Fuga frustrada: UC Global, la CIA y Julian Assange

Binoy Kampmark, CounterPunch.org, 3 mayo 2023

Traducido del inglés por Sinfo Fernández


Binoy Kampmark fue becario de la Commonwealth en el Selwyn College de Cambridge. Imparte clases en la Universidad RMIT de Melbourne. Correo electrónico: bkampmark@gmail.com

Se describa como se describa, el trato indigno que recibe Julian Assange no deja de causarnos sobresalto.  Mientras sigue sufriendo en la prisión de Belmarsh a la espera de los tormentos de un interminable proceso judicial, sale a la luz más material que demuestra la forma en que fue espiado durante su estancia en la embajada ecuatoriana en Londres.  Últimamente, el diario español El País ha mantenido su ejemplar cobertura sobre el tema, en particular acerca de la conducta de la empresa de seguridad con sede en España, UC Global SL.

Las últimas informaciones sobre la supuesta mala conducta de esta empresa apuntan un giro.  La suerte quiso que UC Global recibiera el encargo de Rommy Vallejo, jefe de la desaparecida Secretaría Nacional de Inteligencia (Senain) de Ecuador, de dar un retoque tecnológico y de seguridad a las instalaciones de la embajada en Londres.

Es posible que Vallejo solicitara sus servicios, pero parecía ignorar por completo que había concedido al zorro el acceso al gallinero.  Este acceso implicaba la instalación de micrófonos ocultos por toda la embajada por parte de UC Global bajo la dirección de su propietario, David Morales.  Morales, al parecer, estaba poniendo al día, en todo momento, a la Agencia Central de Inteligencia de EE. UU. con información sobre las reuniones de Assange con su equipo legal.

Gran parte de esto se reveló en el juicio contra Assange celebrado en el Tribunal Penal Central en 2020, aunque la jueza Vanessa Baraitser parecía mostrarse extrañamente indiferente a las revelaciones, al igual que por las conversaciones entre los operativos de inteligencia de EE. UU. para diseñar un secuestro o asesinato del fundador de WikiLeaks.

El vínculo entre UC Global y la CIA fue fruto del trabajo entre Morales y uno de sus clientes más notables, la empresa de casinos Las Vegas Sands.  Morales se encargaba de proporcionar seguridad personal al propietario de la empresa, el fallecido magnate multimillonario y donante republicano Sheldon Adelson.  En el carrusel de este campo, uno de los que formaba parte del equipo de seguridad personal de Adelson era un antiguo agente de la CIA.

El 20 de diciembre de 2017, Michelle Wallemacq, jefa de operaciones de UC Global, escribió una nota a dos técnicos encargados de vigilar la seguridad en la embajada.  «Estad atentos mañana para ver qué podéis conseguir… y haced que funcione».  La petición estaba relacionada con una reunión programada entre Assange y Vallejo.  El tema de la conversación: sacar al editor australiano de la embajada, concederle la ciudadanía ecuatoriana y proporcionarle un pasaporte diplomático.  Esto tenía algo de heroico, incluso de quijotesco: la concesión de un pasaporte diplomático no habría pasado necesariamente la prueba; y las posibilidades de que Assange fuera arrestado difícilmente podían descartarse.

Once meses antes de que Morales transmitiera el chivatazo que echó por tierra los planes de fuga de Assange, Morales ya perseguía a su personal desde una de las propiedades de Adelson, The Venetian Resort en Las Vegas.  Un técnico recibió lo siguiente: «¿Tiene informes sobre el estado de los sistemas informáticos de la embajada, y las redes?  Necesito un inventario de sistemas y equipos, los teléfonos del huésped [Assange] y el número de redes».  También advirtió a sus técnicos que tuvieran cuidado «de que podemos estar controlados, así que todo lo confidencial debe estar encriptado… Todo está relacionado con el tema del Reino Unido… La gente que tiene el control son nuestros amigos en Estados Unidos.»

El 12 de junio de 2017, Morales, de camino a Washington, solicitó a su contacto la activación de un servidor File Transfer Protocol y un portal web desde su sede española.  El portal en cuestión: la embajada ecuatoriana en Londres.  Se empezó a recopilar material sobre los invitados de Assange, eclécticos y de todo tipo: periodistas, médicos, abogados, diplomáticos.   También se recogieron datos de teléfonos móviles.  Tras su estancia en Washington, Morales se pasó por Las Vegas Sands, donde se reunió con sus ansiosos «amigos estadounidenses» para revelarles la información recopilada hasta el momento sobre Assange.

