The New Arab, 18 julio 2022
Traducido del inglés por Sinfo Fernández
Ninguno de los esfuerzos de la oposición siria en los últimos once años ha logrado un avance en lo que respecta a uno de los problemas más acuciantes del conflicto sirio: los encarcelados o desaparecidos forzosos por el régimen de Assad.
Las delegaciones de la oposición siria han planteado la cuestión de los prisioneros en todos los debates y conversaciones a los que han asistido: en Ginebra, en las negociaciones dirigidas por la ONU y en las conversaciones de Astana, gobernadas por el «trío garante» formado por Turquía, Rusia e Irán.
Sin embargo, a pesar de que este último país dejó claro que una de sus prioridades sería tratar la cuestión de los detenidos, todo lo que se ha conseguido son limitados y esporádicos intercambios de prisioneros entre el régimen y diversas facciones de la oposición.
Desde los primeros días de la revolución siria, en marzo de 2011, el régimen aplicó una política de brutalidad total contra los manifestantes. Decenas de personas fueron asesinadas en las calles y plazas de Siria, y miles fueron detenidas por los distintos servicios de seguridad del régimen.
Durante la década siguiente, el régimen encarceló a decenas de miles de sirios, entre ellos mujeres, niños y ancianos. Nadie quedó exento de las detenciones y las desapariciones forzadas.
Pocos días antes de que se cumplieran once años del inicio de la revolución siria, activistas y defensores de los derechos humanos sirios recordaron a la doctora Rania al-Abbasi, detenida por el régimen junto a sus seis hijos (cinco hijas y un hijo) dos días después de la detención de su padre en marzo de 2013.
La suerte de la familia sigue siendo desconocida a día de hoy. El mayor de los niños tenía 14 años en ese momento, y el más pequeño era un bebé, todavía en período de lactancia.
Su caso es solo uno de los innumerables que afectan a los sirios detenidos por las ramas de seguridad e inteligencia del régimen. Se cree que muchas de las víctimas de estas detenciones murieron posteriormente a causa de la tortura a manos de los servicios de seguridad mientras el régimen se esforzaba en liquidar la revolución siria.
A principios de 2014 se filtraron 55.000 fotos que documentaban el asesinato de 11.000 presos en las cárceles del régimen. Sus cadáveres mostraban signos de tortura por diversos medios: electricidad, golpes excesivos, huesos rotos y estrangulamiento, así como diferentes enfermedades, entre ellas sarna y gangrena.
Entre los muertos había niños de entre 12 y 14 años, mujeres y ancianos.

La inacción de la comunidad internacional
Se esperaba que esas impactantes fotografías impulsaran a la comunidad internacional a actuar, o al menos a presionar al régimen sirio por las decenas de miles de detenidos en sus cárceles.
Sin embargo, se ha contentado con una «condena mediática», lo que ha permitido al régimen seguir adelante con su despiadada campaña contra el pueblo sirio.
Las redes y organizaciones de derechos humanos no han podido obtener cifras precisas de las personas detenidas, desaparecidas por la fuerza o asesinadas bajo tortura.
A medida que las cifras han ido aumentando a lo largo de once años, ha sido difícil documentar todos los casos, sobre todo cuando muchas familias se niegan a verificar los nombres de sus parientes detenidos para evitar posibles represalias de los organismos del régimen contra ellos o contra los presos de las cárceles.
La Red Siria de Derechos Humanos (SNHR, por sus siglas en inglés) anunció que el número de desapariciones forzadas entre marzo de 2011 y agosto de 2021 a «manos de las partes del conflicto y de las fuerzas que controlan Siria» ascendió a 102.287.
La SNHR cifró en 151.462 el número de detenciones arbitrarias entre marzo de 2011 y marzo de 2020. La red afirmó que el número de torturados hasta la muerte entre marzo de 2011 y marzo de 2020 alcanzó los 14.664, entre ellos 181 niños y 93 mujeres.
