Israel culpa a Hamás de la desnutrición de los prisioneros israelíes mientras mata de hambre a Gaza

Jeremy Scahill y Jawa Ahmad, Drop Site News, 5 agosto 2025

Traducido del inglés por Sinfo Fernández


Jeremy Scahill es periodista de Drop Site News y fue cofundador de The Intercept. Es reportero de investigación, corresponsal de guerra y autor de “Dirty Wars: The World Is a Battlefield” y “Blackwater: The Rise of the World’s Most Powerful Mercenary Army”. Ha informado desde Afganistán, Iraq, Somalia, Yemen, Nigeria, la antigua Yugoslavia y otros lugares del mundo.

Jawa Ahmad es investigador de temas de Oriente Próximo en Drop Site News.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reunió el martes por la tarde a petición de Israel. La sesión especial, que Israel quiere centrar en las condiciones de sus cautivos retenidos en Gaza, tendrá lugar mientras el Gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, intensifica su campaña para culpar a Hamás del impacto de la campaña de hambre forzada de Israel en la Franja de Gaza.

Antes de la reunión, Hamás rechaza enérgicamente las acusaciones de Israel de que las fuerzas palestinas en Gaza están maltratando a los prisioneros israelíes privándoles de comida. «Los prisioneros israelíes retenidos por la resistencia en Gaza están viviendo las mismas condiciones que la población de Gaza», escribieron los responsables de Hamás en una carta del 4 de agosto dirigida al Consejo y obtenida por Drop Site (se adjunta al final de este texto). «La hambruna, causada por el régimen de ocupación, afecta a todas las zonas de la Franja, y sus efectos se reflejan inevitablemente en los prisioneros ‘israelíes’, al igual que se reflejan en sus captores, sus familias y la inmensa mayoría de la población de Gaza».

A medida que aumenta la indignación y la condena internacional por la política de inanición forzada, Israel ha lanzado una campaña mediática para invertir la narrativa y acusar a Hamás de impedir la entrega de ayuda y de matar de hambre a los aproximadamente 20 cautivos israelíes que aún permanecen en Gaza.

El 2 de agosto, el brazo armado de Hamás, las Brigadas Qassam, publicó un vídeo en el que se veía a un israelí gravemente desnutrido, Evyatar David, cavando lo que, según él, era su propia tumba. «No he comido en tres días. No hay suficiente comida. Apenas tengo agua para beber. Me dan lo que pueden conseguir», dice David mientras sostiene una pala dentro de un túnel. «Esta es la tumba en la que creo que voy a ser enterrado. Se acaba el tiempo».

El vídeo de Qassam tenía claramente como objetivo llamar la atención internacional sobre la hambruna en Gaza y aumentar la presión dentro de Israel sobre Netanyahu para que volviera a las negociaciones de alto el fuego. Netanyahu respondió acusando a Hamás de no querer un acuerdo de alto el fuego. «Quieren doblegarnos con estos horribles vídeos, con la falsa propaganda de terror que están difundiendo por todo el mundo», afirmó.

Posteriormente, el Gobierno israelí difundió la imagen de David en una pantalla gigante en Times Square, Nueva York, afirmando que «Hamás está matando de hambre a los rehenes israelíes» y que la difícil situación de los cautivos israelíes estaba siendo «ignorada por los medios de comunicación, demasiado ocupados repitiendo la propaganda de Hamás».

El 31 de julio, la Yihad Islámica Palestina publicó un vídeo de otro frágil cautivo israelí, Rom Braslavski, y afirmó que el vídeo se había grabado poco antes de perder el contacto con los combatientes que custodiaban a Braslavski. Su estado sigue siendo desconocido.

Los vídeos, que incumplen las convenciones internacionales que prohíben la humillación pública de los detenidos, provocaron una condena generalizada de Hamás por parte de los gobiernos occidentales y del Comité Internacional de la Cruz Roja. «Estos vídeos son una prueba contundente de las condiciones que ponen en peligro la vida de los rehenes», afirmó el CICR en un comunicado el 3 de agosto. «Las personas privadas de libertad deben recibir un trato humano y condiciones aceptables. Deben recibir urgentemente la atención y los cuidados médicos que necesitan. Debe evitarse toda forma de exposición pública que humille a las personas privadas de libertad y ponga en peligro su seguridad».

