Jeremy Scahill y Jawa Ahmad, Drop Site News, 2 octubre 2025
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Jeremy Scahill es periodista de Drop Site News y fue cofundador de The Intercept. Es reportero de investigación, corresponsal de guerra y autor de “Dirty Wars: The World Is a Battlefield” y “Blackwater: The Rise of the World’s Most Powerful Mercenary Army”. Ha informado desde Afganistán, Iraq, Somalia, Yemen, Nigeria, la antigua Yugoslavia y otros lugares del mundo.

Jawa Ahmad es investigador de temas de Oriente Próximo en Drop Site News.
Los dirigentes de Hamás están manteniendo una intensa serie de reuniones con facciones palestinas y mediadores regionales para formular la respuesta palestina al plan de 20 puntos para Gaza anunciado por el presidente Donald Trump y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en la Casa Blanca el lunes. El martes, Trump dio a Hamás «tres o cuatro días» para responder a lo que es, en la práctica, un ultimátum, amenazando con que Estados Unidos autorizaría a Israel a continuar indefinidamente su guerra de aniquilación en Gaza si Hamás no aceptaba el plan en su totalidad. Cuando se le preguntó si había margen para que Hamás negociara los términos, Trump respondió: «No mucho».
«Trump nos trata como si tuviéramos que aceptar este plan basándose en la conocida frase inglesa: lo tomas o lo dejas. Esto es inaceptable en la práctica política. No puede ser una cuestión de aceptar o rechazar un acuerdo de plano», dijo Mohammad Nazzal, veterano funcionario de Hamás y miembro desde hace mucho tiempo de su oficina política, en una entrevista con Drop Site. «Este plan se formuló sin la participación de Hamás ni de ningún partido palestino, incluida la Autoridad Palestina. Entonces, ¿cómo puede la Administración estadounidense llegar a un acuerdo con una de las partes del conflicto excluyendo a la parte palestina?».
«Este plan no es el plan de Trump, es un plan israelí», añadió: «Lo digo con profundo pesar: Estados Unidos ha llegado a actuar como agente de la entidad sionista».
No obstante, Nazzal, miembro de Hamás desde 1989 y miembro de su oficina política desde 1996, afirmó que Hamás está revisando cuidadosamente el documento y que pronto ofrecerá su respuesta oficial. «Estamos abordando el plan con un alto grado de responsabilidad», afirmó. «Empezamos a estudiarlo y a celebrar consultas tan pronto como lo recibimos».
Aunque Nazzal señaló que algunos aspectos de la propuesta pueden ser aceptables para Hamás y se ajustan en gran medida a los principios que el grupo había acordado previamente, describió la mayoría de los términos como edictos israelíes. «La opinión pública dentro de las facciones palestinas se siente incómoda con el plan que se ha presentado. Hay algunos aspectos positivos en el plan, pero los negativos los superan», afirmó. «A menos que se modifique el plan o se introduzcan cambios significativos en ciertos puntos, creo que será difícil aceptarlo tal y como está».
Al igual que en anteriores conversaciones de «alto el fuego», los negociadores de Hamás tienen previsto redactar una serie de enmiendas propuestas y solicitar más detalles sobre diversos términos esbozados en la propuesta. «Está claro que el plan es un esbozo amplio y vago que, por su naturaleza, requiere negociación. Cada punto mencionado en el plan necesita un proceso de negociación. No queremos proceder sobre la base de que lo que se presenta en el plan representa una posición definitiva e innegociable», afirmó Nazzal. «Trump quiere imponer lo que él desea a través de este plan. Ha sido claro en las cuestiones relacionadas con las demandas israelíes, pero impreciso en las posiciones relacionadas con las demandas palestinas».
