El martirio de Charlie Kirk

Chris Hedges, The Chris Hedges Report, 12 septiembre 2025

Traducido del inglés por Sinfo Fernández


Chris Hedges es un escritor y periodista que ganó el Premio Pulitzer en 2002. Fue corresponsal en el extranjero durante quince años para The New York Times.

El asesinato de Charlie Kirk presagia una nueva y mortal etapa en la desintegración de unos Estados Unidos divididos y altamente polarizados. Mientras que la retórica tóxica y las amenazas se lanzan a través de las divisiones culturales como granadas de mano, a veces derivando en violencia real —incluido el asesinato de la presidenta emérita de la Cámara de Representantes de Minnesota, Melissa Hortman, y su marido, y los dos intentos de asesinato contra Donald Trump—, el asesinato de Kirk es un presagio de la desintegración social a gran escala.

Su asesinato ha dado al movimiento que representaba —basado en el nacionalismo cristiano— un mártir. Los mártires son el alma de los movimientos violentos. Cualquier vacilación sobre el uso de la violencia, cualquier discurso de compasión o comprensión, cualquier esfuerzo por mediar o discutir, es una traición al mártir y a la causa que murió defendiendo.

Los mártires sacralizan la violencia. Se utilizan para trastocar el orden moral. La depravación se convierte en moralidad. Las atrocidades se convierten en heroísmo. El crimen se convierte en justicia. El odio se convierte en virtud. La codicia y el nepotismo se convierten en virtudes cívicas. El asesinato se convierte en algo bueno. La guerra es la estética definitiva. Todo esto es lo que se avecina.

Orem, Utah – 10 de septiembre: La gente corre tras los disparos durante una aparición de Charlie Kirk en la Universidad del Valle de Utah el 10 de septiembre de 2025 en Orem. (Foto de Trent Nelson/The Salt Lake Tribune/Getty Images)

«Tenemos que tener una determinación férrea», dijo el estratega político conservador Steve Bannon en su programa «War Room», y añadió: «Charlie Kirk es una víctima de la guerra. Estamos en guerra en este país. Lo estamos».

«Si no nos dejan en paz, entonces nuestra opción es luchar o morir», escribió Elon Musk en X.

«Toda la derecha tiene que unirse. Basta ya de estas peleas internas. Nos enfrentamos a fuerzas demoníacas salidas del infierno», escribió el comentarista y autor Matt Walsh en X. «Dejad a un lado las disputas personales. Ahora no es el momento. Esto es existencial. Una lucha por nuestra propia existencia y la existencia de nuestro país».

El congresista republicano Clay Higgins escribió que utilizará «la autoridad del Congreso y toda su influencia con las grandes plataformas tecnológicas para exigir la prohibición inmediata y de por vida de todas las publicaciones o comentarios que menosprecien el asesinato de Charlie Kirk…». Además, afirma: «También voy a ir a por sus licencias y permisos comerciales, sus negocios serán incluidos en listas negras de forma agresiva, deben ser expulsados de todas las escuelas y se les debe revocar el carné de conducir. Básicamente, voy a cancelar con extremo prejuicio a estos animales malvados y enfermos que celebraron el asesinato de Charlie Kirk».

El cofundador de Palantir, Joe Lonsdale, aprovechó la muerte de Kirk para abogar por el derrocamiento de la «alianza rojo-verde» de «comunistas e islamistas» que, según él, se han unido para destruir la civilización occidental. Propone una aplicación en la que los ciudadanos puedan subir fotos de delitos y personas sin hogar a cambio de «descuentos en el impuesto sobre la propiedad».

El comediante de extrema derecha Sam Hyde, que tiene casi medio millón de seguidores en X, escribió en respuesta a la declaración de Trump sobre la muerte de Kirk que es «hora de hacer tu puto trabajo y tomar el poder… si quieres ser algo más que una nota al pie en la sección ‘El colapso de Estados Unidos’ de los futuros libros de historia, es ahora o nunca». En su tuit, etiqueta a miembros de la administración y contratistas militares privados.

El actor conservador James Woods advirtió: «Queridos izquierdistas: podemos tener una conversación o una guerra civil. Un disparo más de vuestro lado y no volveréis a tener esta opción». Su tuit fue compartido por casi 20.000 personas, recibió 4,9 millones de visitas y más de 96.000 «me gusta».

Estos son algunos ejemplos de la avalancha de comentarios virulentos compartidos y aplaudidos por decenas de millones de estadounidenses.

El despojo de la clase trabajadora, 30 millones de personas que han sido despedidas debido a la desindustrialización, ha generado ira, desesperación, desarraigo, alienación y ha fomentado el pensamiento mágico. Ha alimentado las teorías conspirativas, el ansia de venganza y la celebración de la violencia como purgativo para la decadencia social y cultural.

