Los estadounidenses rara vez ven la verdadera cara de los bombardeos israelíes sobre Gaza

Elise Swain y Alice Speri, The Intercept, 10 agosto 2022

Traducido del inglés por Sinfo Fernández


Elise Swain es editora de fotografía de The Intercept. Con anterioridad fue productora asociada del podcast Intercepted, a la vez que simultaneaba ese trabajo con la escritura, la fotografía, el vídeo, la ilustración y el audio. Antes de incorporarse a The Intercept, trabajó como artista independiente y es licenciada en fotografía y vídeo por la School of Visual Arts. Vive en Brooklyn, Nueva York.

Alice Speri escribe sobre temas relacionados con la justicia, inmigración y derechos civiles. Ha informado desde Palestina, Haití, El Salvador, Colombia y Estados Unidos. Es originaria de Italia y vive en el Bronx.

Este artículo incluye imágenes gráficas de la muerte causada por la brutalidad israelí.

Cuando un alto el fuego puso fin el domingo por la noche a una ofensiva israelí de tres días en la franja de Gaza, más de 350 palestinos habían resultado heridos y 46 muertos, entre ellos 16 niños, según funcionarios palestinos. La cobertura de los medios de comunicación en Estados Unidos estuvo protagonizada principalmente por fotografías de cielos llenos de humo o de gazatíes caminando entre montones de escombros. Aunque las fotos eran precisas y recientes, optar por seleccionar estas imágenes, en lugar de las gráficas, retrataba efectivamente una realidad para el público estadounidense muy alejada de lo que realmente se había desarrollado sobre el terreno.

Contemplar la totalidad de las imágenes que se realizan durante un acontecimiento noticioso es una experiencia que la mayoría de los estadounidenses, con la excepción de los editores de fotografía en las salas de redacción, rara vez experimentan. A medida que el número de muertos palestinos aumentaba durante el fin de semana, las imágenes de los fotoperiodistas con base en Gaza se acumulaban en bases de datos masivas como Getty Images y AP Images. Una búsqueda rápida de «Gaza» en Getty Images, por ejemplo, devuelve cientos de fotografías recientes, una cuadrícula casi interminable de la brutalidad de la última semana.

En muchas imágenes, los niños muertos por las bombas israelíes ocupan un lugar destacado. Estas imágenes muestran funerales, los rostros de los fallecidos descubiertos, sus cuerpos sostenidos en alto y marchando por las calles. En algunas fotografías se ve a los dolientes tomando sus propias imágenes de los cuerpos con sus teléfonos móviles, en prueba de los horrores acaecidos.

Un grupo de deudos llevan el cuerpo del palestino Khalil Abu Hamadeh en su ceremonia fúnebre en el campamento de Yabalia, en el norte de la Franja de Gaza, el 7 de agosto de 2022. (Foto: Mahmoud Issa/SOPA Images/LightRocket vía Getty Images)

Estas imágenes gráficas están dispuestas, en bases de datos fotográficas, junto a las imágenes no gráficas que casi siempre son seleccionadas para su publicación por las organizaciones de noticias de Estados Unidos: Cohetes que vuelan por el cielo de noche, momentos de tranquilidad de niños que observan los daños causados en sus hogares y humo negro que se eleva en el horizonte.

El humo se eleva sobre el lugar de un ataque aéreo israelí en la ciudad de Gaza el 7 de agosto de 2022. (Foto: Majdi Fathi/NurPhoto vía Getty Images)

En Gaza, los fotoperiodistas fotografían habitualmente dentro de los hospitales y las morgues. Este acceso a los centros de atención urgente, poco frecuente en Estados Unidos, ofrece a los periodistas la oportunidad de documentar directamente a los heridos y a los muertos. En Getty Images, las imágenes de los cuerpos de los niños, envueltos en telas blancas, apilados en la morgue son abundantes y no están censurados. Aunque son impactantes y profundamente perturbadoras, muestran muy claramente lo que producen los bombardeos en zonas residenciales densas.