Según el plan, en un plazo de 72 horas tras el acuerdo, Hamás debe liberar a todos los cautivos israelíes retenidos en Gaza. Se cree que hay 20 israelíes vivos y los cadáveres de 28 fallecidos que permanecen en la Franja. Sólo después de que todos los cautivos sean liberados, Israel liberaría a 250 palestinos condenados a cadena perpetua y a 1.700 palestinos de Gaza capturados después del 7 de octubre de 2023, incluidas todas las mujeres y los niños. A cambio de los restos de cada israelí fallecido retenido en Gaza, Israel devolvería los cadáveres de 15 palestinos, según el plan.
Hamás es muy consciente de que su única ventaja real es el hecho de que sigue reteniendo a israelíes en Gaza. «Es posible que este acuerdo sólo dure 72 horas, lo que significa que se llevarían a los cautivos israelíes y luego no cumplirían con el resto del acuerdo. No hay garantías», dijo Nazzal. «Por eso creo que, cuando profundicemos en los detalles del plan, debemos incluir garantías que aseguren que el acuerdo se aplique en su totalidad y no se acorte. Debe haber garantías de que la liberación de todos los cautivos en esas primeras horas no permita a los estadounidenses y los israelíes eludir el cumplimiento del resto del acuerdo».
Estas preocupaciones están bien fundadas. Israel ha violado repetidamente los términos de anteriores acuerdos de alto el fuego, incluido el acuerdo de enero de 2025 que fue respaldado tanto por Trump como por su predecesor Joe Biden. Israel llevó a cabo ataques regulares dentro de Gaza durante la primera fase del acuerdo y luego abandonó unilateralmente el acuerdo por completo en marzo, impuso un bloqueo total y reanudó su bombardeo de tierra quemada sobre Gaza.
El nuevo plan de Trump exige la «desmilitarización de Gaza» y vincula la entrega de ayuda humanitaria y productos básicos para la vida a una vaga certificación de que las zonas de Gaza están desmilitarizadas. «Todas las infraestructuras militares, terroristas y ofensivas, incluidos los túneles y las instalaciones de producción de armas, serán destruidas y no se reconstruirán», afirma. «Se llevará a cabo un proceso de desmilitarización de Gaza bajo la supervisión de observadores independientes, que incluirá la inutilización permanente de las armas mediante un proceso acordado de desmantelamiento».
Hamás ha mantenido durante mucho tiempo que no firmará ningún acuerdo que prive a los palestinos de su derecho a la resistencia armada contra la ocupación israelí.
«Las armas que tiene Hamás son armas ligeras en comparación con las que tienen los israelíes. La entidad sionista tiene un reactor nuclear y posee bombas nucleares. Nadie habla de desarmar a esta entidad sionista, mientras que se habla de desarmar a la resistencia palestina», dijo Nazzal. «El debate sobre el desarme de la resistencia debería tener lugar después del establecimiento de un Estado palestino independiente». Los responsables de Hamás habían declarado anteriormente a Drop Site que las facciones de la resistencia armada sólo se disolverían como parte de un proceso de integración de sus combatientes en un ejército nacional palestino capaz de defender un Estado independiente.
Un hecho que rara vez se menciona en los medios de comunicación occidentales en torno al plan de Trump para Gaza es que el 18 de agosto Hamás aceptó formalmente el anterior acuerdo de alto el fuego entre Estados Unidos e Israel. Al hacerlo, Hamás hizo importantes concesiones en una serie de cuestiones. Ese acuerdo habría incluido un alto el fuego inicial de 60 días y la liberación de la mitad de los cautivos israelíes restantes. Israel nunca respondió a la aceptación de Hamás y, en su lugar, lanzó una invasión terrestre masiva de la ciudad de Gaza y anunció su intención de expulsar a un millón de palestinos de sus hogares y refugios.
