La guerra según Hamas

Chris Hedges, The Chris Hedges Report, 13 noviembre 2023

Traducido del inglés por Sinfo Fernández


Chris Hedges es un periodista ganador del Premio Pulitzer que fue corresponsal en el extranjero durante quince años para The New York Times, donde ejerció como jefe de la Oficina de Oriente Medio y de la Oficina de los Balcanes del periódico. Entre sus libros figuran: American Fascists: The Christian Right and the War on AmericaDeath of the Liberal Class,  War is a Force That Gives Us Meaningy Days of Destruction, Days of Revolt, una colaboración con el dibujante de cómics y periodista Joe Sacco. Anteriormente trabajó en el extranjero para The Dallas Morning News, The Christian Science Monitor y NPR. Fue, hasta 2022, el presentador del programa On Contact, nominado en 2017 a los premios Emmy.

EL CAIRO, Egipto: Basel al-Araj, líder de la resistencia palestina, poco antes de la invasión israelí de Gaza en 2014 estableció las reglas fundamentales de la guerra contra Israel.

Las reglas de al-Araj, que no fue miembro de Hamás, proporcionan la lente palestina para la incursión de las fuerzas israelíes en Gaza. Aunque la superior potencia de fuego de Israel -su fuerza aérea, misiles, tanques, vehículos blindados de transporte de personal, drones, fuerzas navales, unidades mecanizadas y artillería- permite infligir un enorme número de bajas palestinas, la mayoría de ellas civiles, e Israel puede arrasar barrios enteros y convertir hospitales, escuelas, centrales eléctricas, plantas de tratamiento de agua, panaderías, mezquitas e iglesias en montones de hormigón, esto no se traduce en una derrota de los grupos de resistencia palestinos.

Al-Araj argumentó que la lucha con Israel no puede medirse con recuentos de cadáveres. Los israelíes podrán matar a un número mucho mayor de palestinos. Los movimientos resistentes, escribió, siempre sufren pérdidas desproporcionadas. En la guerra de independencia de Argelia, entre 1954 y 1962, más de 1,5 millones de argelinos –alrededor del 10% de la población- fueron asesinados por los franceses.  En el aeropuerto de Argel, la capital del país, hay un enorme cartel que reza: «Bienvenidos a Argelia. Tierra de un millón de mártires».

 «Somos mucho más capaces de soportar los costes, así que no hay necesidad de comparar ni de alarmarse por la magnitud de las cifras», escribió.

Al Araj, que protagonizó huelgas de hambre en las cárceles de la Autoridad Palestina, fue durante mucho tiempo objetivo de Israel.  La unidad antiterrorista de Israel, Yamam, lo persiguió durante meses antes de asaltar su casa el 6 de marzo de 2017 en el-Bireh. Tras un tiroteo de dos horas, las fuerzas israelíes, que dispararon cohetes contra el edificio, irrumpieron en su interior y lo ejecutaron a quemarropa. Tenía 31 años.  

La lucha con Israel, recordó al-Araj a los palestinos, debe «seguir la lógica de la guerra de guerrillas o guerra híbrida, en la que árabes y musulmanes nos hemos convertido en maestros gracias a nuestras experiencias en Afganistán, Iraq, Líbano y Gaza”. Nunca defender «puntos fijos y fronteras». Atraer al enemigo a una emboscada, lograda mediante resistencia ligera y retiradas tácticas. Atacar los flancos y la retaguardia. El cálculo de la guerra asimétrica es muy diferente del de la guerra convencional. Y lo que Israel define como éxito, incluida la toma de territorio, las numerosas muertes y la destrucción de infraestructuras y edificios, importa poco al combatiente de la resistencia. El objetivo de los combatientes palestinos es seguir siendo escurridizos, realizar ataques relámpago y retroceder hasta los escombros o la vasta red de túneles bajo Gaza.

Las Brigadas Al Qassam, brazo armado de Hamás, afirman haber destruido parcialmente más de 160 objetivos militares israelíes en Gaza, incluidos más de 27 tanques y vehículos, en los dos últimos días. El 11 de noviembre, las Brigadas Al Qassam afirmaron haber atraído a soldados israelíes hasta un coche en llamas en Cisjordania y haber hecho explotar sus vehículos con un artefacto explosivo improvisado. El 10 de noviembre, las Brigadas Al Qassam, Saraya Al Quds y las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa afirman que permitieron a los israelíes avanzar sin oposición significativa durante el día. Por la noche tendieron emboscadas a las fuerzas israelíes al oeste de Tal al-Hawa, en los alrededores del hospital Al-Shifa, al oeste del campo de refugiados de Al-Shati y al oeste de Beit Lahia, en el norte de la franja de Gaza. Israel desató un intenso bombardeo, según los combatientes palestinos, en un intento de rescatar a sus soldados. Al parecer, Israel sufrió un gran número de bajas. El 9 de noviembre, las Brigadas Al Qassam dijeron haber tendido una emboscada a soldados israelíes en Juhr al Dik, apuntándoles con un cohete antipersonas. Los soldados israelíes murieron, dijeron, a «quemarropa». El 6 de noviembre, las Brigadas Al Qassam afirman que destruyeron cinco tanques israelíes con cohetes Yassin 105 en el noroeste de la ciudad de Gaza. El 2 de noviembre, las Brigadas Al-Qassam afirmaron haber destruido seis tanques y dos vehículos militares en una hora al noroeste de la ciudad de Gaza.  «El número de bajas es significativamente superior al anunciado por la dirección enemiga», declaró Abu Obeida, portavoz de las Brigadas Al Qassam.

