La nueva estrategia de anexión de Israel en Palestina

Ramzy Baroud, Politics for the People, 1 junio 2022

Traducido del inglés por Sinfo Fernández


Ramzy Baroud es periodista y director de The Palestine Chronicle. Es autor de varios libros, el más reciente de los cuales, coeditado con Ilan Pappé es: “Our Vision for Liberation: Engaged Palestinian Leaders and Intellectuals Speak out». El Dr. Baroud es investigador senior no residente en el Center for Islam and Global Affairs (CIGA) de la Universidad Zaim de Estambul (IZU). @RamzyBaroud

El Tribunal Supremo de Israel ha decidido que la región palestina de Masafer Yatta, situada en las colinas del sur de Hebrón, sea totalmente expropiada por el ejército israelí y que una población de más de 1.000 palestinos sea expulsada.

La decisión del tribunal israelí, del 4 de mayo, no resulta sorprendente. La ocupación militar de Israel no solo consiste en soldados con armas, sino en elaboradas estructuras políticas, militares, económicas y legales, dedicadas a la expansión de los ilegales asentamientos judíos y a la lenta -y a veces no tan lenta- expulsión de los palestinos.

Cuando los palestinos afirman que la Nakba, o Catástrofe -que condujo a la limpieza étnica de Palestina en 1948 y al establecimiento del Estado de Israel sobre sus ruinas-, es un proyecto continuo e inacabado, quieren decir exactamente eso. La limpieza étnica de los palestinos de Jerusalén Este y el interminable tormento de los beduinos palestinos en el Naqab y, ahora, en Masafer Yatta, son pruebas de esta realidad.

Manifestantes palestinos gritan frente a las fuerzas israelíes durante una protesta contra los asentamientos israelíes en Masafer Yatta, en la Cisjordania ocupada, el 2 de octubre de 2021.(Foto de archivo: Mussa Qawasma/Reuters)

Sin embargo, Masafer Yatta es especialmente singular. Por ejemplo, en el caso de la Jerusalén Oriental ocupada, Israel ha hecho una afirmación falaz y ahistórica de que Jerusalén es la capital eterna e indivisa del pueblo judío. Combinó su infundada narrativa con acciones militares sobre el terreno, seguidas de un proceso sistemático cuyo objetivo era aumentar la población judía y expulsar a los habitantes nativos originales de la ciudad. Las nociones de «Gran Jerusalén» y las estructuras jurídicas y políticas, como la del Plan Maestro de Jerusalén 2000, han contribuido a convertir la antaño mayoría palestina de Jerusalén en una minoría cada vez más reducida.

Con el Naqab, similares objetivos de Israel se pusieron en marcha ya en 1948, y de nuevo en 1951. Este proceso de limpieza étnica de los nativos sigue vigente hasta hoy.

Aunque Masafer Yatta forma parte de los mismos designios coloniales, su singularidad se debe a que está situada en la zona C de la Cisjordania ocupada.

En julio de 2020, Israel decidió supuestamente aplazar sus planes de anexión de casi el 40% de Cisjordania, quizá por temor a una rebelión palestina y a una condena internacional no deseada. Sin embargo, el plan continuó en la práctica.

Además, una anexión completa de las regiones de Cisjordania significaría que Israel se haría responsable del bienestar de comunidades palestinas enteras. Como Estado colonial de colonos, Israel quiere la tierra, pero no la gente. En el cálculo de Tel Aviv, la anexión, sin la expulsión de la población, podría conducir a una pesadilla demográfica; de ahí la necesidad de Israel de reinventar su plan de anexión.

Aunque Israel ha retrasado supuestamente la anexión de iure, ha continuado con una forma de anexión de facto, que ha generado poca atención mediática internacional.

La decisión del Tribunal israelí respecto a Masafer Yatta, que ya se está llevando a cabo con la expulsión de la familia Najjar el 11 de mayo, es un paso importante hacia la anexión de la zona C. Si Israel puede desalojar sin obstáculos a los residentes de doce pueblos, con una población de más de 1.000 palestinos, se prevén más expulsiones de este tipo, no solo al sur de Hebrón, sino en todos los territorios palestinos ocupados.