La última vez que los negociadores de Hamás se reunieron para discutir una respuesta a la oferta estadounidense fue el 9 de septiembre. Trump envió a Hamás un resumen de 100 palabras de un supuesto plan de alto el fuego a través de mediadores regionales. Mientras el negociador principal, Khalil Al-Hayya, y otros altos funcionarios se reunían en las oficinas de Hamás en Doha para discutirlo, aviones de combate israelíes llevaron a cabo una serie de ataques aéreos con la intención de asesinarlos. Aunque Al-Hayya y los demás líderes sobrevivieron, el hijo de Al-Hayya y cuatro empleados de la oficina de Hamás murieron, y la esposa, la nuera y los nietos de Al-Hayya resultaron heridos. También murió un agente de seguridad qatarí.
Varias fuentes de Hamás informaron a Drop Site de que, tras el ataque, varios altos dirigentes de Hamás en Catar, entre ellos Al-Hayya, fueron trasladados a lugares seguros y se les impusieron restricciones en el uso de teléfonos y otros dispositivos electrónicos. Según las fuentes, Catar comunicó a los dirigentes de Hamás que las medidas eran necesarias porque seguía existiendo una amenaza activa contra ellos. Esto mermó gravemente la capacidad de los dirigentes del movimiento para comunicarse entre sí y con los comandantes de la resistencia sobre el terreno en Gaza. «En las tres primeras semanas tras la operación de asesinato, se tomaron medidas de seguridad excepcionales para los líderes que eran objetivo o se esperaba que lo fueran», dijo Nazzal, y añadió que, desde que se entregó la propuesta de Trump a Hamás el lunes, sus líderes han podido reunirse con mayor libertad. «Las comunicaciones y los movimientos comenzaron con funcionarios qataríes, egipcios y turcos después de que recibiéramos el plan de Trump. Por eso se han reanudado los contactos».
Para que cualquier acuerdo de alto el fuego firmado por Hamás sea válido, se requeriría el consentimiento de los comandantes sobre el terreno de las Brigadas Qassam y Saraya al Quds, las ramas armadas de Hamás y la Yihad Islámica Palestina, en Gaza. Nazzal afirmó que, poco antes del intento de asesinato en Catar, los líderes de Hamás en Gaza autorizaron a sus negociadores externos a tomar decisiones sobre los términos del acuerdo. «No creo que haya ningún problema en las posturas entre los líderes militares y políticos», dijo Nazzal. «Creo que la cuestión ahora se centra en decidir una posición con respecto al plan propuesto por Trump».
Nazzal se unió a Hamás poco después de la fundación del grupo en 1987 y ha ocupado diversos cargos durante las décadas siguientes, entre ellos el de representante del movimiento en Jordania y Siria y miembro de su consejo internacional. En octubre de 1997, fue uno de los altos cargos de Hamás que apareció públicamente en Amán con el fundador y líder espiritual del grupo, el jeque Ahmed Yassin, tras su liberación de una prisión israelí. Nazzal es un miembro influyente de la oficina política de Hamás y fue sancionado por el Gobierno de Estados Unidos en 2024.
Nazzal subrayó que cualquier respuesta que Hamás presente a Trump contará con el respaldo de una serie de grupos palestinos, no sólo de aquellos con fuerzas de resistencia armadas que luchan en Gaza. «Creemos que se trata de una cuestión nacional que concierne al pueblo palestino. Hamas, la Yihad Islámica y algunas otras facciones lideran la resistencia militar contra la ocupación. Sin embargo, hay muchos partidos palestinos a los que hay que consultar», afirmó. «No consideramos que lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza sea un problema exclusivo de Hamás, sino que concierne a todo el pueblo palestino. Por eso consultamos con todas las facciones palestinas para garantizar que la posición sea una postura nacional integral y unificada».
Aunque la mayoría de los partidos palestinos y los líderes políticos destacados han participado en estas consultas de «unidad nacional» a lo largo del genocidio, Fatah, el partido político gobernante de Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Palestina, se ha negado a participar. «Hemos intentado continuamente tender la mano para cooperar y establecer relaciones», afirmó Nazzal. «Lamentablemente, la postura de la Autoridad Palestina, concretamente de Abás, siempre ha sido negativa».

