In Memoriam: Maryam Abu Daqa

Ruwaida Amer, +972 Magazine, 27 agosto 2025

Traducido del inglés por Sinfo Fernández


Ruwaida Amer es una periodista independiente de Jan Yunis.

Maryam Abu Daqa era mi amiga. Era fotoperiodista y madre. El lunes fue asesinada por el ejército israelí en un «ataque doble» contra el hospital Naser, junto con otros cuatro periodistas. Tenía 32 años.

Conocí a Maryam en 2015 durante un curso de fotografía en el centro italiano de la ciudad de Gaza, donde ella era una de las alumnas. Me atrajo su energía. Recuerdo que pensaba en lo rápido que hablaba, como si tuviera más ideas que tiempo para expresarlas.

Era de Abasan, al este de Jan Yunis, una localidad agrícola famosa por sus frutas, verduras y su deliciosa gastronomía. Siempre que informaba sobre la agricultura allí, sabía que podía recurrir a ella. Siempre estaba dispuesta a ayudar, y sus fotos del pueblo y sus gentes nunca dejaban de inspirarme.

Al principio, no sabía que Maryam era madre. Un día antes de la guerra, mientras trabajaba en Abasan, oí a un niño llamarla: «¡Mamá!». Me sorprendió. Ella se rió y me presentó a su hijo. «Este es Ghaith», afirmó con orgullo. «Es mi hombre y me protegerá cuando crezca». Me dijo que todo su trabajo era por él.

Desde que comenzó la guerra, había visto a Maryam muchas veces en el campo. Siempre nos saludábamos y nos asegurábamos de que ambas estuviéramos bien, pero no hablábamos mucho. Siempre estábamos cansadas y estresadas. Los únicos momentos en los que realmente podíamos ponernos al día eran en los hospitales de Jan Yunis, donde ella solía acudir para informar.

Recuerdo haberla conocido durante la ofensiva israelí de mayo de 2024 sobre Rafah. Mi cámara se vio obligado a huir al norte, a Deir al-Balah, dejándome sola para grabar con mi teléfono. Maryam apareció en la UCI del Hospital Europeo, donde estaba entrevistando a un médico estadounidense. Al verme luchar con mi cámara, inmediatamente me ayudó a ajustar la configuración y me dio algunos consejos. Parecía agotada y apenas podía caminar. Fue un aspecto de ella que no estaba acostumbrada a ver.

Los palestinos se despiden de los periodistas muertos en un ataque aéreo israelí frente al Hospital Naser en Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, el 25 de agosto de 2025. (Abed Rahim Khatib/Flash90)

Antes de que se marchara, la abracé y le pedí que tuviera cuidado. Estaba preocupada por ella; sabía que sólo unas semanas antes había estado trabajando en las peligrosas zonas orientales de Jan Yunis. La última vez que la vi fue en abril, en el hospital Naser, el mismo lugar donde, meses después, sería asesinada por el ejército israelí.

El día en que Maryam murió junto con otras 19 personas en el ataque al hospital, yo estaba cerca con mi familia en el campo de refugiados de Jan Yunis. Una explosión ensordecedora sacudió el suelo. Mi madre sugirió que podría haber sido una casa la que había sido alcanzada, pero cuando finalmente encontré señal de Internet y consulté las noticias, la verdad quedó clara. El dolor y la incredulidad eran abrumadores.

Pensé en su hijo, Ghaith, el niño al que ella llamaba su protector, al que cuidaba con tanto cariño. Pensé en su padre, a quien ella le había donado un riñón para salvarle la vida. Pensé en mi amiga, audaz, aventurera, siempre preocupada por los demás.

No hay palabras para expresar lo que sentimos

Desde octubre de 2023, Israel ha matado al menos a 230 periodistas en la Franja de Gaza, más periodistas que los que murieron en todo el mundo en los tres años anteriores, según el Comité para la Protección de los Periodistas. Sólo en el último mes, 11 periodistas de Gaza han muerto en ataques israelíes, entre ellos Maryam.

El 10 de agosto, cinco periodistas murieron cuando el ejército israelí atacó su tienda de campaña situada a las afueras del hospital al-Shifa, en la ciudad de Gaza. Ese día, mientras buscaba en mi teléfono alguna noticia sobre un alto el fuego, empecé a recibir mensajes de colegas del extranjero que se preocupaban por mí y me preguntaban si estaba bien. Alarmada, recurrí a los grupos de noticias, que se inundaron con las primeras informaciones sobre el ataque.