Durante este tiempo, queda claro, en palabras del propio Morales, que «se había pasado al lado oscuro» y que «estaban trabajando en la Liga de Campeones».  Los correos electrónicos enviados el 8 de septiembre hablan de ofrecer «nuestra capacidad de recopilación y análisis de información al cliente estadounidense».  Las conversaciones con un técnico de UC Global se centran en la recopilación de información de los micrófonos de la embajada.  «El invitado [Assange] tiene tres habitaciones y utiliza dos con bastante frecuencia… Tendríamos todo el audio de allí excepto en una habitación».

El 21 de septiembre, Morales tenía claro que se habían metido lo suficiente en el asunto de espiar a Assange como para desconfiar de cualquier posible vigilancia de la SENAIN.  «Me gustaría que mi paradero se mantuviera confidencial, especialmente mis viajes a EE. UU.».  Se distribuyen instrucciones para recopilar datos sobre la red Wi-Fi de la embajada, fotos del interior y el mobiliario de la embajada, y cualquier dato sobre los principales visitantes de Assange, especialmente cualquier miembro de su equipo legal.

La grabación de una reunión fue decisiva para echar por tierra los planes de sacar a Assange de la embajada.  Estaban presentes Assange, su abogada, ahora esposa Stella Morris, el cónsul ecuatoriano Fidel Narváez y Vallejo.  La fecha de la huida estaba prevista para el 25 de diciembre, con el plan de que Assange saliera en uno de los coches del embajador que se dirigiría a través del Eurotúnel a Suiza o a algún destino designado en el continente.  «Es muy tarde», escribió uno de los técnicos unas horas después de la conclusión de la reunión a Morales.  «Como es muy grande, he puesto el archivo en una carpeta compartida de Dropbox.  Alguien con experiencia en audio puede hacerlo más inteligible». Mientras que a Vallejo se le oía con bastante claridad, las voces de Assange y Morris estaban «muy apagadas».

En cuestión de horas, Morales había transmitido el material a esos «amigos estadounidenses» suyos, engrasando las ruedas para los procedimientos que culminarían con la expulsión de Assange en 2019 y la acusación que enumera 18 cargos, 17 de los cuales se extraen de la Ley de Espionaje de 1917.  El plan de abandonar la embajada nunca llegó a ejecutarse.

Hay dos hechos significativos que también ocurrieron antes de la visita de Vallejo a Assange.  El primero tuvo que ver con un asesor del ministro de Asuntos Exteriores ecuatoriano que, al parecer, tenía información sobre el plan de fuga de Assange.  Fue asaltado por varios encapuchados en el aeropuerto de Quito a su regreso de Estados Unidos.

El 17 de diciembre de 2017 llegó el momento de que los asaltantes encapuchados dirigieran su atención al despacho madrileño de abogados de Baltasar Garzón y Aitor Martínez. Su objetivo: un servidor informático.  El momento era siniestro; ambos abogados acababan de regresar de reunirse con Assange en la embajada de Londres.  La policía española no pudo localizar a los intrusos, a pesar de que dejaron huellas.

En retrospectiva, parece sorprendente que Vallejo y SENAIN permanecieran ignorantes de las manzanas podridas de UC Global.  En la actualidad, Morales se enfrenta a una denuncia formal presentada por Assange en la Audiencia Nacional española.  También se enfrenta a una investigación por supuesta violación de la intimidad, violación de la confidencialidad entre abogado y cliente, apropiación indebida, cohecho y blanqueo de capitales.  El magistrado que preside el caso, Santiago Pedraz, ha solicitado al Comité Permanente Selecto de Inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos que presione a la CIA para que facilite información sobre el espionaje a la embajada.

Aún mejor será el abandono de todo el procedimiento, la revocación de la orden de extradición dictada en junio de 2022 por la entonces ministra del Interior, Priti Patel, y la constatación por parte de las autoridades británicas de que el caso contra Assange es monstruosamente político, comprometido desde el principio y vaciado de principios jurídicos.

Ilustración de portada: Jeanne Menjoulet – CC BY 2.0

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