Mohammad Nazzal, a la derecha, habla con periodistas en Amán, Jordania, el 6 de octubre de 1997. A su izquierda se encuentra el fundador y líder espiritual de Hamás, el jeque Ahmed Yassin, asesinado por Israel en 2004. Detrás de ellos se encuentran los altos dirigentes de Hamás Musa Abu Marzuk, Khaled Meshaal e Ibrahim Ghosheh. (Foto de Jamal Nasrallah/AFP vía Getty Images)
El juego del engaño
En las reuniones iniciales del martes en Doha, los mediadores regionales de Qatar y Egipto, así como funcionarios de Turquía, dijeron a Hamás que la parte palestina debía manifestar sus posiciones y objeciones al borrador de Trump, dijo Nazzal. «Es nuestro derecho expresar estas observaciones. Por lo tanto, independientemente de la posición estadounidense sobre nuestra postura, no podemos dar un cheque en blanco ni firmar a ciegas un acuerdo en el que no hemos participado, lo acepte Estados Unidos o no», dijo Nazzal. Los mediadores «manifestaron su comprensión de que Hamás tiene derecho a expresar sus observaciones, especialmente porque no participó en el diálogo entre los estadounidenses y los israelíes».
El marco se redactó en coordinación con el principal asesor de Netanyahu, Ron Dermer, y fue impulsado por el yerno de Trump, Jared Kushner, y el enviado especial Steve Witkoff. Kushner, quien, según se informa, tomó la iniciativa de conseguir el apoyo árabe, es a menudo promocionado por Trump como el cerebro de los llamados acuerdos de «normalización» del Acuerdo de Abraham con Israel. Kushner tiene amplios negocios en los países del Golfo y en Israel, y su empresa de inversiones, Affinity Partners, cuenta con el respaldo de miles de millones de dólares procedentes de Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y Catar.
La propuesta de Trump incluye planes para «propuestas de inversión e ideas de desarrollo interesantes» en Gaza, que serían gestionadas por un «órgano internacional de transición» que asumiría efectivamente el control de la Franja. Durante su aparición junto a Netanyahu el lunes, Trump calificó Gaza como «el pedazo de tierra más magnífico en muchos sentidos de Oriente Medio». Cuando se le preguntó si los intereses comerciales de Kushner representaban un conflicto de intereses, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, tachó la sugerencia de «francamente despreciable».
Desde que Trump dio a conocer su plan el lunes, funcionarios de varios países árabes y otros estados musulmanes dieron a entender que Trump los cogió por sorpresa cuando subió al estrado con Netanyahu y afirmó que el plan que había esbozado contaba con su pleno apoyo. Públicamente, estas naciones elogiaron los «sinceros esfuerzos de Trump por poner fin a la guerra en Gaza», pero no respaldaron explícitamente su plan de 20 puntos.
Algunos de ellos han afirmado que el texto final distribuido por la Casa Blanca era muy diferente de los borradores que se les mostraron a esos países y sobre los que ofrecieron sus comentarios y su respaldo definitivo. El ministro de Asuntos Exteriores de Pakistán, Ishaq Dar, dijo: «Este no es nuestro documento», y añadió que el borrador publicado por Trump y Netanyahu debería considerarse «un anuncio por su parte».
Después de que los países árabes y musulmanes indicaran la semana pasada que apoyarían el plan de Trump, este permitió a Netanyahu y Dermer realizar cambios significativos en los términos, en algunos casos eliminando o modificando sustancialmente puntos que esos países habían entendido que estarían en el documento. Según el Times of Israel: «Netanyahu logró cambios notables tras una serie de reuniones de varias horas» con Kushner y Witkoff la semana pasada. Estos «cambios significativos de última hora» incluían condicionar la retirada de las tropas israelíes al desarme de Hamás. Según se informa, algunos cambios se realizaron dentro de la Casa Blanca momentos antes de que Trump y Netanyahu subieran al estrado para anunciar el plan. «Los funcionarios de Arabia Saudí, Egipto, Jordania y Turquía estaban furiosos por los cambios», informó Axios. «Los qataríes incluso intentaron convencer a la administración Trump de que no publicara el plan detallado el lunes debido a esas objeciones».
