Jonathan Fenton-Harvey, The New Arab, 3 diciembre 2025
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Jonathan Fenton-Harvey es un periodista e investigador especializado en conflictos, geopolítica y cuestiones humanitarias de Oriente Próximo y el Norte de África. X: @jfentonharvey
Ha pasado poco más de un mes desde que las atrocidades perpetradas por las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) en El-Fasher conmocionaran a la comunidad internacional e intensificaran los llamamientos para poner fin a la guerra en Sudán.
Tras ese sangriento episodio, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha presionado públicamente para que se alcance un alto el fuego, alineándose con un nuevo marco propuesto por el «Quad», un bloque mediador formado en septiembre de 2025 por Estados Unidos, Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí.
En noviembre, el Quad dio a conocer una hoja de ruta para detener un conflicto inmerso en un efecto dominó: un alto el fuego humanitario inmediato de tres meses, negociaciones para una tregua permanente y una transición política de nueve meses.
El plan prometía también corredores humanitarios, protección de las infraestructuras civiles y un nuevo acceso para las agencias de ayuda humanitaria aisladas por los combates entre las FAR y las FAS.
Sin embargo, los observadores siguen creyendo que la iniciativa del Quad sigue siendo estructuralmente incoherente. Al fin y al cabo, sus propios miembros tienen intereses divergentes en el conflicto de Sudán, mientras que la implicación de Estados Unidos sigue siendo en gran medida reaccionaria ante la devastación que se está produciendo en ese país.
Como resultado, las perspectivas de un alto el fuego significativo siguen siendo limitadas en cuanto a lo que pueden lograr.
Agendas en conflicto
Las FAR aceptaron rápidamente la propuesta respaldada por el Quad y, el 24 de noviembre, anunciaron que aceptarían una tregua más amplia, aunque los analistas interpretan esto como un gesto para salvar las apariencias y encubrir sus propias atrocidades en El-Fasher.
«Las FAR nunca han rechazado un alto el fuego porque gran parte de su estrategia de relaciones públicas consiste en aparentar ser la parte más responsable, mientras prosiguen con su guerra en el país. Todo lo que dicen las FAR es para pulir y ofuscar una imagen distinta a la de genocidas», declaró Cameron Hudson, exfuncionario del Gobierno estadounidense que anteriormente trabajó en el Departamento de Estado y en Seguridad Nacional, a The New Arab.
Mientras tanto, las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS), el ejército del gobierno internacionalmente reconocido en Jartum, rechazaron la propuesta como «la peor de la historia», criticando su incapacidad para controlar a las FAR.
«Durante décadas, en Jartum se ha considerado que los esfuerzos de mediación externos son una injerencia extranjera o incluso conspiraciones contra el país», declaró a The New Arab Kholood Khair, analista política sudanesa y directora fundadora de Confluence Advisory, un think tank con sede en Jartum.
«Por eso, cuando surge un nuevo grupo como el Quad, se ve inmediatamente a través de ese prisma histórico».

La guerra de Sudán ha causado la muerte de más de 150.000 civiles y el desplazamiento de más de 11 millones. [Getty]
Las ONG humanitarias han subrayado la urgencia de un alto el fuego en una guerra que ha devastado Sudán desde la escisión de las FAR de las FAS en abril de 2023, causando la muerte de más de 150.000 civiles y el desplazamiento de más de 11 millones.
«Las respuestas regionales e internacionales al conflicto de Sudán han sido totalmente insuficientes. Las iniciativas diplomáticas no han logrado hasta ahora detener los ataques contra la población civil, garantizar el acceso humanitario ni exigir responsabilidades a los autores», declaró Abdullahi Hassan, investigador de Amnistía Internacional, a The New Arab.
«Todos los esfuerzos de paz en curso deben garantizar una consulta genuina y amplia con los grupos de la sociedad civil sudanesa, incluidos los trabajadores humanitarios locales y los defensores de los derechos humanos, y la inclusión de sus opiniones y preocupaciones en cualquier proceso de paz u otra toma de decisiones que les afecte», añadió.