El tema más doloroso
El presidente de la Red, Fadel Abdul Ghany, declaró a Al-Araby Al-Yadid, la publicación hermana en árabe de The New Arab, que el tema de los prisioneros y los desaparecidos en Siria es uno de los asuntos más dolorosos para los sirios, y lo describió como una catástrofe que se ha abatido sobre el pueblo.
Añadió que el destino del 85% de los detenidos y desaparecidos sigue siendo desconocido, y que sus familias se hallan en un estado de ansiedad y miedo desde hace muchos años.
Abdel Ghany explicó que el número de presos es «muy elevado en relación con la población de Siria», y añadió que este país es el peor del mundo en este aspecto y que, por desgracia, no se ha avanzado nada en absoluto en esta cuestión.
El régimen sigue sin rendir cuentas por sus crímenes contra millones de sirios, y apenas se presiona a Assad o a sus aliados para que liberen a los detenidos.

«Es necesario que se permita al Comité Internacional de la Cruz Roja, como parte neutral, entrar en los centros de detención», dijo.
Es un deber de la comunidad internacional presionar al régimen sirio de manera que se ponga fin a esta catástrofe y a este crimen contra la humanidad, añadió.
A mediados de 2016, Amnistía Internacional publicó un informe en el que se documentaba el asesinato de 17.723 detenidos durante su reclusión en las cárceles del régimen sirio entre marzo de 2011 y diciembre de 2015, lo que supone una media de 300 presos muertos cada mes.
A principios de 2017, la organización informó de que el régimen había llevado a cabo ejecuciones masivas en la horca: esto había ocurrido con 13.000 prisioneros entre 2011 y 2015, la mayoría de los cuales eran disidentes civiles.
Ahmad Korabi, investigador del Centro de Diálogo Sirio, explicó que «la cuestión de los derechos preocupa al régimen más que cualquier otra cuestión, y uno de los aspectos es el de los presos y los desaparecidos forzosos».
Negación y dilaciones
Korabi afirma que el régimen «ha tratado la cuestión de dos maneras: la primera es tratando de llegar a acuerdos que hagan aparecer a la oposición siria como similar al régimen en esta cuestión».
Explicó que todas las discusiones sobre el intercambio de prisioneros entre el régimen y los grupos de la oposición se llevan a cabo de manera que las violaciones parezcan iguales. Además, el régimen siempre desea que el número que libera sea igual al que liberan las facciones, para dar la impresión de que no encarcelan a un número mayor.
El segundo método, dice Korabi, es la negación total por parte del régimen de la existencia de presos en sus cárceles. De hecho, dice, ha ido incluso más allá al enmarcar las detenciones como parte de una campaña de «lucha contra el terrorismo». Señaló que el régimen ha vinculado todo lo que le amenaza a la cuestión del terrorismo desde el comienzo de la revolución.
«El régimen se niega a tomar cualquier medida para tratar la cuestión de los presos, los detenidos y los desaparecidos porque teme tener que rendir cuentas y la acción legal internacional […]. El régimen ha perpetrado amplias violaciones de los derechos humanos y ha cometido crímenes de guerra en dos cuestiones clave, que son los prisioneros y los desaparecidos forzosos y el bombardeo aleatorio de civiles con todo tipo de armas».
Korabi cree que «un gran número de prisioneros fueron asesinados bajo tortura, o mediante ejecuciones a gran escala, y las fotografías filtradas lo confirman». En su opinión, el régimen es consciente de que tomar medidas reales para abordar esta cuestión torpedeará su legitimidad.
Sin embargo, la cuestión de los encarcelados o desaparecidos por el régimen de Assad sigue siendo uno de los elementos más impactantes del conflicto.
Por lo tanto, es esencial que la oposición siria lo plantee en todas las ocasiones posibles para evitar que el régimen vuelva a tener cualquier posición de legitimidad a los ojos de la región y de la comunidad internacional.
(Este artículo está tomado de nuestra publicación hermana en árabe Al-Araby Al Yadid y refleja las directrices editoriales y las políticas de información originales de la fuente. Traducido del árabe al inglés por Rose Chacko.)
Foto de portada: A la espera de los presos liberados en la capital siria (AFP)