Chris Hedges, The Chris Hedges Report, 13 junio 2025
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Chris Hedges es un escritor y periodista que fue ganador del Premio Pulitzer en 2002. Trabajó durante quince años como corresponsal en el extranjero para The New York Times.
Los neoconservadores, que orquestaron las desastrosas guerras con Afganistán, Iraq, Siria y Libia —y que nunca rindieron cuentas por el despilfarro de 8 billones de dólares de los contribuyentes, así como por los 69.000 millones de dólares malgastados en Ucrania—, parecen dispuestos a arrastrarnos a otro fiasco militar con Irán.
Irán no es Iraq. Irán no es Afganistán. Irán no es el Líbano. Irán no es Libia. Irán no es Siria. Irán no es Yemen. Irán es el decimoséptimo país más grande del mundo, con una superficie equivalente a la de Europa Occidental. Tiene una población de casi 90 millones de habitantes, diez veces mayor que la de Israel, y sus recursos militares, así como sus alianzas con China y Rusia, lo convierten en un adversario formidable.
Irán lanzó hoy ataques de represalia contra Israel tras las oleadas de ataques israelíes que alcanzaron instalaciones nucleares y mataron a varios altos mandos militares iraníes y a seis científicos nucleares. Se han producido docenas de explosiones en el horizonte de Tel Aviv y Jerusalén. Hay imágenes de vídeo de al menos una gran explosión en tierra en Tel Aviv, aparentemente causada por un ataque con misiles, y hay informes de otras explosiones en media docena de lugares en Tel Aviv y sus alrededores.
«Nuestra venganza acaba de empezar, pagarán un alto precio por matar a nuestros comandantes, científicos y pueblo», declaró a Reuters un alto funcionario iraní. El funcionario añadió que «ningún lugar de Israel estará a salvo» y que «nuestra venganza será dolorosa».
«Creen que será una guerra fácil», me dijo Alastair Crooke, exdiplomático británico y miembro de la inteligencia británica (MI6) que pasó décadas en Oriente Medio, cuando le entrevisté sobre los neoconservadores. «Quieren reafirmar el poder y el liderazgo estadounidenses. Creen que, de vez en cuando, lanzar a un país pequeño contra la pared y destrozarlo es bueno para tales objetivos».
Estos neoconservadores, vinculados al liderazgo israelí de Benjamin Netanyahu, continuó, «no tolerarán ningún poder rival, ningún desafío al liderazgo y la grandeza estadounidenses». Crearán hechos sobre el terreno —una guerra entre Israel e Irán— que «arrastrarán a Trump a una guerra con Irán».
Pueden ver mi entrevista con Crooke aquí.
Aunque la fuerza aérea de Irán es débil, con muchos de sus aviones de combate con décadas de antigüedad, está bien equipada con baterías de defensa aérea rusas y misiles antibuque chinos, así como minas y artillería costera. Puede cerrar el estrecho de Ormuz, el punto de estrangulamiento petrolero más importante del mundo, por el que pasa el 20% del suministro mundial de petróleo. Esto duplicaría o triplicaría el precio del petróleo y devastaría la economía mundial. Irán cuenta con un amplio arsenal de misiles balísticos que puede lanzar contra Israel, así como contra las instalaciones militares estadounidenses en la región. Si bien las primeras oleadas pueden ser interceptadas, los ataques repetidos agotarían rápidamente las reservas de defensa aérea de Israel y Estados Unidos.
Israel no está preparado para soportar una guerra de desgaste, como el conflicto de ocho años entre Irán e Iraq que terminó, a pesar del apoyo estadounidense al régimen de Sadam Husein, en un punto muerto, o como la ocupación israelí del sur del Líbano durante 18 años, que finalmente le obligó a retirarse en mayo de 2000, tras sufrir repetidas pérdidas a manos de Hizbolá.