Si bien las FAR han intentado presentarse como partidarias de un alto el fuego, lo que según los analistas es principalmente una maniobra de relaciones públicas para legitimar su dominio sobre los territorios del sur y el este de Sudán, también pretenden consolidar una administración paralela, tal y como anunciaron en febrero de 2025.
Además, aunque el impulso en el campo de batalla sigue estando del lado de las FAR tras la captura de El-Fasher, estas han puesto su mirada en otras regiones, como Kordofán, una región estratégica desde el punto de vista económico que está situada en el centro de Sudán.
«Es la estación seca y, hasta que lleguen las lluvias el próximo mes de junio, ninguna de las partes tiene muchos incentivos para detener los combates. Ambas partes, especialmente las FAR, quieren consolidar sus ganancias antes de la llegada de la temporada de las lluvias», afirma Kholood Khair.
Los analistas señalan que la estación seca facilita la movilidad, mejora la logística y abre las líneas de suministro, lo que beneficia especialmente a las FAR, que dependen de vehículos técnicos y rutas desérticas.
Sin una intervención externa, es probable que el conflicto en Sudán persista. En este contexto, la propuesta presentada por Donald Trump y el Quad cobra especial relevancia.
La entrada de Trump en la guerra de Sudán
El regreso de Trump a la diplomacia respecto a Sudán se produjo tras las conversaciones con el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman, cuando el presidente estadounidense prometió públicamente «impulsar la paz».
El anuncio coincidió con la presentación de la propuesta respaldada por el Quad. Pero, a pesar de la fanfarria, la participación de Washington pronto se reveló superficial. El 25 de noviembre, un alto funcionario estadounidense reconoció que ni las Fuerzas Armadas Sudanesas ni las Fuerzas Apoyo Rápido habían aceptado formalmente el plan.
Según Cameron Hudson, no es un comienzo alentador.
«Una demostración de que van en serio incluiría el nombramiento de una nueva persona de alto nivel para dirigir los esfuerzos de Estados Unidos, junto con el equipo adecuado y el desarrollo de una estrategia integral de Estados Unidos para Sudán. Nada de eso parece estar sucediendo, lo que sugiere un compromiso a corto plazo y superficial que busca un alto el fuego temporal y poco más», afirmó.

Más de 2.000 civiles fueron asesinados y 70.000 desplazados por las Fuerzas de Apoyo Rápido en El-Fasher, lo que provocó la indignación internacional. [Getty]
Evidentemente, la participación de Trump representa un gesto simbólico más que un cambio significativo en la política.
Además, Kholood Khair señala que el impulso de Trump por la paz se produce mientras busca un acuerdo antes de Navidad, a tiempo para las nominaciones al Premio Nobel de la Paz de principios del próximo año.
Sin embargo, Trump sigue dispuesto a ceder ante sus socios del Golfo, incluidos los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí.
Dadas las fuertes conexiones entre Estados Unidos y el Golfo en áreas como la cooperación en inteligencia artificial, la alineación estratégica y las cuantiosas inversiones saudíes y emiratíes en Estados Unidos (con Arabia Saudí comprometiendo casi un billón de dólares y los Emiratos Árabes Unidos 1,4 billones de dólares durante varios años hasta 2025), Trump ha delegado hasta ahora en estos actores gran parte del enfoque estadounidense hacia la política de Sudán a través del marco del Quad.
Pero, dado que su enfoque «America First» da prioridad al mantenimiento de esas relaciones, al tiempo que acepta sus intereses a menudo opuestos, es poco probable que las iniciativas de noviembre cambien significativamente por sí solas la trayectoria del conflicto de Sudán.
Problemas con el Quad
Aunque el objetivo declarado del Quad es estabilizar Sudán mediante una estrategia política y un alto el fuego humanitario, su falta de aplicación ha puesto de manifiesto las profundas contradicciones del bloque.
