Dr. Salman Abu Sitta, Middle East Monitor, 14 marzo 2022
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

El Dr. Salman Abu Sitta es un investigador palestino que escribe sobre los refugiados palestinos y su derecho al retorno.
“Negad que sois palestinos o pereced”. Ese es el mensaje que ofrece la UNRWA (siglas en inglés de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio) a los refugiados palestinos. Es un mensaje increíblemente traumático, contrario al derecho internacional y al propio mandato de la UNRWA. La UNRWA ha sucumbido al chantaje de Estados Unidos en nombre de Israel: cortará sus fondos a menos que Palestina sea borrada de los libros y de la memoria.
Esta es la revelación a la que llegamos tras el primer encuentro con las escuelas de la UNRWA, precisamente en Gaza.
En septiembre del año pasado, la Sociedad de la Tierra Palestina puso en marcha un concurso entre los estudiantes de secundaria de Gaza bajo el título “Este es mi pueblo”. Los estudiantes debían escribir un ensayo sobre sus orígenes en Palestina, investigar sus raíces preguntando a sus padres y abuelos sobre sus pueblos de origen, cómo se habían convertido en refugiados durante la Nakba (Catástrofe), cómo llegaron a los campos de la UNRWA y cuál es su Derecho al Retorno. Los estudiantes debían obtener testimonios auténticos de sus familias y vecinos, debían hacer su propia investigación a partir de otras fuentes, debían añadir, si era posible, fotos, mapas o recuerdos.
Las escuelas del gobierno de Gaza aceptaron la idea y la dieron a conocer a sus alumnos. Las escuelas de la UNRWA prohibieron la distribución de los folletos de invitación, siguiendo instrucciones del personal de esa Agencia de la ONU.
Desafiando la prohibición, pedimos a los voluntarios que distribuyeran los folletos a los estudiantes en las puertas de las escuelas. La respuesta fue abrumadora. Se presentaron mil ochocientos estudiantes. No es de extrañar que la mayoría absoluta perteneciera a las escuelas de la UNRWA.
Cuatro de los cinco finalistas eran refugiados de esas escuelas. En la ceremonia de entrega de premios, los representantes de la UNRWA estuvieron ausentes. Una actitud profundamente vergonzosa.
Distribuimos mapas de Palestina en cada escuela, en los que aparecían los pueblos existentes en Palestina en 1948 y los que quedaron despoblados. Una vez más, las escuelas de la UNRWA se negaron a recibirlos por instrucciones oficiales de la Agencia.

¿Cómo podía la UNRWA ir en contra de su mandato y violar el derecho internacional?
La tímida, pero poco convincente respuesta, fue que el donante estadounidense, en nombre de Israel, seguido obedientemente por la complaciente Unión Europea, había prohibido la mención de la historia y la geografía de Palestina, de las ciudades y pueblos palestinos, de la Nakba y de la limpieza étnica, so pena de recortar los fondos de sus servicios.
Todo ello representa una fea amenaza: Niega que eres palestino o morirás de hambre o tus hijos vagarán por las calles sin educación. Silenciar a Palestina, negar los crímenes de guerra de la Nakba, renegar de tu patria Palestina son el precio que tienes que pagar por algo de comida a cambio de quedarte sin identidad, convertido perpetuamente en refugiado. A George Orwell le resultaría difícil concebir un escenario así, tampoco a Shakespeare en su Mercader de Venecia.
Todo esto se promulgó en nombre de la “neutralidad”, en un documento denominado Marco de Cooperación entre EE.UU. y la UNRWA 2021-2022, equiparando a la víctima y al criminal.
Se entiende que este documento en su totalidad, incluyendo el anexo adjunto, constituye los compromisos políticos por parte de UNRWA y Estados Unidos para los años naturales 2021 y 2022.
Este Marco no constituye un acuerdo internacional y no crea ninguna obligación jurídicamente vinculante entre los participantes bajo las leyes internacionales o nacionales. La UNRWA no tiene autoridad para firmarlo.
Escribimos a Philippe Lazzarine, el Comisionado General de la UNRWA, señalándole esta realidad, y preguntándole cómo es posible que en las escuelas de la UNRWA a los niños se les niegue el conocimiento de dónde están Majdal, Isdud, Faluja, y que no puedan conocer la Nakba, la expulsión de su pueblo y la destrucción de 500 pueblos.
Se trata, en efecto, de una guerra sin precedentes contra los refugiados y contra los palestinos como pueblo. Va en contra del mandato de la UNRWA, que debe cumplirse, como estipula la Resolución 302 de la Asamblea General, sin perjuicio del párrafo 11 de la Resolución 194.
También es incompatible con el apartado 1 del artículo 29 de la Convención sobre los Derechos de la Infancia. Borrar su historia y su geografía negando o restringiendo su oportunidad y su derecho a conocer sus pueblos de origen, cómo se convirtieron en refugiados, su derecho a regresar y por qué se les niega, viola todos y cada uno de los cinco apartados del artículo 29(1) de la Convención.
Además, viola las disposiciones de no discriminación de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (artículos 5(e)(v)) y supone un elemento de apartheid según la Convención sobre la Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid (artículo 2(c)). La aplicabilidad de ambas convenciones a los palestinos fue ampliamente abordada ya en la década de 1980 por los comités de tratados de derechos humanos de la ONU (comenzando por el CERD), y más recientemente por el informe de la CESPAO y por los informes de ONG locales e internacionales como los de Amnistía Internacional, Human Rights Watch y B’tselem.
El Estatuto de Roma de 1998, fundamento jurídico de la Corte Penal Internacional, considera criminales de guerra a quienes ayuden y sean cómplices de crímenes de guerra. Silenciar los crímenes de guerra se aplica a aquellos. Silenciar la historia y la geografía palestinas es, por tanto, un crimen de guerra.
También escribimos al jefe interino de Educación de la UNRWA, Moritz Bilagher, y a otros funcionarios. Nos sugirieron que el mapa de Palestina que queremos distribuir debería titularse “Palestina histórica”. Un acto de confusión. Etiquetar el mapa como “Palestina histórica” confunde la distinción entre Palestina como lugar geográfico y Palestina como Estado.
Palestina es el hogar de los palestinos, tal y como se conoce desde hace al menos 2.000 años. Su pueblo es conocido como palestino en todo el mundo, incluso en los registros de la UNRWA.
Palestina como Estado es una cuestión política; no está dentro de los términos de la UNRWA poder decidir nada. Ni Palestina ni Israel, como Estados, tienen fronteras generalmente reconocidas ni el reconocimiento universal de todos los Estados miembros de la ONU.
Los comités populares de los campamentos de refugiados han protestado por esta acción en formas que sin duda crecerán con el tiempo. Un grupo de abogados internacionales está redactando un documento de posición sobre el tema que puede llevar a presentar una petición en el Consejo de Derechos Humanos.
Animamos a todos los interesados a protestar contra el chantaje de Estados Unidos y su aceptación por parte de la UNRWA.
Pueden enviar su protesta a:
- Comisionado General de la UNRWA Philippe Lazzarine, Lazzarini@unrwa.org
- Director interino del Departamento de Educación de la UNRWA, Moritz Bilagher, M.bilagher@unrwa.org
- Jefe de Relaciones Exteriores de la UNRWA, Tamara Alrifai, T.alrifai@unrwa.org