Israel ha prohibido a la prensa extranjera informar desde Gaza. Ha asesinado a más de 40 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación palestinos. También ha establecido bloqueos prolongados de Internet y del servicio de telefonía móvil. Sin duda, esta férrea censura se hace para limitar las horribles imágenes de víctimas civiles. Pero sospecho que también pretende bloquear las imágenes de una ofensiva terrestre que es más dura, prolongada y costosa de lo que Israel había previsto.

Israel invierte enormes recursos en su campaña de propaganda, consiguiendo que cadenas como la CNN repitan sus argumentos. Jake Tapper debería ser portavoz honorario de las fuerzas de la ocupación israelí.

Al-Araj advirtió del intento de Israel de desmoralizar a los combatientes publicando fotos y vídeos de israelíes ocupando lugares emblemáticos y espacios públicos.

Un vídeo compartido en las redes sociales muestra el izado de la bandera israelí en una playa de Gaza. Un grupo de soldados rodea la bandera y canta el himno nacional israelí.

En octubre del año pasado, colonos judíos ocuparon la mezquita de Ibrahimi, en la ciudad cisjordana de Hebrón, donde un colono judío, Barach Goldstein, mató a tiros a 29 palestinos en 1994 mientras rezaban. Los colonos celebraron un festival de música y una fiesta de baile en la mezquita. Colgaron una bandera israelí del tejado. Han hecho circular vídeos que denigran y ridiculizan a los palestinos.

Al-Araj escribió que la propaganda de Israel está diseñada para infundir pánico, demonizar a los palestinos y difundir el derrotismo.

«Ahora estamos poniendo en marcha la Nakba de Gaza», dijo el miembro del gabinete de seguridad israelí y ministro de Agricultura, Avi Dichter, refiriéndose a la limpieza étnica de los palestinos de su tierra en 1948, facilitada por las masacres, la violación de mujeres y niñas palestinas y el arrasamiento de pueblos enteros por las milicias sionistas.  «Desde un punto de vista operativo, no hay forma de librar una guerra -como pretenden hacer las fuerzas israelíes en Gaza- con masas humanas entre los tanques y los soldados». «Gaza Nakba 2023. Así es como acabará», concluyó.

Israel equipara a los palestinos con los nazis. Naftali Bennett, ex primer ministro de Israel, en una entrevista en Sky News el 12 de octubre dijo: «Estamos luchando contra nazis». El primer ministro Benjamin Netanyahu describió a Hamás en una rueda de prensa con el canciller alemán, Olaf Scholz, como «los nuevos nazis».

El ejército israelí publicó un tuit que decía: «Nunca más es AHORA. Las Fuerzas de Defensa de Israel descubrieron un ejemplar del infame libro de Hitler «Mein Kampf» -traducido al árabe- en el dormitorio de un niño utilizado como base terrorista de Hamás en Gaza. El libro fue descubierto entre las pertenencias personales de uno de los terroristas, con anotaciones y subrayados. Hamás abraza la ideología de Hitler, el responsable de la aniquilación del pueblo judío».

El mensaje es claro. Los palestinos encarnan el mal absoluto.

Israel difunde imágenes que muestran a palestinos y prisioneros palestinos denigrados y maltratados por los israelíes. Al mismo tiempo, Israel se presenta como compasivo.

Hace poco circuló un vídeo titulado «Soldados israelíes dan agua a civiles de Gaza después de que Hamás se negara». El vídeo, claramente escenificado, me recordó las imágenes del comandante serbobosnio, el general Ratko Mladic, que repartió caramelos a los niños en Srebrenica en 1995 antes de supervisar la ejecución de 8.000 hombres y niños.

«El enemigo llevará a cabo operaciones tácticas y cualitativas para asesinar a algunos símbolos [de la resistencia], y todo ello forma parte de la guerra psicológica», escribió Al Araj. «Los que han muerto y los que morirán nunca afectarán al sistema y la cohesión de la resistencia porque la estructura y las formaciones de la resistencia no están centralizadas, sino que son horizontales y están muy extendidas. Su objetivo es influir en la base de apoyo de la resistencia y en las familias de los combatientes de la resistencia, ya que son las únicas que pueden influir en los hombres de la resistencia”.

Así es, en todas las guerras la información se convierte en arma. Pero confiar exclusivamente en la narrativa israelí es estar engañado, no sólo sobre los crímenes de guerra que Israel lleva a cabo, sino sobre la naturaleza de la propia guerra. Los palestinos entienden a su enemigo. Tienen mucha experiencia. Sabían lo que se les venía encima. Sospecho que los combates en Gaza continuarán durante mucho tiempo. Israel pagó un alto precio el 7 de octubre cuando los combatientes palestinos traspasaron sus fronteras. En Gaza pagará un precio aún más alto.

Imagen de portada: Comida ensangrentada (por Mr. Fish).

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