Israel también ha publicado vídeos de detenidos palestinos, incluidos aquellos que contienen confesiones forzadas de presuntos delitos, lo cual está prohibido por los Convenios de Ginebra. Soldados israelíes han publicado repetidamente en las redes sociales vídeos de detenidos palestinos desnudos, atados y con los ojos vendados.

En una carta dirigida al Consejo de Seguridad de la ONU el 2 de agosto, Israel pidió a la comunidad internacional «que se centre en apoyar los esfuerzos para devolver a los rehenes, ejercer presión sobre Hamás y condenar inequívocamente sus acciones». Estados Unidos respaldó la solicitud de Israel de celebrar una sesión especial.

Desde las primeras etapas del genocidio de Gaza, Israel ha acusado sin fundamento a varios organismos y funcionarios de la ONU de apoyar a Hamás o de ser agentes de Hamás. A lo largo de julio, a medida que se intensificaba la indignación internacional por la campaña de hambre de Israel, este país comenzó a culpar públicamente a la ONU por el bloqueo de alimentos, alegando falsamente que se negaba a distribuirlos. Durante la reciente ronda de negociaciones para el alto el fuego en Gaza, Israel se ha opuesto firmemente a devolver a la ONU la función de coordinar la entrega de la ayuda en Gaza, una condición que Hamás ha insistido en incluir en cualquier posible acuerdo de alto el fuego.

En su carta a la ONU, Hamás citó el derecho internacional, afirmando que el bloqueo de Israel constituía una fuerza mayor que impedía a los cautivos israelíes recibir alimentos y atención médica suficientes. «Si el bloqueo y la denegación de las necesidades básicas por parte de la potencia ocupante constituyen una fuerza mayor que impide la satisfacción de las necesidades esenciales, la parte captora no será considerada responsable», escribieron los funcionarios de Hamás.

Los altos dirigentes se han hecho eco de este punto. «Las Brigadas Al-Qassam no matan de hambre intencionadamente a los cautivos. Comen lo mismo que comen nuestros combatientes y todo nuestro pueblo, y no recibirán ningún privilegio especial a la luz del crimen de hambruna y asedio», declaró Abu Obeida, portavoz de Al Qassam, el 3 de agosto. Añadió que Qassam permitiría a la Cruz Roja acceder a los prisioneros israelíes para entregarles alimentos y medicinas, pero no sin que esos mismos suministros se distribuyeran también a la población palestina.

«En este momento, mientras el Consejo de Seguridad se prepara para convocar una sesión de emergencia para debatir la catastrófica situación humanitaria en Gaza, Estados Unidos y la ocupación sionista están intentando desviar el debate hacia la cuestión de los soldados de ocupación cautivos en Gaza», afirmó Osama Hamdan, un alto dirigente de Hamás, en un discurso retransmitido el lunes por la noche. «Esta desviación ignora el desastre humanitario sin precedentes que sufren más de dos millones de personas de nuestro pueblo en Gaza como resultado del asedio y la campaña de hambre impuesta por la ocupación, lo que constituye una violación flagrante de todas las resoluciones internacionales y un desafío al llamamiento de la Corte Internacional de Justicia para que se ponga fin al genocidio».

Hamdan destacó la hambruna en Gaza, incluyendo casos concretos en los que personas mayores y bebés han fallecido a causa del hambre. «La ocupación ha convertido la Franja de Gaza en un auténtico campo de detención al estilo nazi, comparable al infame campo de Auschwitz», afirmó Hamdan. «El mundo debe actuar para detener este crimen y enjuiciar a los responsables, que intentan encubrir sus crímenes con falsas lágrimas de cocodrilo, y debe obligar a la entidad sionista a respetar el derecho internacional humanitario».

En su carta, Hamás instó al Consejo a mantener la atención en la conducta de Israel y en el terrible número de víctimas mortales que está causando a toda la población de Gaza. Se ha confirmado la muerte de más de 61.000 palestinos desde que comenzó la guerra genocida. Al menos 188 palestinos han muerto por causas relacionadas con el hambre, entre ellos 94 niños, según el Ministerio de Salud.

