabe el mismo día, que vincula nuevamente a los árabes con Jerusalén. Fue el día del año 1187 cuando Saladino liberó la ciudad de Jerusalén del Lord Balian de Ibelin, poniendo fin a casi un siglo de ocupación de las Cruzadas.

Ahora Netanyahu ha añadido un tercer recuerdo al 27º día del Rayab.

Alegría y desafío

Este es el primer día en la historia del conflicto entre Israel y Palestina en que los palestinos han ejercido su derecho al retorno a tierras de las que Israel está haciendo todo lo posible para expulsarlos. Los tres acontecimientos consolidan y refuerzan la reivindicación palestina de Jerusalén como su capital nacional y la reivindicación musulmana de que Jerusalén es una parte seminal de su fe islámica.

Las escenas de esta semana de cientos de miles de palestinos en su larga marcha de regreso a casa, con sus pertenencias a la espalda, son épicas e históricas, no solo por las imágenes en sí, sino por la resonancia que este evento tendrá para cada generación de palestinos venideros.

Gaza está demostrando a todos los palestinos y al mundo entero que su derecho a regresar no solo es posible, sino que está a su alcance.

Se estima que 500.000 palestinos han regresado al norte, con el pleno conocimiento de que sus hogares son fragmentos de ladrillo y hormigón y que tal vez nunca vuelvan a ver a los miembros de la familia que dejaron atrás.

Palestinos desplazados caminan hacia la ciudad de Gaza desde el sur del territorio, el 27 de enero de 2025 (Eyad Baba/AFP)

Se muestran alegres, desafiantes y decididos. Kabir Rusumi, de Beit Lahia, dijo a Middle East Eye que se dirigía al norte para encontrar a sus seres queridos, tanto a los vivos como a los muertos.

«El norte es el corazón y el alma, el norte es la tierra que perdimos. Esperamos envolvernos en esta tierra, la tierra de nuestros hogares y la tierra de la gente que hemos perdido», dijo.

Rusumi tiene razón. El norte de Gaza ha sufrido el período más largo y más duro de ocupación -los 471 días completos de la guerra- de toda Gaza. Fue el lugar que Israel intentó limpiar repetidamente de combatientes de Hamás, y luego de todos los ciudadanos, tratando de matarlos de hambre.

Ahora podemos poner cifras a esto: al menos 5.000 personas han muerto o están desaparecidas, y otras 9.500 han resultado heridas, como resultado de una campaña de limpieza étnica llamada el «Plan de los Generales», que comenzó a principios de octubre, dijo una fuente médica a Al Jazeera.

Y, sin embargo, fue de este paisaje devastado de donde surgieron los combatientes de Hamás y sus rehenes. Millones de israelíes que apoyaron la guerra ahora pueden ver con sus propios ojos la inutilidad de lo que han hecho y el daño que ha causado.

Están aquí para quedarse

Las imágenes de la devastación de Gaza dejarán un agujero histórico en la historia fundacional de Israel, un Estado nacido de supervivientes del Holocausto.

El fin del asedio del norte de Gaza, por temporal que sea, pasará a la historia palestina al igual que el alivio del asedio de Leningrado (que también ocurrió un 27 de enero) pasó a la historia rusa de la Segunda Guerra Mundial. Es así de significativo.

Más que cualquier otra cosa, esta muestra colectiva de resiliencia humana contra adversidades abrumadoras, y en medio de una destrucción a escala de Hiroshima, es la mejor respuesta a Netanyahu y a la comunidad internacional, que se limitó a observar desde los márgenes y dejó que sucediera, y últimamente al presidente estadounidense Donald Trump.

No es casualidad que, en vísperas de este acontecimiento histórico, Trump reflexionara, con la manera engañosamente informal que tiene de hacer movimientos profundamente calculados, que 1,5 millones de palestinos deberían ser «expulsados» de Gaza y reubicados en Jordania y Egipto, para dar paso a la reconstrucción de la Franja. Esto coincide con la petición que hizo Netanyahu en los primeros días de la guerra a su mano derecha, Ron Dermer, de que estudiara formas de «aligerar» la población de Gaza.

Sólo Bernie Sanders, el senador independiente de Vermont, llamó a este plan por su nombre: «Hay un nombre para esto: limpieza étnica, y es un crimen de guerra», declaró.

Afortunadamente, no hay posibilidad de que los planes de limpieza étnica de Trump y Netanyahu, ahora rebautizados como «repatriación voluntaria», se hagan realidad. En cuestión de horas, tanto Jordania como Egipto habían reafirmado su rechazo a cualquier transferencia de población, sin gran simpatía por los palestinos porque ambos Estados saben, sobre todo, que una gran afluencia de palestinos podría convertirse en una mezcla explosiva.

Tanto Jordania como Egipto consideran que esto es un problema existencial para sus regímenes. Entonces se mencionó el nombre de Albania, pero Tirana lo rechazó en cuestión de horas.

En su primer mandato, Trump no logró venderle a la región el «acuerdo del siglo», un intento de enterrar los derechos palestinos en una tumba pavimentada con acuerdos comerciales y mucho cemento. En su segundo mandato, su intento de vender la limpieza étnica de los palestinos a sus vecinos fracasó antes de que siquiera comenzara. Esto es aún más significativo.

Significa que los palestinos están aquí para quedarse, en mayor número que los judíos, en la Palestina histórica. Esto se ha logrado en medio de un sufrimiento personal sin precedentes, pero el pueblo palestino ha afirmado, de una vez por todas, su conexión con esta tierra.

Este es el triunfo del espíritu humano sobre la opresión organizada. También es la lección del Holocausto.

Foto de portada: Un hombre sostiene una bandera palestina mientras observa a los palestinos desplazados cruzar el corredor de Netzarim desde el sur de Gaza hasta la ciudad de Gaza, el 27 de enero de 2025 (Omar al-Qattaa/AFP).

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