Mohammed al-Hajjar y Mera Aladam, Middle East Eye, 7 noviembre 2025
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Mohammed al-Hajjar es un fotógrafo y periodista palestino afincado en Gaza que trabaja en medios de comunicación desde 2007. Ha ganado varios premios de periodismo locales e internacionales.

Mera Aladam es una periodista palestina que colabora con frecuencia con MEE.
Después de cada aguacero, el campamento de desplazados donde se aloja Hamza al-Mutawaq se convierte en un pantano.
El barro se pega a los zapatos y pequeños charcos brillan entre las combadas tiendas de campaña, donde los niños resbalan y los padres luchan por mantenerse secos.
«Es como si la gente durmiera sobre un río de agua de lluvia», dijo el padre palestino desde el campamento de refugiados de Nuseirat, en el centro de Gaza.
Tras dos años de bombardeos incesantes por parte de Israel contra la población civil, casi la totalidad de los 2,2 millones de habitantes temen ahora otro peligro que también viene del cielo: la lluvia.
Al-Mutawaq es uno de los cientos de miles de palestinos que se han visto obligados a montar sus hogares en tiendas de campaña, ya que más del 80% de las estructuras de Gaza han sido destruidas desde octubre de 2023.
Después de haber vivido en un abarrotado campo de desplazados durante los últimos dos meses, este hombre de 50 años y su familia esperaban que el alto el fuego les proporcionara refugios temporales donde su familia de 13 miembros pudiera permanecer hasta que pudieran reconstruir su hogar.
Sin embargo, las violaciones israelíes del alto el fuego han supuesto que, en el mes transcurrido desde la firma de la tregua, casi no se haya permitido la entrada de tiendas de campaña ni de casas móviles, lo que ha hecho que al-Mutawaq y muchos como él teman la llegada del invierno.
«Todo el mundo espera ansiosamente la llegada de un invierno suave, pero para nosotros y el resto de desplazados será en cualquier caso una maldición que nos acechará a las puertas de nuestras tiendas y frente las ruinas de nuestros destruidos hogares», declaró a Middle East Eye.
«Estas tiendas viejas y desgastadas de que dispone aquí la gente no van a protegerles del frío y la lluvia», añadió.
Al no llegar ayuda para refugios, algunas familias están teniendo que recurrir al mercado negro para comprar ropa de invierno, tiendas, lonas o materiales para reforzar sus refugios.
Pero la mayoría de las personas que se encuentran en los campamentos de desplazados, explicó al-Mutawaq, son familias de clase trabajadora que no pueden permitirse los precios exorbitantes que se cobran en el mercado negro.
«Hoy en día, todo el mundo necesita tiendas de campaña, lonas, colchones y ropa, pero lo que llega a la Franja es muy escaso, muy insuficiente», afirmó. «Y una parte de lo poco que llega se vende en el mercado negro a precios elevados, muy por encima de las posibilidades de la persona media que no tiene trabajo, ni ingresos, y lo ha perdido todo durante dos años de guerra».
«Inaceptable»
Desde que Israel inició su guerra genocida de dos años contra Gaza, los implacables ataques aéreos han tenido como objetivo las zonas residenciales, dejando más del 83% de todas las estructuras y viviendas dañadas.
En virtud del acuerdo de alto el fuego con Hamás que entró en vigor el mes pasado, Israel estaba obligado a permitir la entrada en Gaza de cientos de miles de tiendas de campaña y refugios móviles como alojamiento temporal para quienes habían perdido sus hogares.
Pero eso no ha sucedido.
Amjad al-Shawa, director de la Red de ONG Palestinas, declaró a MEE que Israel sólo permite la entrada de un pequeño número de camiones de ayuda humanitaria a Gaza cada día, lo que cubre menos del 5% de las necesidades básicas de la población.
Describió las condiciones en el enclave como «catastróficas» y afirmó que la población necesita urgentemente materiales para refugios de emergencia, como tiendas de campaña y lonas, además de ropa de invierno, mantas y ropa de cama.
«Es necesario actuar con rapidez para llevar todos los suministros necesarios para salvar la vida de las personas, que ya han soportado dos de los años de guerra más horribles de la historia moderna», afirmó.
«Es inaceptable recompensar su paciencia con negligencia, dejándoles solos ante su destino sin tenderles una mano amiga».
Según la Oficina de Medios de Comunicación del Gobierno en Gaza, Israel ha permitido la entrada de una media de sólo 155 camiones al día, que transportan mercancías comerciales, ayuda humanitaria y combustible. El acuerdo de alto el fuego estipulaba que debían entrar 600 camiones al día.
Madres y niños «en situación de riesgo»
Ismail al-Thawabta, portavoz de la oficina de prensa del Gobierno de Gaza, afirmó que el número de camiones de ayuda que entran en la Franja sigue siendo «extremadamente limitado, la distribución es lenta y las necesidades de la población son enormes».
Añadió que sólo un puñado de organizaciones tienen permiso para llevar suministros esenciales a las familias desplazadas.
«Nos enfrentamos a un invierno que puede ser el más duro y difícil en muchos años», declaró Thawabta a MEE, y recordó que el invierno pasado se cobró la vida de al menos 17 personas, la mayoría de ellas niños.
«La guerra ha agotado a la población y su capacidad de resistencia. Existe un temor creciente de que muchos campamentos de desplazados y zonas residenciales bajas puedan inundarse debido a la devastación de las infraestructuras».
El funcionario advirtió que alrededor de medio millón de niños y casi 100.000 mujeres embarazadas corren peligro este invierno debido al frío y la lluvia y a la falta de calefacción y materiales para refugios de emergencia.
Amal Mehanna, de treinta años, viuda y madre de tres hijos, dijo que la llegada del invierno la llena de miedo.
«Mis hijos y yo, y muchas familias como la nuestra, odiamos ahora la temporada invernal», dijo.
«Vivimos en constante ansiedad por su llegada debido a las crisis y las duras condiciones de vida que soportamos, y debido a los esfuerzos deliberados de la ocupación por asfixiar la vida cotidiana en la Franja de Gaza».
Mehanna perdió su casa en el barrio de al-Karama, en el noroeste de la ciudad de Gaza, que fue destruida en los ataques israelíes. Desde entonces, ella y sus hijos han estado constantemente desplazándose.
«Ni siquiera recuerdo cuántas veces me he mudado de una tienda de campaña a otra, de un refugio a otro», dijo.
«Ese hecho ha supuesto otro tipo de guerra, la que viven todas las familias desplazadas que carecen de los medios básicos para sobrevivir. He enfrentado la muerte con mis hijos muchas veces, no sólo por los misiles y el fuego, sino también por las enfermedades, el hambre, el calor del verano, los insectos, el frío del invierno y la falta de higiene».
El invierno pasado, su hija enfermó debido a las gélidas temperaturas y a la falta de ropa de abrigo y mantas.
«Compartimos una sola manta durante todo el invierno, durmiendo muy juntos para mantenernos calientes», recuerda.
Ahora, Mehanna se preocupa por el bienestar de sus hijos, que se enfrentan a otro invierno sin la protección adecuada.
«Nuestra tienda sólo está cubierta con una tela fina y no es apta para vivir, pero no tengo otra opción. El invierno está a punto de llegar y no tenemos ropa, mantas ni provisiones para protegernos del frío y la lluvia».
Foto de portada: Una mujer con un niño en brazos en una escuela convertida en refugio para palestinos desplazados en el barrio de Al-Rimal, en la ciudad de Gaza, el 5 de noviembre de 2025 (AFP/Omar al-Qattaa).