«El peor escenario posible de hambruna se está produciendo actualmente en la Franja de Gaza. El conflicto y los desplazamientos se han intensificado, y el acceso a alimentos y otros artículos y servicios esenciales se ha reducido a niveles sin precedentes», según un informe reciente de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria, una autoridad internacional líder en crisis alimentarias. «Cada vez hay más pruebas de que el hambre generalizada, la malnutrición y las enfermedades están provocando un aumento de las muertes relacionadas con el hambre».

Hamás también destacó el hecho de que hay oficialmente más de 10.000 palestinos confirmados como detenidos en prisiones y centros de detención israelíes, junto con unos 4.400 capturados en Gaza desde el 7 de octubre y recluidos en instalaciones militares donde, según sus propios testimonios y como se muestra en vídeos filtrados, han sido objeto de abusos, torturas, inanición, agresiones sexuales, violaciones y ejecuciones extrajudiciales.

«En estas condiciones inhumanas que soportan los detenidos palestinos en las prisiones y centros de detención del régimen de ocupación —supervisados directamente por el ministro de extrema derecha acusado de actividades terroristas, Itamar Ben Gvir—, 76 presos palestinos han perdido la vida debido a la tortura, el hambre y la negligencia médica desde el comienzo de la guerra genocida contra Gaza, incluidos 46 mártires de la Franja de Gaza», afirma la carta. Añadía que la Cruz Roja y otros grupos internacionales no han tenido acceso a los prisioneros palestinos recluidos en instalaciones militares.

Hamás instó al Consejo de Seguridad a comparar la situación sanitaria de los cautivos israelíes liberados durante anteriores acuerdos de alto el fuego con la de los palestinos liberados del cautiverio israelí. «Nuestros prisioneros liberados de las prisiones de la ocupación han regresado con su salud deteriorada, habiendo perdido mucho peso, como se puede ver claramente en su aspecto, y ellos mismos han dado testimonio del duro trato y la mala alimentación que se les ha proporcionado», decía la carta de Hamás. Hizo un llamamiento a la ONU y a la comunidad internacional «para que aborden las condiciones inhumanas a las que se enfrentan nuestros detenidos en las prisiones y centros de detención de la ocupación y pongan fin a las violaciones del derecho internacional y los derechos humanos perpetradas contra ellos por las autoridades de ocupación».

En el mes transcurrido desde que el presidente Donald Trump anunciara que en unos días se firmaría un acuerdo de alto el fuego en Gaza, la situación en la Franja de Gaza se ha vuelto cada día más angustiosa. El bloqueo total impuesto por Israel el 2 de marzo, cuando el primer ministro Benjamin Netanyahu abandonó unilateralmente el acuerdo de alto el fuego de enero, ha llegado a un punto en el que cada día mueren de inanición palestinos demacrados, incluidos niños pequeños. Israel, con el pleno apoyo de la administración Trump, está saboteando una vez más las negociaciones para un acuerdo de alto el fuego que liberaría a diez cautivos israelíes vivos —la mitad del número que se cree que están retenidos en Gaza— y reanudaría el flujo de alimentos, medicinas y productos de primera necesidad.

Según se informa, un Netanyahu envalentonado está considerando ahora una escalada significativa de las operaciones militares israelíes dentro de Gaza. Si esta amenaza es real o una táctica para aumentar la presión sobre Hamás sigue siendo una incógnita. Lo que es seguro es que Israel está matando de hambre intencionadamente a la población de la Franja de Gaza mientras continúa con su campaña de bombardeos de tierra quemada.

«Cada día, los palestinos se enfrentan a un crimen de la era actual —a través del asesinato deliberado mediante bombardeos y hambrunas— cuyos efectos han llegado incluso a los dos prisioneros israelíes que aparecen en las fotos sufriendo hambre, al igual que los dos millones de personas de nuestro pueblo», afirmó Hamdan. El hecho de que el mundo haya permitido que Israel lleve a cabo este asedio y genocidio sin cesar durante casi dos años, dijo, «permanecerá como testimonio —y como marca de vergüenza— en la frente de todos aquellos que apoyan o colaboran con la ocupación en sus crímenes, así como de aquellos que permanecen en silencio o no actúan para detenerlos y exigir responsabilidades a los autores».