A pesar de la indignación humanitaria por las atrocidades cometidas en El-Fasher, los Emiratos Árabes Unidos continúan prestando apoyo militar a las FAR, no sólo con el objetivo de contrarrestar las influencias islamistas percibidas dentro del Gobierno, sino también para proteger sus inversiones en operaciones de extracción de oro en el territorio de las FAR, que la facción ha salvaguardado.
Por el contrario, Egipto ha respaldado a las Fuerzas Armadas de Sudán, considerando los avances de las FAR como una fuerza desestabilizadora cerca de su frontera sur.
Y Arabia Saudí ha adoptado una postura más mesurada, manteniendo relaciones equilibradas con ambas partes, y aunque ha instado a Trump a seguir adelante con un plan de paz, según se informa, no están muy contentos con el apoyo de Abu Dabi a las Fuerzas de Apoyo Rápido.
Aun así, tanto Riad como El Cairo temen también el surgimiento de movimientos islamistas en medio del caos de Sudán y desean que se alcance una solución estable lo antes posible.
Los objetivos contradictorios de las partes hacen que la unidad sea casi imposible, una dinámica que se ve subrayada por la forma en que las propias FAS ven la guerra.
«La fórmula del Quad se equivoca en un factor fundamental de la guerra, al menos desde la perspectiva de las FAS. La mediación que se necesita no es entre las FAS y las FAR, sino entre las FAS y los EAU», añadió Cameron Hudson.
«Las FAS lo saben, por lo que rechazan la premisa misma del Quad y la inclusión de los EAU. Las FAS plantean una pregunta muy razonable: ‘¿Cómo pueden los EAU ser a la vez mediadores de la guerra y principales instigadores de los combates?’».
Las observaciones de Hudson representan una perspectiva más amplia que considera a los EAU, y no a las FAR, la principal contraparte de las FAS. Abu Dabi tiene una influencia significativa en el conflicto y está profundamente arraigado en los territorios de las FAR, lo que significa que su capacidad para controlarlas y frenar sus atrocidades podría desempeñar un papel importante en la estabilización de Sudán.

Los Emiratos Árabes Unidos tienen una influencia significativa en el conflicto y han proporcionado apoyo militar, político y financiero a las FAR. [Getty]
Fomentar este enfoque es una de las pocas medidas significativas que puede tomar el Quad.
Además, el rechazo de la propuesta por parte de las FAS no se debe a su contenido, sino a la identidad del mediador.
Kholood Khair señaló que las diferencias históricas y regionales de Sudán también influyen en la forma en que la gente interpreta la guerra.
«A diferencia de zonas del sur o el este como Darfur, el Nilo Azul o Kordofán, mucha gente de Jartum, el estado del Nilo y Gezira nunca había vivido una guerra. Se consideraban aliados naturales de las FAS, que calificaban la campaña de las FAR como una invasión del Estado sudanés».
Dado que las FAS han construido una importante base de apoyo interno en torno a esta narrativa, ahora tienen menos incentivos para aceptar un acuerdo de paz.
«Recabar apoyos contra los EAU como enemigos del Estado sólo refuerza las razones de las FAS para seguir luchando», añadió.
«Y da a las FAR más motivos para presentarse como la parte más razonable, algo que también ha empezado a preocupar tanto a Arabia Saudí como a Egipto».
Con Sudán aún asfixiado por intereses geopolíticos contrapuestos, la presión sobre ambos grupos armados va en aumento. Sin embargo, la propuesta de Trump no está abordando el papel central de los EAU en el conflicto.
Mientras Sudán entra en otro año brutal de guerra, la acción internacional sigue estando fragmentada. Sin abordar las contradicciones internas del Quad ni ejercer una presión real sobre sus propios miembros, ningún alto el fuego podrá mantenerse.
Hasta entonces, la guerra en Sudán se recrudecerá y su partición de facto corre el riesgo de convertirse en una realidad arraigada y devastadora.