La victoria del alcalde Mamdani en Nueva York señala un despertar moral en Estados Unidos

Hamid Dabashi, Middle East Eye, 5 noviembre 2025

Traducido del inglés por Sinfo Fernández


Hamid Dabashi es catedrático Hagop Kevorkian de Estudios Iraníes y Literatura Comparada en la Universidad de Columbia de la ciudad de Nueva York, donde enseña Literatura Comparada, Cine Mundial y Teoría Postcolonial. Entre sus últimos libros figuran The Future of Two Illusions: Islam after the West (2022); The Last Muslim Intellectual: The Life and Legacy of Jalal Al-e Ahmad (2021); Reversing the Colonial Gaze: Persian Travelers Abroad (2020), y The Emperor is Naked: On the Inevitable Demise of the Nation-State (2020).

Le lanzaron todo el odio venenoso que anidaban: sus multimillonarios infames, sus rabinos partidarios del genocidio, sus incitadores al odio islamófobos, sus tabloides apestosos, sus cadenas de televisión compradas y pagadas, sus noticias falsas, sus reseñas de Instagram impulsados por IA, incluso su presidente, y aun así fracasaron estrepitosamente.

Alcalde Mamdani de Nueva York: let the river run (dejad que el río corra).

En el fragor de la última semana de la campaña electoral para la alcaldía de Nueva York a finales de octubre de 2025, un grupo de rabinos proisraelíes publicó una carta contra Zohran Mamdani, en la que detallaban por qué lideraban una cruzada contra el único candidato musulmán.

El propio título de su carta, «La mayoría judía», era una declaración falsa, una afirmación fraudulenta, ya que no hay ninguna razón verificable para creer que este grupo de rabinos ricos y reaccionarios represente realmente a la mayoría de los neoyorquinos judíos.

Se trata de una técnica típica de hasbará, que busca desacreditar a otros innumerables rabinos y a sus electores que se negaron a formar parte de esta campaña de desprestigio. Muy al contrario, una parte significativa de los judíos neoyorquinos apoyó a Mamdani e incluso hizo campaña a su favor.

La declaración de los rabinos sionistas militantes comenzaba con una extraña incoherencia lógica: «Como rabinos de todo Estados Unidos comprometidos con la seguridad y la prosperidad del pueblo judío, escribimos a título personal (sic) para declarar que no podemos permanecer en silencio ante el auge del antisionismo y su normalización política en toda nuestra nación».

Cuando los rabinos escriben a sus congregaciones, no pueden afirmar que lo hacen a título personal. Esta incoherencia lógica les permite tenerlo todo: afirmar la autoridad rabínica para decirle a la gente cómo votar, mientras fingen una «separación entre Iglesia y Estado» para disfrutar de sus exenciones fiscales.

Apuntar a un musulmán

Sin embargo, la incoherencia lógica no era el único problema. La declaración de los rabinos apuntaba deliberadamente a Mamdani porque él llamaba a las cosas por su nombre y, como muchos otros en todo el mundo, incluidas instituciones israelíes, calificaba el genocidio en Gaza como genocidio.

A los rabinos que apoyaban ese genocidio y deseaban que el mundo mirara para otro lado no les gustaba esa verdad. No todos los rabinos, por supuesto, se encuentran entre los que apoyan el genocidio en Gaza. Innumerables otros se negaron a firmar esa obscenidad racista e intolerante redactada por rabinos reaccionarios en sintonía con los crímenes de Israel contra la humanidad.

Incontables judíos se unieron a miles de neoyorquinos que apoyaron activamente a Mamdani y trabajaron para que fuera elegido. Esto enfurece aún más a los sionistas genocidas.

Lo que presenciamos en Nueva York desde las primarias del pasado mes de junio no fue una batalla entre judíos y musulmanes. Fue una batalla entre los líderes judíos que apoyaron el genocidio en Gaza y sus cada vez más reducidos electores, por un lado, y, por otro, el mundo en general, que ha sido testigo del cruel y aún vigente genocidio israelí contra los palestinos.