Texto completo de la carta de Hamás al Consejo de Seguridad de la ONU:

Carta relativa a la sesión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas convocada para debatir la catastrófica situación humanitaria en la Franja de Gaza (5 de agosto de 2025):

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reunirá mañana, martes 5 de agosto de 2025, para deliberar sobre la catastrófica situación humanitaria en la Franja de Gaza, en un momento en que Estados Unidos e Israel están centrando la atención en la cuestión de los soldados de ocupación israelíes cautivos allí, soldados que fueron capturados dentro de sus tanques y cuarteles militares que han sitiado Gaza durante diecisiete años, en un acto legítimo de resistencia según el derecho internacional, y que ahora soportan las mismas condiciones trágicas que sufren los residentes de la Franja de Gaza impuestas por las autoridades de ocupación.

La catastrófica situación humanitaria en Gaza, resultado del continuo crimen de genocidio perpetrado por el régimen de ocupación, requiere una acción internacional urgente y la movilización de todos los recursos para poner fin a esta catástrofe humanitaria, que hasta ahora ha causado 60 839 mártires y 149.588 heridos, incluidos 1.487 mártires y más de 10.578 heridos entre quienes esperan ayuda a las puertas de la organización estadounidense-israelí (GHF) y en los puntos de reunión para la asistencia humanitaria, debido a la política de hambre utilizada deliberadamente por el régimen de ocupación como arma de guerra contra nuestro pueblo.

Esta sesión se celebra mientras Gaza sufre una política de hambre deliberada impuesta por el régimen de ocupación desde el 2 de marzo de 2025, caracterizada por el endurecimiento total del bloqueo y la prohibición de la entrada de suministros esenciales y vitales, ya que más de 22.000 camiones de ayuda, la mayoría de ellos pertenecientes a organizaciones internacionales y de las Naciones Unidas, permanecen en las puertas del paso fronterizo, bloqueados deliberadamente por las autoridades de ocupación en el marco de una política sistemática de «ingeniería del hambre, el bloqueo y el caos» como parte del delito de genocidio en curso.

Como resultado de esta catastrófica situación en la Franja de Gaza, el porcentaje de familias palestinas que se enfrentan a la inseguridad alimentaria ha alcanzado el 96%, mientras que el 90% de la población carece de acceso a agua potable (según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, OCHA). Además, los hospitales están sufriendo una destrucción generalizada, una grave escasez de medicamentos y consumibles médicos y el agotamiento del personal sanitario. En medio de esta catastrófica situación sanitaria, y debido a la grave escasez de leche maternizada, medicamentos y suministros sanitarios necesarios para hacer frente a los casos de hambre, el número total de muertes por hambruna y desnutrición ha alcanzado los 175 mártires, entre ellos 93 niños.

Excelentísimo señor,

Mientras se reúnen para debatir la cuestión de los prisioneros israelíes retenidos en Gaza, planteada por el régimen de ocupación, deseamos llamar su atención sobre las terribles condiciones que soportan los detenidos palestinos en las prisiones y centros de detención militares israelíes, cuyo número oficialmente declarado asciende a aproximadamente 10.800 detenidos, incluidos 3.629 retenidos bajo «detención administrativa» sin cargos, y más de 450 niños. Esto se suma a los detenidos recluidos en campos militares gestionados por el ejército de ocupación, cuyo número se estima en miles (según informes, más de 4.400), que están sometidos a condiciones extremadamente duras, incluyendo tortura, inanición, privación de sus derechos más básicos, y cuyo destino sigue siendo desconocido.

En estas condiciones inhumanas que soportan los detenidos palestinos en las prisiones y centros de detención del régimen de ocupación —supervisados directamente por el ministro de extrema derecha acusado de actividades terroristas, Itamar Ben Gvir—, 76 presos palestinos han perdido la vida a causa de la tortura, el hambre y la negligencia médica desde el comienzo de la guerra genocida contra Gaza, incluidos 46 mártires de la Franja de Gaza. En cuanto a los detenidos en centros de detención militares, en particular en el tristemente célebre centro «Sde Teiman», las autoridades de ocupación han denegado el acceso a todas las organizaciones internacionales, a pesar de los testimonios filtrados por soldados enemigos que indican que estos detenidos son sometidos a torturas, agresiones sexuales, inanición y tratos degradantes que violan su dignidad humana.