Un periodista palestino llora la muerte de Anas Al-Sharif y sus otros colegas tras ser asesinados en el mismo ataque israelí, en la ciudad de Gaza, el 11 de agosto de 2025. (Yousef Zaanoun/Activestills)

Entre los seis nombres mencionados, uno me llamó la atención: Anas Al-Sharif. No era amiga íntima de Anas, sólo había hablado con él unas pocas veces sobre las noticias que llegaban del norte de Gaza, pero sentía que lo conocía bien por sus reportajes.

Aunque llevaba menos de dos años como reportero en pantalla, la presencia de Anas había dejado una huella indeleble. Anas, de 28 años, casado y padre de dos hijos, recorría incansablemente el norte de Gaza, captando las voces de los residentes y documentando el genocidio que se estaba produciendo con una honestidad inquebrantable. Incluso después de perder a su padre en un ataque aéreo israelí en diciembre de 2023, se negó a abandonar la misión de contar la verdad mientras soportaba las mismas privaciones que sus vecinos.

De hecho, todos los periodistas de Gaza han sufrido durante los últimos dos años el hambre, el desplazamiento y la pérdida de sus hogares y familiares,  todo ello mientras intentaban transmitir al mundo la cruda realidad de Gaza. Yo también he pasado largas horas en las calles sin refugio. Mi madre enferma, que aún se recupera de una operación de columna, camina junto a mí y a mi hermana mientras buscamos algún lugar, cualquier lugar, donde refugiarnos.

Me encanta mi trabajo como periodista, junto con mi labor como profesora, pero estoy devastada y aterrorizada. Han sido más de 680 días de trabajo continuo, con constantes cortes de Internet, sin electricidad adecuada, sin refugio seguro y sin transporte. He seguido informando desde el comienzo de la guerra porque creo que es mi misión, pero lo hago sabiendo que cada día podría ser el último. No hay palabras para expresar lo que sentimos como periodistas ante la sucesiva pérdida de compañeros.

¿Por qué Israel ataca a los periodistas palestinos en Gaza? Sencillo. Somos los únicos capaces de documentar y transmitir lo que realmente está sucediendo sobre el terreno. Cada imagen, cada testimonio, cada emisión que producimos traspasa el muro de la narrativa oficial de Israel. Eso nos convierte en peligrosos: al grabar el desplazamiento, el hambre y los bombardeos implacables, exponemos las acciones de Israel ante el mundo.

El lugar del ataque aéreo israelí contra el hospital Naser en Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, el 25 de agosto de 2025. (Abed Rahim Khatib/Flash90)

Por eso nos atacan deliberadamente. Las cámaras se consideran armas y quienes las sostienen, combatientes. Nuestra mera presencia amenaza la capacidad de Israel para mantener su camino genocida, por lo que está haciendo todo lo posible para acabar con nosotros.

Una necesidad desesperada de protección

A principios de este mes, tras dos años de presión por parte de los organismos de prensa internacionales, el primer ministro Benjamin Netanyahu dijo que Israel permitiría la entrada de periodistas extranjeros en Gaza para que fueran testigos de «los esfuerzos humanitarios de Israel» y «las protestas civiles contra Hamás». Sin detalles ni plazos, es difícil no ver esto como otra mentira más. Pero incluso si se permitiera a la prensa internacional el acceso libre y sin restricciones a la Franja, ¿de qué serviría si los periodistas palestinos en Gaza siguen sin protección?

Estamos cansados de trabajar sin descanso ni seguridad durante dos años, viviendo en un estado constante de ansiedad por la posibilidad de ser asesinados en cualquier momento. Y aunque exigimos que nuestros colegas internacionales entren en Gaza para transmitir al mundo su brutal realidad, sabemos que sus informes no diferirán de lo que ya hemos documentado.

Cuando un periodista de la CNN acompañó este mes a un avión jordano que lanzaba ayuda sobre Gaza y vio el enclave desde la ventanilla del avión, describió una «vista panorámica de lo que han causado dos años de bombardeos israelíes… una devastación total en vastas zonas de la Franja de Gaza, un impactante desierto de ruinas». Esto es lo que llevamos diciendo desde el terreno desde hace casi dos años: la destrucción de Gaza por parte de Israel es masiva y sólo continuará si no se pone fin a la guerra.

Foto de portada: Maryam Abu Daqa, 8 de octubre de 2020. (Cortesía de la familia Abu Daqa)

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