Estas elecciones a la alcaldía también fueron un barómetro de los millones de estadounidenses que desafían a la clase multimillonaria y a sus rabinos cuidadosamente seleccionados que abusan de los recursos de Estados Unidos para apoyar crímenes contra la humanidad.

Coalición arcoíris

Los rabinos genocidas, sus multimillonarios patrocinadores, sus tabloides diarios liderados por The New York Times, el New York Post, Fox News y la recién comprada y pagada CBS News hicieron todo lo posible por demonizar al único candidato musulmán en la historia de la ciudad, y aun así perdieron.

No perdieron frente a los musulmanes, sino frente a una coalición arcoíris de neoyorquinos que incluye un buen número de votantes judíos liberados que reclaman la autonomía y la dignidad de su propia fe.

Esos rabinos sionistas no tienen ninguna objeción al genocidio real que el mundo ha presenciado, pero se oponen a que se le llame genocidio. Desean participar en la matanza de toda una nación —hombres, mujeres y niños—, pero se oponen a que la gente lo denomine así.

Ellos se «sienten» amenazados.

En esta campaña electoral para la alcaldía, que se desarrolló entre junio y noviembre, Mamdani puso al descubierto la vasta maquinaria islamófoba que los sionistas genocidas impulsan para fetichizar, alienar y demonizar a millones de musulmanes estadounidenses en nombre de la colonia de colonos europeos a la que apoyan.

Mamdani es musulmán, hijo de padre musulmán y madre hindú. Denuncia el genocidio israelí de los palestinos. No cree en un régimen racista de apartheid que gobierne la colonia de colonos israelíes.

Y afirma que, si el fugitivo criminal de guerra y señor de la guerra israelí Benjamin Netanyahu viene a Nueva York, acatará el derecho internacional y lo hará arrestar. Se negó a besar el anillo de la mafia sionista y a proclamar que iría a Israel si era elegido alcalde.

Es la pesadilla de los sionistas, y desde sus multimillonarios hasta sus rabinos y sus medios de comunicación, se unieron para destruir su reputación y acabar con sus posibilidades. Pero la oligarquía fracasó.

Aliados judíos valientes

En casi 40 años viviendo en Nueva York, nunca había visto, ni siquiera después del 11-S, un odio islamófobo tan venenoso como el que he visto desde las primarias de junio.

Los sionistas genocidas son los principales artífices de este odio en Estados Unidos. Apuestan por él, lo alimentan y aventan las llamas. Gritan «antisemitismo» si alguien dice una sola palabra crítica hacia el colonialismo de asentamientos, mientras propagan activamente el odio hacia los musulmanes.

Es fundamental que el mundo sepa que un segmento significativo de los neoyorquinos judíos se ha opuesto de forma activa y valiente a esta campaña de desprestigio contra los musulmanes.

«Los neoyorquinos judíos abajo firmantes», reza una declaración, «creemos que nuestro futuro está estrechamente entrelazado con el de todas las demás comunidades de esta ciudad. Trabajamos junto a nuestros vecinos para construir una democracia multirracial verdaderamente representativa en la que todas las personas puedan prosperar».

Esta es la esencia del judaísmo recuperada y puesta en escena cuando Mamdani se disponía a liderar Nueva York.

Las pruebas de una conciencia crítica post-sionista son abrumadoras.

«A medida que el antisemitismo y la islamofobia aumentan en Estados Unidos», reza otra contundente declaración: «Comprendemos que nuestros destinos están unidos… Nuestras tradiciones nos enseñan que la justicia es indivisible: sólo estamos verdaderamente seguros cuando garantizamos la seguridad y la dignidad de todos. Esto no es meramente estratégico, es sagrado».

Esta es la teología de la liberación judía post-sionista en acción.

El apoyo a Mamdani en Nueva York no se limita a los judíos post-sionistas. Se extiende a los israelíes. «Soy israelí y vivo en Nueva York. He aquí por qué voy a votar a Mamdani», explicó Libby Lenkinski en The Forward.