«Estos países [musulmanes] han caído en un engaño, y algunos de ellos nos lo han comunicado», dijo Nazzal. «El engaño radica en el hecho de que lo acordado no es lo mismo que lo anunciado. Se trata de un gran escándalo político», añadió. «Como mayor superpotencia mundial, es vergonzoso que Estados Unidos engañe a países que se consideran sus aliados».
Un número cada vez mayor de naciones musulmanas sugiere ahora que es necesario revisar los términos publicados, aunque eligen cuidadosamente sus palabras. El ministro de Asuntos Exteriores egipcio, Badr Abdel Aaty, afirmó que el plan de Trump «contiene muchos elementos positivos», pero añadió: «También hay elementos que requieren un debate exhaustivo y, como dice el refrán, el diablo está en los detalles. Por lo tanto, estas cuestiones deben debatirse en profundidad para llegar a un consenso al respecto, especialmente en lo que se refiere a su aplicación sobre el terreno».
El martes, el primer ministro de Catar, el jeque Mohammed bin Abdulrahman bin Yasim Al Thani, elogió algunos aspectos del plan de Trump, afirmando que abordaba las cuestiones más urgentes, concretamente el alto el fuego, pero añadió que había «retos prácticos y de implementación» que debían resolverse mediante negociaciones. Según él, «esta es principalmente una tarea que deben llevar a cabo la parte palestina y la parte israelí, pero también la comunidad internacional en general, que debe proporcionar su apoyo, y debe existir un marco jurídico claro para esta cuestión, que, por supuesto, será el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas».
Queda por ver si Trump aceptará ahora el nuevo lenguaje o las enmiendas propuestas por Catar, Egipto y otras naciones involucradas en las negociaciones, por no hablar de Hamás.
Desde el lunes, funcionarios de Hamás, la Yihad Islámica Palestina y otros grupos palestinos han denunciado unánimemente el plan como una estratagema descarada de Israel para intentar conseguir con esta propuesta lo que no ha logrado en el campo de batalla.
Ziyad al-Nakhalah, secretario general de la Yihad Islámica Palestina (YIP), el segundo grupo de resistencia armada más grande de Gaza, calificó la propuesta como «una receta para continuar la agresión contra el pueblo palestino» y afirmó: «Consideramos que el anuncio estadounidense-israelí es una fórmula para incendiar la región».
El plan de Trump, si Hamás lo acepta tal y como está redactado, tendría consecuencias de gran alcance para la causa de la autodeterminación palestina, no sólo en Gaza.
Mohammed Al-Hindi, principal negociador político de la YIP, dijo el miércoles por la noche que dentro de la propuesta de Trump hay dos vías diferentes que los negociadores palestinos deben separar. La primera aborda la guerra activa sobre el terreno y las condiciones para un alto el fuego, el intercambio de prisioneros y la retirada de las fuerzas israelíes de la Franja de Gaza. Según él, Hamás y la YIP tienen autoridad para negociar estas condiciones porque son ellos quienes están librando la guerra. «La resistencia palestina debe introducir algunas enmiendas en este punto que le concierne, porque desde el principio dijimos que no hay ninguna objeción por parte de la resistencia a un acuerdo global que incluya la liberación de todos los prisioneros en manos de la resistencia a cambio del cese de la agresión y la retirada», declaró Al-Hindi en una entrevista con la cadena de televisión Al-Araby. Entre las cuestiones que, según él, deben negociarse se encuentran las garantías de que Israel retirará por completo sus fuerzas y no reanudará el genocidio, así como las fórmulas para la liberación de los palestinos cautivos por Israel.