Los fascistas cristianos, como Kirk y Trump, se han aprovechado astutamente de esta desesperación. Han avivado las brasas. El asesinato de Kirk las inflamará.

Los disidentes, los artistas, los homosexuales, los intelectuales, los pobres, los vulnerables, las personas de color, los indocumentados o aquellos que no repiten sin pensar el discurso de un nacionalismo cristiano pervertido, serán condenados como contaminantes humanos que deben ser extirpados del cuerpo político. Se convertirán, como en todas las sociedades enfermas, en víctimas sacrificiales en el vano intento de lograr la renovación moral y recuperar la gloria y la prosperidad perdidas.

La canibalización de la sociedad, un intento inútil de recrear una América mítica, acelerará la desintegración. La intoxicación de la violencia —muchos de los que reaccionaron al asesinato de Kirk parecían embriagados por la inminente masacre— se alimentará de sí misma como una tormenta de fuego.

El mártir es vital para la cruzada, en este caso para librar a Estados Unidos de aquellos a los que Trump llama «izquierda radical».

Los mártires son conmemorados en ceremonias y actos de remembranza para recordar a los seguidores la justicia de la causa y la perfidia de aquellos a los que se culpa de la muerte del mártir. Esto es lo que hizo Trump cuando calificó a Kirk de «mártir de la verdad y la libertad» en un mensaje de vídeo el 10 de septiembre, le concedió la Medalla Presidencial de la Libertad y ordenó que las banderas ondearan a media asta hasta el domingo. Por eso el féretro de Kirk será trasladado a Phoenix, Arizona, en el Air Force Two.

Kirk era un ejemplo paradigmático de nuestro emergente fascismo cristiano. Defendía la teoría del gran reemplazo, que afirma que los liberales o «globalistas» permiten la entrada de inmigrantes de color en el país para sustituir a los blancos, distorsionando las tendencias migratorias y convirtiéndolas en una conspiración. Era islamófobo y tuiteó que «el islam es la espada que la izquierda está utilizando para degollar a Estados Unidos» y que «no es compatible con la civilización occidental».

Cuando la youtuber de los niños Rachel dijo «Jesús dice que amemos a Dios y amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos», Kirk replicó que «Satanás ha citado muchas veces las Escrituras» y añadió «por cierto, Rachel, quizá quieras abrir tu Biblia, en una parte menos referenciada de la misma sección de las Escrituras, en Levítico 18, donde dice que si yaces con otro hombre serás lapidada hasta la muerte».

Exigió que se derogara la Ley de Derechos Civiles de 1964 y menospreció a líderes de los derechos civiles como Martin Luther King. Se mostró despectivo hacia los negros: «Si tengo que tratar con alguien del servicio de atención al cliente que es una mujer negra idiota… ¿está ahí por la discriminación positiva?». Dijo que los «negros merodeadores» se ceban con los blancos «por diversión». Culpó a Black Lives Matter de «destruir el tejido de nuestra sociedad».

Kirk insistió en que las elecciones de 2020 le fueron robadas a Trump. Fundó Professor Watchlist y School Board Watchlist para purgar a los profesores y maestros con lo que él llamaba agendas «radicales de izquierda». Abogó por las ejecuciones públicas televisadas, que, según él, deberían ser de visionado obligatorio para los niños.

La idea de que defendía la libertad de expresión y la libertad es absurda. Era enemigo de ambas.

Kirk, que era un entusiasta del culto a Trump, encarnaba la hipermasculinidad que está en el núcleo de los movimientos fascistas. Quizás este fuera su principal atractivo para los jóvenes, especialmente para los hombres blancos. Afirmaba que existe «una guerra contra los hombres», fetichizaba las armas y vendía a Trump a sus seguidores como un hombre de verdad.

«Se pueden decir muchas cosas de Donald Trump», escribió. «Nadie lo ha llamado nunca femenino. Trump es un gigantesco dedo medio a todos los gritones que atacaban a los jóvenes por el simple hecho de existir. Es un gigantesco «que te jodan» al establishment feminista, que nunca fue desafiado antes de que él bajara por la escalera mecánica dorada. La mayoría de los medios de comunicación no se dieron cuenta de esto. Los jóvenes sí».

La historia ha demostrado lo que vendrá después. No será agradable. Kirk, elevado al martirio, da a aquellos que buscan extinguir nuestra democracia la licencia para matar, tal y como Kirk fue asesinado. Elimina las pocas restricciones que aún existen para protegernos del abuso estatal y la violencia justiciera. El nombre y el rostro de Kirk se utilizarán para acelerar el camino hacia la tiranía, que es lo que él hubiera querido.

Imagen de portada: Un disparo que se escuchó en todo el mundo (por Mr. Fish).

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