Cuando Irán, en su Operación Promesa Verdadera, lanzó más de 300 misiles balísticos y de crucero contra instalaciones militares y de inteligencia israelíes los días 13 y 14 de abril de 2023, en represalia por un ataque israelí contra la embajada iraní en Damasco, Estados Unidos interceptó la gran mayoría.
«Israel no puede defenderse de un ataque con misiles iraníes», me dijo John Mearsheimer, graduado de West Point y profesor del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Chicago. «Tenemos una situación muy interesante en la que Israel no sólo no puede ganar estas guerras, sino que las ha convertido en guerras prolongadas» en las que «depende en gran medida de Estados Unidos».
«Tenemos muchos activos en Oriente Medio y el Mediterráneo oriental, así como en el propio Israel y en el mar Rojo», afirmó. «Esos activos están diseñados para ayudar a Israel en sus diversas guerras. Esto incluye no sólo a Irán, sino también a los hutíes y a Hizbolá. Por lo tanto, estamos profundamente involucrados en ayudarles a luchar. Eso no era así en 1973 ni en ningún otro momento anterior a esta guerra».
Israel y sus aliados neoconservadores creen que pueden erradicar el programa de enriquecimiento nuclear de Irán por la fuerza y decapitar al Gobierno iraní para instalar un régimen cliente. Se les escapa que este sistema de creencias, que no se basa en la realidad, fracasó en Afganistán, Iraq, Siria y Libia.
Al mismo tiempo, Israel quiere desviar la atención mundial de su genocidio y hambruna masiva en Gaza y de la acelerada limpieza étnica en Cisjordania. La conexión a Internet ha sido completamente cortada en Gaza. Cisjordania está sometida a un bloqueo total.
«Los israelíes entienden que, si hay una conflagración general, la gente no prestará mucha atención a los palestinos», dijo Mearsheimer. «La gente estará dispuesta a ser más indulgente con Israel de lo que lo sería en tiempos de paz. Así que intensifiquemos las cosas. Provocamos una conflagración generalizada y el resultado final será que podremos llevar a cabo una limpieza a gran escala en Gaza y, con suerte, también en Cisjordania».
Pueden ver mi entrevista con Mearsheimer aquí.
Los ataques iraníes acabarían causando cientos, luego miles de muertos. Irán apelará a los musulmanes chiíes de toda la región en lo que los líderes iraníes describirán como una guerra contra el chiísmo, la segunda rama más importante del islam. Arabia Saudí, que condenó los ataques contra Irán, tiene dos millones de chiíes que viven en la provincia oriental, rica en petróleo. Hay importantes comunidades chiíes en Pakistán, Baréin y Turquía. Los chiíes son mayoría en Iraq.
El Gobierno de Bagdad, dominado por los chiíes, se pondrá del lado de Irán. Yemen seguirá interrumpiendo el tráfico marítimo en el mar Rojo y atacando a Israel con drones. Hizbolá, por muy debilitado que esté, reanudará los ataques contra el norte de Israel. Cabe esperar ataques terroristas contra las bases estadounidenses en la región y quizás incluso en territorio estadounidense, así como sabotajes generalizados de la producción de petróleo en el golfo Pérsico.
Irán pronto tendrá suficiente material fisible para fabricar un arma nuclear. Una guerra será un poderoso incentivo para construir una bomba, especialmente teniendo en cuenta que Israel posee cientos de armas nucleares. Si Irán adquiere un arma nuclear, Arabia Saudí será la siguiente, seguida de cerca por Turquía, Iraq y Egipto. Los esfuerzos por frenar la proliferación nuclear en Oriente Medio se esfumarán.
Una guerra, como señala Mearsheimer, también consolidará la alianza entre Irán, Rusia y China.