Los prisioneros israelíes retenidos por la resistencia en Gaza están viviendo las mismas condiciones que la población de Gaza; comen la misma comida que sus captores. La hambruna, causada por el régimen de ocupación, afecta a todas las zonas de la Franja e, inevitablemente, sus efectos se reflejan en los cautivos «israelíes», al igual que se reflejan en sus captores, sus familias y la inmensa mayoría de la población de Gaza.

A la luz de los acuerdos de intercambio de prisioneros anteriores y de los testimonios de los detenidos liberados y sus familias, es evidente que los prisioneros israelíes regresaron en buen estado de salud y psicológico, tras haber recibido los más altos niveles de cuidado y atención, basados en nuestros valores y en los principios de nuestra noble religión. Por el contrario, nuestros prisioneros liberados de las cárceles de la ocupación han regresado con la salud deteriorada, habiendo perdido mucho peso, como se aprecia claramente en su aspecto, y tal y como ellos mismos han atestiguado el duro trato y la mala alimentación que se les ha proporcionado.

Por lo tanto, reiteramos la declaración del portavoz de las Brigadas Al-Qassam, en la que confirma la voluntad de «cooperar positivamente y responder a cualquier solicitud de la Cruz Roja para entregar alimentos y medicinas a los prisioneros del enemigo» en la Franja de Gaza, siempre que «la aceptación de dicha solicitud esté condicionada a la apertura de corredores humanitarios de forma normal y continua para permitir el paso de alimentos y medicinas a todo nuestro pueblo». Reafirmamos su énfasis en que «las Brigadas Al-Qassam no matan de hambre deliberadamente a los prisioneros; estos comen de las mismas provisiones que nuestros combatientes y el resto de nuestro pueblo. Pero no van a recibir ningún privilegio especial en medio de este crimen de hambre y bloqueo». Esto está en plena conformidad con el derecho internacional humanitario, en particular el artículo 23 del Proyecto de artículos sobre la responsabilidad de los Estados, que establece que si el bloqueo y la denegación de las necesidades básicas por parte de la potencia ocupante constituyen una fuerza mayor que impide la satisfacción de las necesidades esenciales, la parte detenedora no será responsable de las deficiencias resultantes, a menos que preserve la dignidad y la condición jurídica de los prisioneros.

En consecuencia, instamos a Su Excelencia, desde su distinguida posición en el Consejo de Seguridad, a que ejerza presión sobre el régimen de ocupación para alcanzar una solución integral a la catástrofe humanitaria en la Franja de Gaza, de conformidad con el derecho internacional humanitario, en particular el IV Convenio de Ginebra de 1949, que asigna toda la responsabilidad a la potencia ocupante —en este caso, Israel— de proporcionar todos los medios necesarios para la supervivencia de la población civil bajo ocupación, incluidos aquellos que puedan estar detenidos por otras partes. Esto incluye el suministro de alimentos, medicinas, agua y todo lo necesario para una vida digna, tal y como se estipula en los artículos 55 y 56 del mencionado Convenio. Además, exigimos el fin de la política de hambruna colectiva, que constituye un crimen de guerra en virtud del artículo 8(2)(b)(XXV) del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, la Resolución 2417 (2018) del Consejo de Seguridad, los principios del derecho internacional humanitario y la regla 53 del derecho internacional humanitario consuetudinario del CICR.

Hacemos también un llamamiento al Consejo de Seguridad y a la comunidad internacional, a través de Su Excelencia, para que aborden las condiciones inhumanas a las que se enfrentan nuestros detenidos en las prisiones y centros de detención de la ocupación y pongan fin a las violaciones del derecho internacional y los derechos humanos perpetradas por las autoridades de ocupación contra ellos.

Le rogamos acepte el testimonio de nuestro más alto respeto y aprecio.


Foto de portada: Osama Hamdan, un alto cargo de Hamás, muestra la imagen de una niña palestina hambrienta en una emisión de esta semana.

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