«Mamdani se sentó en la primera fila de la sinagoga con el representante Jerry Nadler y el auditor Brad Lander. Cuando Lau-Lavie les dio la bienvenida al espacio, Nadler y Lander fueron recibidos con un respetuoso aplauso. Pero cuando se mencionó el nombre de Mamdani, algo eléctrico recorrió la sala. El aplauso no sólo aumentó, sino que se convirtió en un rugido. Fue largo, sostenido, desafiante, alegre», añadió.

Los israelíes están empezando a imaginarse a sí mismos en un mundo liberado de la ideología genocida que los ha engañado durante generaciones. Nueva York —y el mundo, en particular los palestinos— les da la bienvenida de todo corazón. 

Fuerza unificadora

Frente a la maquinaria propagandística sionista en marcha, Mamdani es la fuerza más unificadora de toda la ciudad, mientras, The New York Times sigue fabricando y alimentando la ansiedad judía contra él. Las comunidades judías son parte integral de su campaña: liberadas de los tormentos del sionismo genocida, recuperando su humanidad y reivindicando su judaísmo en el seno de la humanidad en general, donde pertenecen.

Hace años, escribí: «¿Por qué los musulmanes deben estar al frente de la lucha contra el antisemitismo?». Nuestra tarea como musulmanes sigue siendo firme, inquebrantable y hoy más que nunca, en Nueva York y en todo el mundo. Somos los cuidadores de nuestras hermanas y hermanos.

Nueva York es una ciudad gloriosamente diversa, la envidia del mundo, a la altura de Londres, París, El Cairo, Estambul, Teherán, Delhi, Tokio y Ciudad de México. Mamdani representa a la clase trabajadora de los neoyorquinos nativos y los inmigrantes que se levantan temprano cada mañana y hacen que esta ciudad funcione.

El club de los multimillonarios, sus rabinos sionistas y aliados, sus medios de comunicación y los políticos corruptos a su servicio se unieron para derrotar a un candidato musulmán, y fracasaron.

La gente común, entre ellos judíos, cristianos, musulmanes, hindúes y una diversa coalición de personas decentes, se unió y proclamó su rebeldía: trabajamos en esta ciudad, es nuestra. Somos demócratas y socialistas. Y no guardamos rencor a nadie.

El corrupto e irredimible Partido Demócrata —desde Chuck Schumer y Hakeem Jeffries hasta Joe Biden, Hillary Clinton y Barack Obama— ha vendido su alma al AIPAC y a todos los que mejor pujan por su patética sed de poder. La distancia que han mantenido con Mamdani es la distancia que siempre mantendrán con la esencia común de nuestra humanidad y con el amanecer de una nueva política estadounidense. La cobardía y la parálisis del Partido Demócrata y sus principales figuras pusilánimes ante la valentía e imaginación de Mamdani, que supo conectar con el descontento popular masivo, marcan un punto de inflexión entre las eras pre y post-Mamdani de la política estadounidense.

En el último momento, el intrigante Obama se sumó a la contienda,llamando a Mamdani para ofrecerle un apoyo vacío y sus servicios «como consejero». Mamdani debería escuchar atentamente todo lo que diga Obama y hacer precisamente lo contrario de cada palabra.

Finalmente, se produce la sublime justicia poética: del corazón y la mente del mismo departamento de la Universidad de Columbia, que los sionistas genocidas se reunieron en la corte de Trump para clausurar, el hijo de uno de sus miembros más destacados ha surgido ahora como alcalde de Nueva York y, en muchos sentidos, como la viva encarnación del floreciente logro de ese departamento.

La ironía es tan evidente que se podría esculpir en ella un retrato grupal de Elise Stefanik, Bari Weiss, Stephen Miller, Mike Huckabee, Ted Cruz, Lindsey Graham, Donald Trump y los multimillonarios sionistas que los apoyan para negar la verdad y retrasar la justicia.

Foto de portada: Zohran Mamdani con su esposa, Rama Duwaji, y sus padres, la cineasta Mira Nair y el académico Mahmud Mamdani, tras ganar las elecciones a la alcaldía de 2025, Nueva York, 4 de noviembre de 2025 (Michael M. Santiago/Getty Images vía AFP).

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