«Estados Unidos ha empujado a China, Rusia, Corea del Norte e Irán a acercarse mucho entre sí», señaló. «Forman un bloque muy unido. En gran parte como resultado de la guerra de Ucrania, los rusos y los chinos se han visto obligados a unirse, y dada la situación en Oriente Medio, los iraníes y los rusos también se han acercado». Estados Unidos puede estar ayudando a Israel, pero es importante comprender que los rusos están ayudando a Irán. No beneficia a Estados Unidos que China y Rusia se alíen estrechamente contra Washington. No beneficia a Estados Unidos que Rusia e Irán colaboren contra Israel y Estados Unidos».
«Siempre existe la posibilidad de que, si se recrudece la guerra entre Irán, por un lado, y Estados Unidos e Israel, por otro, en algún momento los rusos se vean arrastrados a esa guerra, porque ahora tienen un interés particular en apoyar a Irán», añadió.
Una guerra podría durar meses, cuando no años. Sería un duelo aéreo, en gran parte entre aviones de combate y misiles israelíes y misiles iraníes. Pero para someter a Irán se necesitará quizás el despliegue de un millón de soldados estadounidenses para invadir y ocupar el país. Una ocupación de Irán terminará con la misma humillante derrota que Estados Unidos sufrió en Iraq y Afganistán.
La fantasía de Israel y los neoconservadores es que pueden doblegar a Irán con ataques aéreos, una versión actualizada de «Conmoción y pavor», la campaña de bombardeos en Iraq en 2003. Pero la cantidad de municiones necesarias, especialmente para pulverizar las instalaciones nucleares subterráneas de Irán, será enorme. Israel, en su decapitación del liderazgo de Hizbolá en Beirut, incluido su secretario general Hassan Nasrallah, tuvo que emplear bombas antibúnker de 1.000 kilos Joint Direct Attack Munition (JDAM).
«Si vas a volar con F-35 con misiles JDAM, cada uno de ellos pesa unas 14 toneladas», dijo Crooke. «No es sólo el peso, sino el combustible que consumen. Así que tienes que repostar una vez, repostar dos veces, y luego tendrás que luchar con tu avión para suprimir sus defensas. Estamos hablando de un rendimiento enorme. ¿Será Estados Unidos capaz de hacerlo? Los iraníes tienen múltiples sistemas de defensa aérea y buenos radares, además de radares sobre el horizonte».
Entonces, ¿por qué entrar en guerra con Irán? ¿Por qué alejarse de un acuerdo nuclear que Irán no violó? ¿Por qué demonizar a un gobierno que es el enemigo mortal de los talibanes, junto con otros grupos takfiri, incluidos Al Qaida y el Estado Islámico en el Levante (ISIL)? ¿Por qué desestabilizar aún más una región que ya es peligrosamente volátil?
Los generales, los políticos, los servicios de inteligencia, los neoconservadores, los fabricantes de armas, los supuestos expertos, los comentaristas famosos y los grupos de presión israelíes no están dispuestos a asumir la culpa de dos décadas de fiascos militares. Necesitan un chivo expiatorio. Ese chivo expiatorio es Irán. Las humillantes derrotas en Afganistán e Iraq, los Estados fallidos de Siria y Libia, la proliferación de grupos extremistas y milicias, muchos de los cuales inicialmente entrenamos y armamos, junto con los continuos ataques terroristas en todo el mundo, tienen que ser culpa de otra persona.
El caos y la inestabilidad que desatamos, especialmente en Iraq y Afganistán, dejaron a Irán como el país dominante en la región. Washington empoderó a su némesis. No tiene otra idea de cómo revertir esto más que atacándolo.
Se ignora el derecho internacional, junto con los derechos de casi 90 millones de personas en Irán, al igual que se ignoraron los derechos de los pueblos de Afganistán, Iraq, Libia, Yemen y Siria. Los iraníes, independientemente de lo que piensen de sus líderes, no ven a Estados Unidos como un aliado o un libertador. No quieren ser atacados ni ocupados. Resistirán. Y nosotros, e Israel, pagaremos las consecuencias.
Imagen de portada: Y ahora, unas palabras de nuestro monstruo (por Mr. Fish).