«Todavía puedo ver a las personas afligidas llorando tras la destrucción de sus hogares», dijo el fotoperiodista palestino Hosam Salem a The Intercept. «No puedo soportarlo más. Incluso después de que estos tres días de ataques israelíes hayan terminado, me siento más agotado que antes. En Gaza no hay historias que puedan darnos vida; todo lo que podemos decir es cómo la muerte se ha llevado nuestras vidas y las de los que nos rodean”.

Un niño palestino llora junto a los cuerpos de cuatro primos palestinos muertos por un ataque aéreo israelí en la Franja de Gaza, el 8 de agosto de 2022. (Foto: Sameh Rahmi/NurPhoto vía Getty Images)

Sin embargo, estas imágenes no son el rasgo definitorio del desigual conflicto en el que no murió ningún israelí. Por el contrario, rara vez se publican.

«En general, la mayor parte de la cobertura de los medios de comunicación internacionales y estadounidenses es débil y a menudo no muestra las escenas en las que murieron mujeres y niños inocentes», dijo a The Intercept Soliman Hijjy, un periodista infográfico palestino que trabaja en Gaza.

En el caso de uno de los 16 niños asesinados, Alaa Qaddoum, una niña de 5 años de edad, un informe, en el New York Times, incluyó una fotografía hecha después de su muerte. Esta fue la excepción, aunque la foto no ocupó un lugar destacado; se colocó cerca del final del artículo. Otros medios, desde el Washington Post hasta NBC News, no publicaron la imagen, aunque mencionaron el asesinato de la niña. Lo que nos queda es, en esencia, una comprensión aséptica y evasiva de los acontecimientos mundiales, ya que las redacciones optan uniformemente por imágenes que no incluyen ningún contenido gráfico. Las plataformas de las redes sociales, como Twitter y Facebook, han reforzado este cambio en la publicación de representaciones de la violencia mediante la aplicación de políticas de «medios sensibles» que disuaden a las redacciones de mostrar de forma destacada imágenes de atrocidades, para no perder visitas.

El cuerpo de Alaa Qaddoum, de 5 años, tras morir en un ataque aéreo israelí el 5 de agosto de 2022, en la ciudad de Gaza. (Foto: Hosam Salem)

Mala praxis periodística

No hay consenso sobre cómo tratar las imágenes de violencia intensa. Las redacciones individuales toman decisiones caso por caso, a menudo después de clasificar los montones de imágenes archivadas en las principales plataformas de distribución, donde ninguna de las imágenes está borrosa o censurada. En Getty Images, solo dentro de la información del pie de foto hay a veces una «nota del editor» que advierte al espectador de lo que está viendo: «La imagen representa la muerte». La mayoría de los medios de comunicación, incluido éste, emiten una nota del editor o una advertencia de contenido antes de sorprender a los espectadores con representaciones de violencia gráfica.

No son solo los cuerpos palestinos los que se borran de los relatos de los medios de comunicación sobre las masacres; los tiroteos en las escuelas de Estados Unidos se han definido visualmente por medio de monumentos conmemorativos improvisados y vigilias a la luz de las velas en lugar de imágenes gráficas, y lo mismo ocurre con el derramamiento de sangre que se produce en el extranjero. Pero hay excepciones. Cuando Rusia atacó Ucrania a principios de este año, la documentación visual de las atrocidades rusas comenzó a dominar el ciclo de noticias. Los crímenes cometidos por Rusia fueron tan espeluznantes que, en una acción poco habitual, el New York Times publicó en su portada una imagen especialmente gráfica de la fotoperiodista Lynsey Addario. Addario calificó al periódico de «valiente» por publicar sus pruebas de los crímenes de guerra.

Los críticos han observado un marcado contraste en el interés mundial por el sufrimiento del pueblo ucraniano en comparación con el sufrimiento de otros, así como la forma en que la invasión rusa se cubrió, de hecho, como un acto de agresión no provocado, en lugar de un «conflicto» más genérico, el tipo de encuadre utilizado no solo para los ataques israelíes en Palestina, sino también en otras zonas de guerra. Esta semana, por ejemplo, había más imágenes «gráficas» en el Washington Post que describían una masacre que tuvo lugar a principios de este año en Bucha, Ucrania, que las que se publicaron de los muertos en Gaza durante el fin de semana.