Los habitantes palestinos de Masafer Yatta y su representación legal saben muy bien que no se puede obtener ninguna «justicia» real del sistema judicial israelí. De todos modos, siguen librando la guerra legal con la esperanza de que una combinación de factores, entre ellos la solidaridad en Palestina y la presión del exterior, pueda lograr finalmente obligar a Israel a retrasar su plan de destrucción y judaización de toda la región.

Sin embargo, parece que los esfuerzos palestinos, que llevan en marcha desde 1997, están fracasando. La decisión del Tribunal Supremo israelí se basa en la noción errónea y totalmente extraña de que los palestinos de esa zona no podían demostrar que pertenecían a ella antes de 1980, cuando el gobierno israelí decidió convertirla en la «Zona de Fuego 918».

Lamentablemente, la defensa palestina se basaba en parte en documentos de la época jordana y en registros oficiales de las Naciones Unidas que informaban de los ataques israelíes a varios pueblos de Masafer Yatta en 1966. El gobierno jordano, que administró Cisjordania hasta 1967, indemnizó a algunos de los residentes por la pérdida de sus «casas de piedra» -no tiendas-, animales y otras propiedades que fueron destruidas por el ejército israelí. Los palestinos intentaron utilizar estas pruebas para demostrar que han existido, no como pueblos nómadas, sino como comunidades arraigadas. Esto no convenció al tribunal israelí, que favoreció el argumento del ejército por encima de los derechos de la población nativa.

Las zonas de tiro israelíes ocupan casi el 18% de la superficie total de Cisjordania. Es una de las diversas estratagemas utilizadas por el gobierno israelí para presentar una reclamación legal sobre las tierras palestinas y para, años después, reclamar también la propiedad legal. Muchas de estas zonas de tiro existen en el Área C, y se utilizan como uno de los métodos israelíes destinados a apropiarse oficialmente de las tierras palestinas con el apoyo de los tribunales israelíes.

Ahora que el ejército israelí ha conseguido adquirir Masafer Yatta -una región que abarca entre 32 y 56 kilómetros cuadrados- basándose en excusas completamente endebles, será mucho más fácil garantizar la limpieza étnica de muchas comunidades similares en diversas partes de la Palestina ocupada.

Comunidades palestinas de Masafer Yatta, en Cisjordania ocupada.  (France 24)

Aunque los debates y la cobertura mediática del plan de anexión de Israel en Cisjordania y el Valle del Jordán se han calmado en gran medida, Israel se está preparando ahora para un plan de anexión gradual. En lugar de anexionar el 40% de Cisjordania de una sola vez, Israel se está anexionando por separado pequeñas extensiones de tierra y regiones, como Masafer Yatta. Con el tiempo, Tel Aviv conectará todas estas zonas anexionadas a través de carreteras de circunvalación solo para judíos con las infraestructuras de los asentamientos judíos más grandes en Cisjordania.

Esta estrategia alternativa no solo permite a Israel evitar las críticas internacionales, sino que también le permitirá anexionar finalmente tierras palestinas mientras expulsa progresivamente a los palestinos, lo que ayuda a Tel Aviv a prevenir los desequilibrios demográficos antes de que se produzcan.

Lo que está ocurriendo en Masafer Yatta no solo es el mayor plan de limpieza étnica llevado a cabo por Israel desde 1967, sino que la medida debe considerarse un primer paso en un plan mucho más amplio de apropiación ilegal de tierras, limpieza étnica y anexión masiva oficial.

Israel no debe tener éxito en Masafer Yatta, porque si lo hace, su plan original de anexión masiva se hará realidad en poco tiempo.

Foto de portada: Fuerzas israelíes demuelen estructuras palestinas en Masafer Yatta (Foto: via Active Stills)

Voces del Mundo

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