La segunda vía de la propuesta de Trump, afirmó, introduce conceptos radicales que alterarían para siempre el curso de la lucha por la creación de un Estado palestino y la autodeterminación. Al-Hindi afirmó que Hamás y la YIP no tienen el mandato exclusivo de alcanzar acuerdos en nombre de todos los palestinos. «En cuanto a las cuestiones nacionales generales, conciernen a toda la patria palestina. No hay resistencia, ni Hamás, ni Yihad, ni nadie autorizado para hablar por sí solo sobre el proyecto nacional palestino», afirmó Al-Hindi. «Por ejemplo, el día después, el futuro de la gobernanza en Gaza y el futuro de Cisjordania: estos temas preocupan a todos los palestinos y no estamos autorizados a decidir sobre ellos por nuestra cuenta. Requieren consultas más amplias. Lo que figura en el documento es un ataque al proyecto de liberación nacional palestino: equivale a un mandato estadounidense a favor de Israel».
En lo que respecta específicamente a Gaza, el plan de Trump permitiría a las fuerzas israelíes permanecer atrincheradas en la Franja de forma indefinida y vincularía el suministro de alimentos, medicinas y productos básicos para la vida cotidiana a un sistema nebuloso de verificación del desarme de los grupos de resistencia palestinos. También impondría una autoridad extranjera para supervisar el funcionamiento de Gaza, respaldada por el despliegue de una fuerza armada internacional. El plan también exigiría que Hamás liberara a todos los cautivos israelíes retenidos en Gaza antes de que se liberara a ningún palestino. La propuesta no ofrece ningún mecanismo para garantizar que Israel cumpla el acuerdo y Netanyahu afirmó el lunes que Israel no tiene intención de retirarse por completo de Gaza.
Aunque los responsables de Hamás y otros grupos han dejado clara su oposición a los términos del plan, ninguno de estos sentimientos representa aún una respuesta oficial. Hamás está sometido a una enorme presión desde dentro de Gaza para que negocie el fin del genocidio, los implacables bombardeos, los desplazamientos forzados y la campaña de hambruna masiva. Varios funcionarios de Hamás han declarado a Drop Site en los últimos meses que el grupo entiende que cualquier decisión que se tome en un esfuerzo por poner fin al genocidio afectará no sólo a Hamás, sino al futuro mismo de la causa palestina en general.
Nazzal afirmó que la guerra genocida de Israel en Gaza y sus ataques contra naciones de toda la región durante los últimos dos años también deberían servir como una advertencia ominosa para todas las naciones árabes. «Nosotros, como pueblo palestino, parte de la región árabe e islámica, debemos coexistir con la realidad árabe e islámica. Debemos profundizar nuestros lazos con los regímenes árabes, mantener la comunicación con ellos y trabajar para convencerlos de que el proyecto sionista representa un peligro para todos», afirmó.
Nazzal citó los comentarios realizados por Netanyahu en una entrevista televisiva israelí en agosto, en la que Netanyahu afirmó que estaba llevando a cabo una «misión histórica y espiritual» y que se sentía «muy» conectado con el concepto de un Gran Israel y la Tierra Prometida.
«Netanyahu propuso el proyecto del Gran Israel, y este proyecto es peligroso. Por Gran Israel, se refiere a Egipto, Jordania y Siria. Fíjense en la agresión que se está llevando a cabo contra Siria, a pesar de que Siria no ha hecho nada desde que el nuevo régimen llegó al poder. Fíjense en la agresión contra el Líbano», añadió Nazzal. «El proyecto sionista es un peligro no sólo para los palestinos, sino para toda la región. Esto requiere que los regímenes árabes cambien sus políticas, vean el proyecto sionista con recelo y preocupación y tomen medidas prácticas para hacerle frente».
Foto de portada: Mohammad Nazzal, alto cargo de Hamás, en una entrevista con Drop Site News el 1 de octubre de 2025.