Cohetes disparados desde la ciudad de Gaza hacia Israel, en respuesta a los ataques aéreos israelíes sobre la Franja de Gaza se ven el 7 de agosto de 2022. (Foto: Yousef Masoud/SOPA Images/LightRocket vía Getty Images)

Suavizando los crímenes israelíes

El problema de la representación de la vida y la muerte de los palestinos va mucho más allá de las imágenes seleccionadas para contar la historia. Los palestinos -y muchos observadores extranjeros- llevan mucho tiempo condenando a los medios de comunicación internacionales por sanear los crímenes israelíes y por hacer caso a la narrativa de Israel. En una carta firmada por más de 500 periodistas tras otra campaña de bombardeos israelíes sobre Gaza el año pasado, los autores (entre los que se encontraban varios reporteros de Intercept) sostenían que la cobertura de Israel y Palestina equivale regularmente a una «mala práctica periodística».

«La asimetría en el contexto no solo se extiende al lenguaje que utilizamos; las historias tienden a amplificar desproporcionadamente las narrativas israelíes mientras que suprimen las palestinas», escribió el grupo. «Ofuscar la opresión de los palestinos por parte de Israel incumple las propias normas de objetividad de esta industria».

Ahmed Abu Artemah -un escritor y activista de derechos humanos palestino que en 2018 fue uno de los organizadores de la «Gran Marcha del Retorno», un movimiento de protesta pacífica junto a la valla que separa a Israel de Gaza- dijo a The Intercept que Israel actuaba asumiendo que tendría un aliado en la mayoría de los medios de comunicación internacionales.

«Esto se llama complicidad», dijo Abu Artemah. «No queremos nada más que la gente conozca los hechos. No tenemos una narrativa complicada. Nuestra exigencia es solo que la gente vea los hechos, vea la realidad, vea las imágenes de lo que está ocurriendo”.

Un hombre besa la cara de un niño muerto por los ataques aéreos israelíes, durante un funeral multitudinario en Burij el 8 de agosto de 2022, en la ciudad de Gaza. (Foto: Mohammed Dahman/Getty Images)

En todas las redacciones, las opciones seguras de mostrar una violencia abstracta (momentos de calma con humo y escombros) en lugar de la violencia manifiesta (muertes, heridos o luto) están en consonancia con el marco de la propia cobertura, que en el caso de Gaza suele restar importancia al impacto de los civiles en favor de una narrativa sobre la militancia palestina, incluso cuando el mismo tipo de militancia se representa como resistencia en Ucrania.

Mohammed Mhawesh, periodista e investigador palestino independiente afincado en Gaza, argumentó en una entrevista con The Intercept que la cobertura del último asalto a Gaza, que los funcionarios israelíes admitieron que fue «preventivo», se centró casi exclusivamente en la justificación ostensible de Israel para el ataque en lugar de su impacto. Y aunque la mayoría de las víctimas no estaban involucradas en actos de resistencia, el retrato de la resistencia palestina, añadió, contrasta fuertemente con el del pueblo ucraniano.

«Durante los últimos meses, los periódicos, los sitios web y las redes sociales se han llenado de historias de resistencia y heroísmo ucranianos, historias sobre soldados que volaban puentes para retrasar la aproximación de los tanques rusos y se sacrificaban en el proceso. Hemos visto a civiles atacando vehículos armados con lo que tienen, y a gente común recibiendo entrenamiento en armas y cavando trincheras», dijo Mhawesh. «Y, sin embargo, si cualquiera de estas historias tuviera lugar en Palestina en lugar de en Ucrania, por supuesto no se percibirían como actos de heroísmo y resistencia. Solo serían clasificados y condenados como terrorismo».

Mhawesh subrayó que la comparación no pretendía disminuir la resistencia del pueblo ucraniano, sino «defender el derecho a resistir la ocupación y la invasión militar de cualquier tierra ante cualquier nación».

Foto de portada: Funeral en ciudad de Gaza de uno de los niños asesinados por Israel, 8 de julio de 2022 (Foto: Hosam Salem)

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